Año 2001

Jorge Simes y Roberto Elía.

 

Jorge Simes, (Córdoba, 1960) que vive y trabaja en Chicago desde hace más de una década, expone actualmente en la Galería Cecilia Caballero.

En 1955, su última exposición en Buenos Aires, “Pintura de Guerra”, mostraba escenas de batallas célebres y los nombres de sus ideólogos a través de la heráldica así como interiores de iglesias góticas y románicas en las que los blasones, símbolo de poder, constituían una imagen recurrente.

En su actual exposición de obras realizadas en los últimos tres años en las que continúa involucrado con la historia y la historia del arte, encontramos nuevamente la rica elaboración de la materia, de las formas, del color sensual, propio de las obras del pasado y que el tiempo no ha logrado empalidecer.

Mantegna, Rembrandt, son algunas de las citaciones del artista que juega con las imágenes generalmente sacrales, no sabemos si a manera de homenaje o como ironía en un mundo invadido por banalidades mediáticas de instantánea desaparición.

En “Interior”, un contexto arquitectónico teatral de profundos rojos, un toro ominoso irrumpe en primer plano;en “Birth of a Nation”, inocentes querubines sostienen el águila emblemática, de significados distintos según el despliegue de sus alas; en “Totem Italiano”, también en un vasto fondo de tonos rojos yuxtapuestos, a manera de manchas, se eleva una columna de manos tomadas de las distintas posiciones de éstas en cuadros.

de madonnas del quattrocento.

Así como en su muestra anterior aparecían los nombres de grandes generales, en algunos cuadros, la escritura se integra como soporte geométrico para otras escenas.

Simes ensambla lo histórico—literario y lo pictórico de manera ambigua, uno de los factores de interés de la contemporaneidad y universalidad de su obra así como el placer estético que proporciona.


Pasar del barroquismo de Jorge Simes al ascetismo de Roberto Elía (1950), constituye en sí toda una experiencia.

Al entrar en la sala donde expone este artista profundo,ético, es hacer un viaje hacia la introspección, al silencio, al goce de lo austero.

Los elementos: un sombrero y percha de la que cuelga un impermeable ( Joseph Beuys, el gran artista conceptual nos viene a la memoria), un soporte para un lápiz en el que está grabado el título de la muestra, “Para ordenar la oscuridad en el vocablo”, una delgada colchoneta doblada, alguna piedra, un hacha de pequeño tamaño sobre un lienzo en el que se encuentra una mesa cuyo perfil está dibujado en negro sobre la pared blanquísima. En pequeños cartones, a manera de pizarras , los nombres de “Algunos Compañeros de Ruta” como Beuys, Duchamp, Arlt, Xul, Cortázar, Macedonio, Foucalt, y el que está vacío será seguramente llenado con algún nombre paradigmático, seis círculos en papel de reminiscencias orientales, un pan con toda su carga religiosa.

Para acceder a su obra quizás deberíamos recurrir a ciertas premisas taoístas: “Las cosas son el nombre que tienen. ¿Qué son? Son lo que son. ¿Qué no son? No son lo que no son. Nada hay que no sea algo, y nada hay que no pueda ser algo”.

Por eso, la visión integral de la sala así como su recorrido minucioso invitan a detenerse, a la meditación y quizás encontrar la claridad .

Publicado por Ambito Financiero 19/04


Bienal  de Venecia

 

“Escenario de la humanidad”, es el lema de la 49 Bienal de Venecia que cuenta con la participación más numerosa de toda su historia. 350 obras de artistas provenientes de 29 países que tienen pabellón propio en Giardini di Castello, de 19 sin pabellón, dispersos en los célebres edificios correspondientes al Arsenale, Corderie, Artgliere, Gaggiandre, además de otros espacios que cubren un total de 27.000 m2.

Harald Szeeman (Berna, 1933), curador también de d’Apertutto en 1999, señala que la exhibición actual “es un lugar al que uno mira y desde el cual uno puede ser mirado, un lugar en el que todos pueden ser tanto los protagonistas como la medida de las cosas, un lugar de encuentro entre el artista, obra y contemplador” por ello, además de escenario es un espejo de la humanidad.

Muchos de los artistas han desplazado el contenido de su obra hacia el deseo, la conducta y maneras de mirar compartidas por todos los seres humanos como tales, un proceso que puede ser minimizado o que puede tornarse turbulento y ser visto en términos de estética o como una manera de revelar la verdad.

