1 mayo, 2011

Museo Thyssen- Bornemisza – “Jardines Impresionistas”

Por Laura Feinsilber

En el Museo Thyssen- Bornemisza y la Fundación Caja Madrid se exhiben 130 obras que bajo el título “Jardines Impresionistas” ofrecen un recorrido por el tema del jardín desde mediados del siglo XIX hasta comienzos del XX.

En colaboración con la Galería Nacional de Escocia, Edimburgo, sus curadores son Clare Willsdom, profesora de la Universidad de Glasgow, Michael Clarke, director de la ya mencionada Galería Nacional y Guillermo Solana, director artístico del Thyssen.

A mediados del XIX, la introducción y el cruce de cientos de plantas y flores exóticas procedentes de Asia, Africa y América, la apertura de los parques reales, estimularon la pasión de diseñar y cultivar jardines a la que no fueron ajenos los impresionistas Monet y Caillebote.

La exposición del Museo abre con una sección dedicada a los precursores, a la pintura de flores del romanticismo, por ejemplo, Delacroix, a lo que se agregan los floreros de Bazille o Renoir, es decir, de interior.

Pero los artistas de la Escuela de Barbizon salieron al aire libre y exploraron el jardín como paisaje: Millet, Corot, Daubigny son los precedentes de la pintura impresionista francesa.

Se tuvieron en cuenta tres opciones: la ciudad y el campo, el parque público y el jardín privado, lo decorativo y lo productivo.

El jardín se convierte en un punto de encuentro entre lo urbano y lo rural. Los de Barbizon habían representado jardines campestres, Manet y los impresionistas descubrieron en los parques públicos los atractivos de la vida al aire libre.

La segunda oposición está dada entre los grandes espacios verdes, el Bois de Boulogne, el Parque Monceau y los pequeños jardines privados.

En los primeros se desarrolla una intensa vida social, en el jardín privado, los mismos pintores, Monet, Pizarro, Morisot y Sargent, plasman actividades como la conversación, la lectura, el juego, el reposo.

Otra oposición es la del jardín decorativo y el jardín productivo, es decir, ocio y trabajo respectivamente.

Las dos últimas salas se centran en Pizarro y su dedicación al tema del huerto, enfatizando la figura del campesino en pleno trabajo: Cézanne, Gauguin, Van Gogh, que recibieron sus lecciones o experimentaron su influencia están aquí representados.

En cuanto a la Fundación Caja Madrid, el recorrido continúa en la sala central con obra tardía de Monet, Pizarro, Caillebote y en la nueva de pintores postimpresionistas, Van Gogh, Klimt, Vuillard, Bonnard, Toulose- Lautrec.

En el espacio del piso superior, hay obra naturalista europea y americana perteneciente al cambio de siglo de artistas que se dejaron influir por la búsqueda de la luz y que también pintaron al aire libre. La obra española incluye nombres como Sorolla, Meifrén, Plá, Anglada –Camarassa.

La metamorfosis del jardín en la transición del postimpresionismo a las primeras vanguardias del siglo XX exhibe a Cézanne, Munch, Nolde, Dufy, Braque, Malévich y Ernst.

Debe señalarse la importancia de esta muestra que cuenta con préstamos del Museo Metropolitano (Nueva York), la Galería Nacional (Washington), el Museo d ´ Orsay (París) así como museos de Houston, Stuttgart, Copenhague, la Tate (Londres) además de los coleccionistas particulares.

Estamos en verano, tiempo de sol, de ocio, de esparcimiento., de desenchufarse de la tecnología y no está demás volver la mirada hacia este período del arte considerado obsoleto por algunos exegetas de cierta contemporaneidad que exalta tantas miserias humanas, actos sexuales aberrantes, tanta escatología.

Pero este arte es todavía admirado, se pagan por él cifras astronómicas, siempre es motivo de investigación que permite a los museos internacionales proponer una nueva mirada al reunir obras que atraen multitudes, que observan con respeto la obra de esos artistas muy establecidos en el imaginario colectivo.

Publicado en Ambito Financiero