1 julio, 2011

Inhotim

Por Laura Feinsilber

A mediados de los 80, el empresario brasileño Bernardo Paz tenía una casa de campo en Inhotim a 60 km al sur de Belo Horizonte (Mina Gerais) en la que atesoraba una importante colección de arte moderno de su país.

Sus encuentros con el famoso arquitecto y artista paisajista Roberto Burle- Marx (1909/1994) lo incentivaron a ampliar los jardines con raras especies botánicas.

Una década después y a través del conocimiento de artistas, entre ellos, Cildo Meireles, Tunga, Miguel Río Branco, cambió el concepto respecto de su colección enfocándola con obras de fines de los 60 hasta la actualidad.

Y tuvo un sueño: convertir las casi 100 hectáreas en lo que hoy es una conjunción de naturaleza, arquitectura y arte contemporáneo, única en el mundo.

Comenzó con tres edificios que albergaban obras de la colección , actualmente 17, además de las obras dispersas a lo largo, ancho y alto de estos maravillosos jardines y forestas tropicales con una variedad de 1400 clases de palmeras y otras especies botánicas, sitios estratégicos para admirar el paisaje, 130 variedades de pájaros y cinco lagos.

En este idílico sitio se encuentra la única colección de arte contemporáneo, ahora llamado Instituto Inhotim, en la que las obras de artistas brasileños de renombre se codean con aquellas de artistas internacionales. Casi todos realizaron sus trabajos in situ en estrecha colaboración con los arquitectos, teniendo en cuenta lo paisajístico. Como lo señala su Director Artístico, Jochen Volz, a quien conocimos en una disertación en Buenos Aires, la visita a Inhotim que exige un tiempo de viaje considerable y no menos de tres días en el lugar, “estimula tanto a los artistas como al público: son muchos los temas recurrentes: paisaje, camino, laberinto, ambiente, naturaleza, tiempo y lugar”.

Alejado de los centros establecidos abrió sus espacios al público en 2006 y está en permanente expansión. Propone “un espacio moebiano”, se puede andar libremente, ir y volver a los pabellones, provoca un intenso diálogo entre arte y naturaleza y en aquel que lo recorre, una emoción intransferible.

En esta sucinta reseña apenas podemos acercar al lector algunos espacios como “Triángulo diseccionado- curva interior” (2002) del artista conceptual norteamericano Dan Graham., una estructura de acero y vidrio que se relaciona con el paisaje y el lago y en la que el participante se ve a sí mismo contemplándose a sí mismo.

De Cildo Meirelles, artista clave, “Inmensa” es una sucesión de estructuras de hierro que se relacionan con un conjunto de palmeras gigantes, mimetizándose por el color. Hay una sala dedicada a su famosa “Desvío para el rojo”, todos los elementos cotidianos en ese color y otra contigua absolutamente a oscuras en cuyo fondo y desde una pileta en diagonal fluye un líquido rojo, situación en la que se pierde la noción de espacio y tiempo. “A Través” obra realizada entre 1983/89, produce en esta cronista cierto terror ante los obstáculos de hierro, plástico, papel, vidrio, rejas dispuestos de manera laberíntica y vidrios sobre los que hay que caminar lo que junto al sonido de las pisadas provoca una amenaza latente, también detenerse y pensar, propósito de la obra.

Rivane Neuenschwander, (Belo Horizonte, 1967) instaló en una casita rural de 1874 un techo transparente que revela formas a manera de nubes siempre cambiantes, un delicado trabajo que no explicamos para no quitarle su magia así como su concepto lúdico.

Si se quiere hacer “un viaje al centro de la tierra” hay que trepar hasta una colina donde está “Sonic Pavillion” del estadounidense Doug Aitken . Se encuentra en un edificio en el que los visitantes escuchan un sonido que proviene de 200 metros bajo tierra a través de micrófonos geológicos. La arquitectura se combina con una obra de arte invisible, siempre cambiante, al mismo tiempo que el espacio circular vidriado muestra el verdor de la foresta.

El interior del pabellón de concreto que se refleja en un espejo de agua, dedicado a la obra de la gran artista Adriana Varejao está constituido por paredes de pinturas que reproducen azulejos decorados con fragmentos de olas, y otras obras inquietantes, sangrientas, como casi toda su producción, escombros de paredes que muestran las entrañas de un cuerpo despedazado.

Otro espacio que conmueve es el de Miguel Rio Branco célebre por retratar la decadencia y la prostitución en el Pelourinho (Bahía) en los años 70. Un montaje espectacular, sombrío, para obras como “Hell´s diptych”, “Blue Tango” y “Barroco” que incitan a pensar sobre el tan discutido papel transformador del arte.

Obras de Tunga, artista fascinante, Doris Salcedo, Ernesto Neto, Matthew Barney, Steve Mc Queen, Zhang Huan, Olafur Eliasson, Amílcar de Castro, la francesa Dominique González –Foerster, Damasceno, el argentino Jorge Macchi, Helio Oiticica, Rirkrit Tiravanija, están entre una larga lista de importantes artistas contemporáneos que en este contexto adquieren otra dimensión y fuerte presencia.

Publicado en Ambito Financiero