Considerando que es la primera bienal del siglo XXI, Szeeman propuso volver la mirada hacia el siglo XX y seleccionó a varios de sus artistas significativos como Joseph Beuys (1921-1986) del que se exhibe, entre otras obras “Olivestone” (1984) 5 recipientes de piedra en los que se decanta aceite de oliva que Beuys llenó de bloques de piedra caliza y “El fin del siglo XX”, piedras de basalto que parecen peces prehistóricos dispersos en el piso. La idea utópica de Beuys era que al fin del siglo XX y comienzos del XXI nuestro calor generaría vida en lo inorgánico. El León de Oro fue otorgado a los norteamericanos Cy Twombly (1928) y Richard Serra (1939). Del primero, 12 pinturas de gran cromatismo e intensas chorreaduras que aluden a la derrota de los turcos en la batalla de Lepanto y del segundo, sus monumentales y asfixiantes laberintos de acero oxidado, 2 obras creadas especialmente para la Bienal.

Gerhard Richter (Alemania, 1932) ocupa una gran sala con sus abstracciones romboidales que plasma a manera de cruz, monocromáticas, del rojo al naranja rojizo, superficies raspadas que hoy lucen poco interesantes.

Ilya Kabakov(1933), Ucrania, vive y trabaja en Nueva York, es un importante artista teórico del arte ruso conceptual que describe a su país natal como un gran reservorio del vacío que traga y disuelve toda realidad tangible. Kabakov se refiere al carácter dual del pueblo ruso: “es necesario comenzar pero imposible de terminar”. Se refiere a ciudades, edificios que se erigen pero inmediatamente lucen decrépitos. Quizás esto explique la obra “El Ultimo Tren” que tiene una inscripción a la manera de Jenny Holzer y que se lee de derecha a izquierda “Not everyone will be taken into the future”.

Richard Tuttle (1941) vive y trabaja en Nueva York y Nueva México, su obra “Pyramids” no resiste el mayor análisis.

Hacia 1954 Mimo Rotella (1918) fue uno de los primeros en rasgar los afiches de las paredes en Roma. Llamó a sus obras “decollages”. Usó el prefijo de, la deconstrucción de lo real, en este caso los afiches con todas sus implicancias, porque collage ya había sido inventado por Picasso y Braque. Hacia 1963 contribuyó al Nuevo Realismo europeo al integrar fotografía a la pintura. De él tenemos la obra “Islam” (2001)

El neoyorquino Bill Viola (1951) que vive y trabaja en California, es uno de los grandes artistas del video, un verdadero poeta de la imagen. Sus instalaciones son espacios de alto voltaje en los que el sonido electrónico y la imagen se intersectan para evocar experiencias místicas y provocadoras. “La Quintaesencia de lo imperceptible”, en cámara lenta, nos muestra las relaciones entre estos seres. Algo exasperante por la lentitud en cómo enfoca los movimientos apenas perceptibles de pestañas o el temblor de los labios. La lentitud también nos descoloca, acostumbrados como estamos a la vorágine de las imágenes. Un trabajo quizás demasiado intelectual.-.

Como es imposible en este lapso de tiempo que debiera ser prudente describir el itinerario recorrido durante 5 días, nos referiremos a las experiencias que quizás queden en nuestra memoria. Y decimos quizás porque esta Bienal carece de la fuerza provocativa, vigorosa, perturbadora, muchas veces perversa, pero de la que no estaba ausente el contenido o la poética, una especie de narración gigantesca en espacios arquitecturalmente dramáticos que constituyó d’Apertutto, la Bienal del 99. Si bien los temas candentes de nuestros tiempos como el control de la natalidad, loa carrera armamentista nuclear y sus consecuencias, la ecología, las diferencias sociales, el hambre, las migraciones, el cuerpo y las flagelaciones que se le infligen así como su culto están presentes todo aparece fragmentado a manera de pantallazos televisivos, y consecuentemente relativizado. Mucho de lo visto ya ha sido transitado, parecen “remakes”. ¿O es que también el contemplador sufre de sobresaturación de imágenes?

Entre las obras que no olvidaremos están las del británico Mark Wallinger (1959) “Ecce homo”, la imagen más poderosa de la iconografía cristiana, en resina blanca con apariencia de mármol, a escala humana, aparece solitaria, vulnerable y frágil en medio del pabellón. Dos videos conmovedores, “Angel” (1997) y “Threshold to the Kingdom” (2000) revelan sus análisis sobre temas bíblicos, sus símbolos así como la ambigüedad de la representación. (explicar). Se escucha música de Haendel en “Angel” y el salmo 51 del Miserere de Allegri.

“Floor”, del artista coreano Do-Ho-Suh (1962), que vive en Nueva York está abierta a muchas lecturas. Como su traducción lo indica, se camina por un piso de 40 módulos transparentes de 1 m x 1 m que revelan multitudes de seres reducidos a su mínimo tamaño con sus palmas contra el vidrio, dispuestos a librar batalla para sobrevivir o resistirse al poder dominante. En el pabellón de Corea había otras dos obras de este artista. Una vestimenta oriental realizada con chapitas identificatorias de los soldados. Otro artista coreano, Michael Joo exhibe un tronco inmenso de roble que está castigado con granito y acero y al que llamó “Highway”.

En el pabellón ruso, Sergei Shutov (1955), instaló 40 figuras iguales, cubiertas con hábitos negros a la manera oriental que animadas mecánicamente se mueven al compás de rezos en diferentes idiomas y credos. El sonido nos llega entremezclado, confuso, un cuestionamiento a la posibilidad de la coexistencia. El premio al mejor Pabellón lo obtuvieron Alemania, Francia y Canadá. Gregor Schneider (1969) recreó una versión distorsionada de la casa de sus padres en un pueblo alemán. El visitante es llevado hacia una serie de espacios y corredores angostos, debe escurrirse a través de pasadizos hacia habitaciones dentro de habitaciones. Obra también abierta a múltiples lecturas y evocaciones. Según el artista, una metáfora del sondeo del alma humana. Según nosotros, una verdadera incomodidad.

En el pabellón alemán el público hacia largas filas. También en el canadiense, pero la experiencia fue gratificante. Se entraba a un pequeño cine, nos entregaban auriculares y nos hacían sentar en el pullman. En la pantalla se veían proyecciones con escenas tomadas de películas de suspenso, thrillers y films noirs, pero las voces de la pantalla se mezclaban con conversaciones domésticas o de ruidos de alguien que mastica pop corn alrededor, una especie de “surround-sound” (sonido ambiental) con música del 40. Lo que vemos y oímos se refiere a un lugar real, el cine, que es en realidad ficción de un cine, así como el cine es un lugar de ficciones. Llegamos a dudar de nuestros sentidos. El título “The Paradise Institute” remite a lo romántico y a lo racional. Esta obra pertenece a Janet Cardiff y George Bures.

Nos encantó el pabellón español, con el sutil video que reunía sonido, luz y agua de Ana Laura Aláez (1964) y la cúpula de cristal invertida compuesta de cientos de bombillas que rozaba la cabeza del visitante y que se reflejaban en el piso azul de Javier Pérez (1964) nos llevó por unos instantes a una zona donde la palabra bello es admitida todavía.

Continuando con lo bello, la obra de Suzann Victor, uno de los 4 artistas de Singapur, parece bella pero de una belleza amenazante.

3 arañas a la altura del ser humano. 2 de estilo victoriano compradas en anticuarios, vestigios de la gloria y pompa de la era Colonial. La del medio hecha a mano, con fragmentos de diferentes recipientes de cristal. Amenazan colisionar, una implícita violencia del colonizador contra el sujeto colonizado. En el piso el colonizado “derrama gotas de vidrio rojo”. (Arañas, vidrio, péndulo mecánico).

Conocimos la obra de Robert Gober (1955) en la Bienal 2000 del Museo Whitney de Nueva York. Presentaba sus célebres piletas de lavar, con piernas que salen por los orificios donde supuestamente van las canillas, confrontando al espectador con una narración amenazante, provocadora. El representante de USA. instaló en la sala principal del pabellón una sopapa en terracota y roble sobre una base de telgopor pasada al bronce; en otras salas, una canasta con fragmentos de un cuerpo humano sobre los que hay una rejilla, elemento recurrente en su obra, una botella de gin contra un zócalo, Obra a la que la literatura correspondiente le atribuye orígenes duchampianos. A Duchamp todavía se lo sigue exprimiendo (el trasfondo de la sopapa es el caso del haitiano sodomizado por la policía neoyorquina), de lo cual podríamos recordar lo que George Steiner señaló: “toda forma de arte, sea realista, fantástica, utópica o satírica, es un acto crítico. El universo que construye el artista se afirma contra el mundo como tal”.

Irma Arestizábal, historiadora de arte de gran trayectoria en lo nacional e internacional, es la curadora del envío argentino que ocupa el espacio de la POSTA CENTRALE –FONDACO DEI TEDESCHI, usado a partir del siglo XII como depósito albergue y lugar de paso exclusivo para los mercaderes alemanes, situado sobre el laso Oeste del Canal Grande, al lado del Puente del Rialto. Uno de los artistas Leandro Erlich (1973) vive y trabaja en Nueva York. Presentó “La Pileta”. Exteriormente es un cubo blanco de 270 x 240 x 540 cm. Cuando se entra, se tiene la sensación de estar en una piscina pintada de azul. Es un mundo ilusorio, acuático, de solamente una capa de agua suspendida sobre un armazón de plexiglas. Desestabilizadora, se tiene la ambigua sensación de caminar debajo del agua pero hay que subir al primer piso para ver la superficie de ésta. El agua es un elemento recurrente también en la obra de este artista del que vimos “Lluvia”en la Bienal del Whitney del 2000 así como la nieve en “Turismo” en la última Bienal de La Habana.

Graciela Sacco ideó “Entre nosotros”, instalación urbana compuesta de ojos impresos en transparencias, acetato y acrílico, pegados estratégicamente en columnas, zócalos, y los muros de casi toda Venecia. A pesar del cuidado puesto en la organización, el lugar de la posta no favoreció la apreciación de la obra por ser muy concurrido para diligencias rápidas como es un correo, muy poca gente subía al primer piso. Los chicos, de parabienes. En cuanto a la obra de Graciela Sacco, está quizás demasiado dispersa, hay que estar muy alerta para que esas miradas se destaquen entre tanta riqueza arquitectónica.

En el pabellón de Uruguay Rimer Cardillo exhibe “Cupi degli uccelli”. Cupi es el nombre guaraní que designa al montículo del hormiguero y que muchas culturas nativas de América del Sur utilizaban como lugares de enterramiento. Este montículo está recubierto por cerámicas moldeadas sobre animales muertos que el artista ha recogido en sus viajes por América del Sur y por el valle del río Hudson. Un espejo multiplica este montículo a la vez que refleja y absorbe las imágenes de los espectadores. Obra que también aborda la ecología y que se la califica como estética arqueológica. Una indagación acerca de la identidad.

Relacionada en cierta forma con la obra anterior Víctor Hugo Irazábal (Venezuela) es un artista que desde los 80 ha exhumado las constantes de los paisajes de su tierra y últimamente se ha concentrado en la geografía de los ríos de la cuenca del Orinoco. Los “Yanomani, Yecuana y Piaroas” viven en estas regiones boscosas, surcadas por infinitos ríos, arroyos y torrentes. Aquí encuentra Irazábal su estética arqueológica con los objetos de uso diario de los indígenas decorados con los simbólicos elementos asociados a la madre naturaleza y que él transforma en un alfabeto contemporáneo.

“Kuriri” son 20 paneles, instalados dentro y fuera del pabellón, hasta en los árboles que lo rodea.

De Brasil, Vick Muñiz, fotógrafo de renombre que ha utilizado azúcar y chocolate, alambre de hierro y ceniza, pantone y gelatina, presenta con este último procedimiento un homenaje a Chuck
Close. Consideramos más interesante la obra de Ernesto Neto que ya ha mostrado en Buenos Aires, en la Bienal de San Pablo. Realizadas en lycra estas formas de gran tamaño tienen cualidades orgánicas, a veces rellenadas con especias picantes o pigmentos del Amazonas. La instalación nos despierta los sentidos olfativos, son seductoras por su sensualidad.

Luis Gonzáles Palma (Guatemala) fotografía los indígenas de su patria, pero no de manera exótica. Revaloriza a estas figuras que han sido vaciadas de su entidad y de dignidad por la historia. La mirada observa al mismo tiempo que se muestra. Las fotos aparecen en dípticos cuya mitad son telas de brocato o páginas de antiguos libros pero que un cierto pudor impide tocarlas. La obra se llama “Entre raíces y aire” (1997) Hand printed Kodalith Gelatin. Silver print, 100 x 200 cm.

De Holanda seleccionamos la foto de Liza May Post (color print on alluminium) titulada “Trying” (1998). En un país donde el concepto de que la vida puede ser moldeada por el esfuerzo humano es ancestral y que hasta el control de la llamada naturaleza salvaje está regido por un comité especialmente designado para ese fin, no es de extrañar que los artistas participantes quieran demostrar la posibilidad de cambiar la realidad. La obra de Post está compuesta de performances, film e instalaciones de video y obra fotográfica. Elegimos una muy significativa foto: “Tratar lo imposible”.

Si de lograr imposibles se trata un ejemplo claro es “Man with balls on hands and feet” proyección de 7 minutos de duración del sueco Lars Siltberg (1968). Las manos y pies del personaje filmado están encerrados en esas pelotas, se desliza por sobre el hielo y el agua, se le urge levantarse y quedarse en posición vertical. A través de la acción un desafío, una sobreestimación de las propias limitaciones físicas o mentales. Cada vez que se levanta debe crearse a sí mismo. Cuando finalmente encuentra su equilibrio la secuencia se detiene. Todo comienza de nuevo.

Del optimismo de Siltberg pasamos a Ene-Liis Semper (1969) Estonia. Su video FF/Rew 1998 son 7 minutos de verdadera angustia. Una mujer joven con la cabeza rapada lee apoyada en una mesa. Sobre el extremo de la mesa pende una soga anudada. Con aire desesperado se para sobre un banquito, se cuelga y se pega un tiro. Pero el banquito se cae, la bala vuelve al revólver y ella vuelve a la mesa a seguir leyendo. Una suerte de ruleta entre la vida y la muerte. El contemplador sigue paso a paso esta experiencia, se llega hasta a identificar con la heroína transgresora. Todo acompañado con música de Beethoven.

Chris Cunningham (1970) artista británico muy conocido por los fans de la música pop, también autor de efectos especiales, así como autor de prototipos para Alien III. Otro video de 12 minutos angustiante, por momentos desagradable. “Flex” se origina en su afición por los libros de anatomía. Dos figuras desnudas se entrelazan como embriones flotando en el espacio. Un hombre y una mujer pelean y copulan. Una boca vomita sangre. Una metáfora de la relación amor/odio que une a un hombre y a una mujer. El sexo como medio. Desde el punto de vista estético una maravilla de claroscuros.

Tres artistas ocupan el pabellón de Japón. Elegimos la obra de Masato Nakamura: “QSC+mv” resina acrílica, tubos fluorescentes, marcos de acero inoxidable. El logo de Mc Donalds que ha invadido el mundo llena el espacio con luz amarilla. El visitante camina en esta luz y oye los acordes de un teclado. Los efectos visuales y auditivos crean un espacio donde la energía, velocidad, uniformidad y los sonidos electrónicos dan cuerpo a la idea de un Japón que ha absorbido varios segmentos de la cultura europea y americana, pero el deseo de un cambio, de una suerte de desaceleración en las ciudades está en el aire. De Tatsumi Orimoto, también de Japón, tenemos una serie de fotografías realizadas en 1997, elegimos “Small Mama and Big Shoes”. Lo que a primera vista parece cómico o ridículo es la realidad. La madre del artista sufre de Alzheimer y se ha convertido en el objeto de su arte. Es muy pequeña, el artista desearía que fuera más grande. Le construyó esos zapatos verdes y la colocó sobre una tapa de boca de tormenta de la calle.

La obra más comentada y fotografiada en los medios es “Untitled” (Boy) 1999, del australiano Ron Mueck, artista que participó en la también super comentada exposición “Sensation” de 1997 en la que presentó la réplica exacta en silicona y acrílico del cadáver desnudo de su padre, con todas sus arrugas y su pelo, sólo que tenía el tamaño de un niño. Es un verdadero experto en el uso de estos materiales con los que consigue la cualidad de la piel viva. La obra que nos recibe con mirada desconfiada, resentida, a la entrada de la Corderie, es un elemento de utilería, de proporciones gigantescas (5 x 5 x 2), que no solamente es grande, sino que también exhibe su carácter vulnerable.

Ruan 1999, instalación es el nombre de las criaturas del chino Xiao Yu que él define como “animal depredador con alas y mamas”. El artista usó la cabeza de un feto prematuro, un conejo, un gato, una rata y hasta preservativos como ojos. Estos monstruos repulsivos nos previenen contra el delirio omnipotente del hombre en el tema de la clonación.

La obra de Kem Lum (Canadá, 1956) está compuesta de carteles en espacios públicos en los que la palabra “home” es recurrente. Usa la palabra inglesa por sus múltiples connotaciones: hogar, que no sólo es el espacio donde se vive sino la nostalgia cuando se está lejos (home sickness), la sensación de incomodidad, la xenofobia, la pertenencia “There is no place like home”, una instalación que refleja múltiples sentimientos.

Hay gran número de instalaciones y video instalaciones que representan “habitats”: cuartos de niños, cuartos en desorden, interiores de oficinas y si bien el interior de la casa de Schneider del pabellón alemán llamó tanto la atención, la instalación de Alexandra Ranner (1967) también de Alemania se destaca. Plexiglas, cuero artificial, una habitación de hotel despojada con un lavatorio mínimo un espejo en el que se refleja un aparato de televisión, un ropero hermético. Una situación estéril, inmóvil. Quizás haya una presencia humana en la habitación adyacente. Situación ideal para una narrativa literaria.

En una habitación también despojada hay una mesa. Al entrar la mesa va hacia mí, me acorrala, se mueve si me muevo. Los roles se han invertido: el objeto me elige. Se establece una comunicación en absoluto hostil. Si la persona se resiste, la mesa hará lo posible por cambiar esa actitud. Como sucede con las relaciones humanas, a veces, ese clic funciona, otras no. Pero la mesa no sigue a cualquiera. Cuando uno se va, la mesa intenta seguirlo, pero queda atrapada en la habitación ya que la puerta es demasiado angosta. Es una creación conjunta de Rafaello D’Andrea (1967) especialista en robótica de la Universidad de Cornell y Max Dean (1949) artista británico que en su texto propone la siguiente pregunta: ¿se mueve la mesa cuando no hay nadie en la habitación? Si.

A la salida de la Corderie, al aire libre, se encuentra un bunker poético compuesto de 596 elementos, más bien trastos viejos en los que 700 poetas de todos los continentes enviaron sus poemas. Una visión verdaderamente caótica que no invitaba a su lectura.

70 cabezas de camellos sostenidas por postes en fila, una escultura de 60 m de largo en el agua que cuando cada 6 horas sube la marea, desaparecen. Obra poética y alegórica de Not Vital, nacido en Sent, cerca de los Alpes, 1948.

Grandes conjuntos de tortugas dispersas en Giardini acompañan nuestro recorrido, por supuesto con mayor lentitud, un toque dorado y simpático del Cracking Art Group, que sin embargo hace un S.O.S. al mundo a través de estas palabras “La lentitud y sabiduría de los milenarios quelonios de la prehistoria luchan contra la vacuidad y la indolencia del hombre”.

¿Para qué sirven las Bienales? Turismo cultural, amarlas u odiarlas, tratar de no perdérselas, para estar al día con nuevas tendencias, en este caso no tantas, comprobar la manipulación y la intrincada red de intereses en juego de los que ostentan la hegemonía del mercado, la exigencia de ser contemporáneo, no importa qué ni cómo, lanzar nuevos nombres para su legitimación, palabra de la que también hoy se abusa y last but not least, para algunos pensar el arte.

Desde el vaporeto decimos : “Hasta el 2003 si Dios quiere!!”.

Pero no quiero terminar sin mencionar un pensamiento que encontramos en una de las paredes, ya no sabemos de qué espacio, “Cuando uno comienza, no se recuerda nada y cuando uno termina, no se comprende nada. Uno puede olvidarse de todo, pero no se comprende por qué”.-

Publicado en Arte al Día 9/6


El Espacio Cinco de la Fundación Klemm es el marco adecuado Schufer-Asperen-Gallardo-García en Klemmm

 

 El Espacio Cinco de la Fundación Klemm es el marco adecuado para las instalaciones realizadas por tres artistas nacidas a comienzos de los 60.

Sin eufemismos, Diana Schufer plantea el tema del orgasmo. Lo hace a través de reportajes a diferentes mujeres cuyas voces se escuchan al recorrer un espacio al fondo de la sala tapizado en rojo. Provoca en el que escucha,. que en este caso suplanta al contemplador, una actitud secreta, cómplice, que lo invita a penetrar en un mundo íntimo, confesional, resguardado de la mirada.

La voz habla de sus emociones, goces, rechazos, del amor, del cuerpo y sus conflictos.

Schufer es coherente en el desarrollo de una obra inicial en la que presentaba camas y cartas de amor a la que confería carácter poético.

Conocimos la obra de Mónica Van Asperen en 1998 realizada con materiales de seguridad industriales que oscilaban entre el objeto y la escultura, resultado de su trayectoria en el diseño textil y de moda. En el curso de estos años ha continuado su investigación utilizando materiales no convencionales como el látex para globos de cotillón con el que realizó extrañas vestimentas. En Arte Ba 2001 destacamos las piezas presentadas en tubos de látex que ocultaban la figura humana y que la convertía en un ser espacial.

En esta ocasión geometriza el espacio con un material inflable transparente que por su levedad y la luminosidad artificialmente conseguida remite al lujoso cristal.

En cuanto a Ana Gallardo su obra es denuncia. Lo hizo en el Premio Banco Nación (Ambito Financiero 4/1/01) con un tapiz compuesto de ramos de perejil con el que aludía a las prácticas abortivas clandestinas. El tema sigue en su mira, no es para menos, ya que como lo señala el crítico Jorge López Anaya en el prólogo, las estadísticas mencionan la cifra de 200.000 muertes al año por estas prácticas.

En dos rincones de la sala ha apilado, muy estéticamente, agujas de tejer, otro elemento abortivo característico que adquieren un carácter más ominoso aún. En otra pared, bolsas de plástico transparente remiten a esos “residuos” que son embolsados después del acto clandestino.

Obra en sintonía con la realizada por un grupo holandés que acabamos de ver en la 49 Bienal de Venecia : “Women on Waves” , un proyecto en forma de barco hospital para mujeres pertenecientes a países donde el aborto está penalizado por ley, por lo que la operación se realiza en aguas internacionales. Tema polémico junto al control de la natalidad, la carrera nuclear, la contaminación ambiental y las desigualdades en este conflictivo comienzo de siglo y que los artistas expresan a través de múltiples medios y sin limitaciones.


Los ángeles arcabuceros, protagonistas principales de la pintura cuzqueña componían la fachada de la muestra del artista rosarino Aurelio García (1964) en una de sus primeras muestras individuales “Otras Américas” en el Museo Fernández Blanco.

Fachada solamente, porque detrás de esa minuciosidad e ingenuismo imitativo de pintura religiosa se escondía su gran sentido del humor y su irreverencia.

La irreverencia permanece y su trasgresión llega a echar una mirada casi tierna sobre mitos nacionales como el peronismo, sus principales protagonistas y la iconografía pueril de su propaganda, corrientes políticas y religiosas, clichés porteños, figuras hiperbanalizadas por los medios como la imagen del Che, lo que contribuye a la pérdida de su significación y el emblema vacuno, típica imagen argentina que hasta ha desaparecido de los lugares que solía frecuentar como , p.ej. la Exposición Rural., todo ello pintado con la minuciosidad mencionada y que no desdeña el empleo de la tecnología.

Ambas muestras, por distintos caminos, parecieran indicar un retorno a recuperar la pérdida del sentido en la obra de arte.

 

Publicado por Ambito Financiero 26/7


 Fernando de Szyszlo

 

Fernando de Szyszlo (1925), uno de los grandes maestros del arte latinoamericano está presente en Buenos Aires con motivo de su exposición en la Galería Principium en colaboración con Galería Del Paseo de Montevideo, Uruguay.

No es la primera vez ya que lo hizo en la mítica Galería Bonino (1961/62), en el Museo de Arte Moderno (1968), en Galería Carmen Waugh (1970), en Galería Praxis (1984) e invitado por ArteBa a principios de los 90.

Su pintura inicial cubista estaba influenciada por Pettoruti y llega a Europa a los 25 años en pleno auge existencialista. Como era de rigor en ese entonces se reunía en el parisino Café de Flore donde reinaba Jean Paul Sartre con otros latinoamericanos, entre ellos, Octavio Paz, Julio Cortázar.

Conoció a André Breton, gran entusiasta de las tradiciones arcaicas y admirador de México donde vivió y al que calificó como el país surrealista por antonomasia. De él aprendió “ a escuchar la voz que viene de las profundidades de las sombras”.

En Italia copia a Tiziano, Tintoretto, intenta arrancar los secretos del claroscuro en Caravaggio. Asimiló las influencias cubistas, surrealistas, informalistas, que incorporó al desarrollo de una obra reconocible, que puede identificarse como se lo hace con un Matta o un Tamayo y fue precisamente este gran artista mejicano el que lo ayudó a descubrir el camino de su expresión.

Pero de Szyszlo es peruano, lleva en su interior el paisaje, el colorido de los textiles, las formas de la cerámica ancestral, la carga de la tradición que se mezclará con su experiencia europea .

Sus abstracciones poéticas, misteriosas formas, a veces humanas, otras, altares que llevan al contemplador a enfrentarse con lo sacral, cuyo origen está en la raíz del arte precolombino.

Sus interiores remiten a cámaras secretas de carácter teatral donde se realizan conjuros o rituales mientras que los espacios exteriores aluden al paisaje de su infancia, sierras a cuyos pies se extienden desiertos frente al mar.

Paisaje que no es explícito, debe descubrirse, como códices, entre lo intrincado de sus formas, algunas escultóricas, monolíticas, mezcladas con los contrastes colorísticos de rojos, púrpuras, azules, veladuras, claroscuros y el negro dominante, misterioso y así lo señala Mario Vargas LLosa al referirse a sus cuadros: “Algo ocurre en ellos,siempre.

Algo que es más que la forma y el color. Un espectáculo difícil de describir aunque no de sentir”.

Miembro de la Academia Peruana de la Lengua, Profesor Honorario de la Universidad de Lima, condecorado con el Bernardo O´Higgins por el gobierno de Chile, ha participado en las Bienales de San Pablo y Venecia, expuesto en importantes museos como el Guggenheim de Nueva York, de Europa y Latinoamérica.

En charla con Ambito Financiero, este maestro del arte latinoamericano de renombre internacional, se considera un hombre de la resistencia en este mundo globalizado, ya que el arte sigue siendo para él un acto muy privado y como poéticamente lo define “el homicidio de un sueño”

Se rebela contra el arte digitado por ciertos grupos hegemónicos, condenado al olvido casi inmediato y que como en el caso de la actual Bienal de Venecia contrariando sus postulados de escenario del mundo, comprueba en su visita que el conjunto latinoamericano en su mayoría fue relegado a una suerte de gueto en la localidad de Treviso, en la periferia veneciana. Confía en la pendularidad del hecho artístico, porque el hombre no puede vivir sin fronteras ya que tarde o temprano vuelve a bucear en sus raíces.

Se exhiben dos esculturas y 18 acrílicos realizados entre 1998 y 2000, algunos retoman la serie iniciada en 1970 “Camino a Mendieta” y que remiten a esa ruta sagrada, metáfora de su ser artista.

Publicado por Ambito Financiero 2/8


Sivia Rivas en Cronopios

 

La relación de Silvia Rivas con el agua no es nueva. Ya en un catálogo de 1995 con motivo de su exposición en la Galería Der Brücke y en un texto de su autoría dice “…las líneas de la mano, ríos, los ríos trazos…”, “…las formas que se hundan o que floten…”, “…la máquina fotográfica…ver de a poquito, bajo el líquido, esas figuras de antes…”, “…espacio como charco de líquido amniótico…”.

En 1998, en su segunda exposición individual “Imagen y Semejanza” en la misma galería, intentamos definir su obra recurriendo a palabras como levedad, limpidez, una transparencia acuosa.

Tanto el agua como el tiempo, también presente en el conjunto de su obra, constituyen el eje temático de la extraordinaria exposición que ocupa la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta. El crítico Jorge López Anaya señala que su propuesta pudo figurar a la par de las producciones videográficas internacionales en la actual Bienal de Venecia.

Nosotros nos atrevemos a asegurar que hasta sobrepasa a aquellas exhibidas de algunos grandes de esta disciplina como Gary Hill o nuestro admirado Bill Viola.

La beca otorgada por la John Simon Guggenheim Memorial Foundation le permitió acceder a la utilización de una parafernalia tecnológica compuesta de doce proyectores, cuatro monitores, manipulación digital en DVD y sonido, que está al servicio de “Notas sobre el tiempo. El tiempo como escenario”, título de una rigurosa puesta en escena y concreción de las ideas que ha desarrollado en estos años.

Esta video- instalación logra que el contemplador participe con su cuerpo al entrar y salir de los diferentes espacios, todos sus sentidos están en estado de alerta, situaciones inesperadas lo sorprenden. Hay un ritmo vertiginoso, quebrado de tanto en tanto, por la poética imagen del agua que acaricia la orilla.

El agua invade, retrocede, la lluvia la transforma en cataratas teñidas de rojo. Hay una secuencia memorable en la que penetra en espacios sin salida, los planos se superponen, un círculo negro se desplaza lentamente aparentemente ajeno al constante fluir.

Imágenes y sonidos que se cuelan por los meandros de la mente, siempre distintos, inquietantes, fugaces pero inolvidables.

Detrás de la sofisticada tecnología existe un pensamiento que trasciende, que nos permite tener esa rara sensación de estar en un sitio donde jamás hemos estado, de estar fuera del tiempo, de querer apresar “ esas huellas que el agua deja y en el instante las borra”.

 Publicado por Ambito Financiero 16/8


Diego Rivera en Fundación Proa

 

En la Fundación Proa se exhibe “Diego Rivera”. Son 36 obras de caballete, colección del Gobierno del Estado de Veracruz, parte de ellas entregada por el propio Rivera en correspondencia por una beca que le fuera otorgada en 1907 para estudiar en Europa.

De esta época son “Barranca de Mixoac” y “Pico de Orizaba”(1906), influenciado por las enseñanzas de José M. Velazco que introdujo las tendencias de Corot, Courbet y la Escuela de Barbizon.

Una vez instalado en España en 1907, se contacta con la vanguardia española y en 1909 se dirige a París desde donde recorre con avidez importantes museos de Bélgica, Alemania, Italia y Londres.

En París pinta “Retrato de Angelina Beloff”, pintora rusa con la que contrae matrimonio. Obra de suaves y transparentes tonalidades de carácter simbolista y que resume sus experiencias europeas hasta entonces.

Este período formativo-imitativo culmina en 1910 cuando vuelve fugazmente a México para exponer sus obras en las fiestas del Centenario de la Independencia, realizadas con gran pompa.

Pero en Junio de 1911 ya estaba de vuelta en Europa y en Cataluña pinta “Tierra quemada de Cataluña” en la que se percibe el divisionismo de la pincelada, ligada al puntillismo.

Rivera fue pasando por distintos estilos, así, “Paisaje de Toledo”(1913) presenta una síntesis casi geometrizante del paisaje, ya muy lejos del carácter realista de las primeras obras.

“Retrato del escultor Oscar Miestchaninoff”(1913) es una de sus primeras obras cubistas. La figura que está en primer plano exhibe una extensa gama de tonalidades, se recrea la atmósfera de un taller con escultura y naturaleza muerta de fondo cuyo color aparece atenuado.

“Naturaleza Muerta con Botella y Vaso”, 23 x 34.5cm.es una verdadera joya cubista de 1915.Es importante destacar que de esta época es el extraordinario “Retrato de Ramón Gómez de la Serna”, ex colección Plácido Arango (Madrid), actualmente en la colección del MALBA, recientemente inaugurado. Es precisamente Gómez de la Serna que califica como Riverismo la forma de abordar el cubismo, “un cubofuturismo híbrido, con la presencia del color”.

Son también imperdibles las otras obras cubistas agrupadas con muy buen criterio curatorial, entre ellas, “Naturaleza muerta con botella”(1914), dibujo, papier-collé y gouache, “Naturaleza muerta con botella y vaso” (1915), temple s/papel encabezadas por una obra muy cézanniana “Naturaleza Muerta” cuya fecha de realización, 1908 o 1918, aún se discute.

Rivera pasaba por los diferentes ismos debido a su gran versatilidad, cultura e inteligencia. Su figura atrajo la atención de los más conspicuos representantes del mundo artístico cuyas enseñanzas volcó fanáticamente en su obra y se dice que “vendió su alma a la pintura”.

“Desnudo” de 1919 lo muestra abandonando el cubismo, retomar el placer de la materia y sublimar las formas sensuales.

Abandona París y recorre Italia con Siqueiros que le habla de la Revolución Mexicana, del pueblo en armas, de la importancia de un arte nacionalista y monumental de función política.

Será entonces la apoteosis del muralismo mexicano encarnado en Orozco(1883-1949), Siqueiros(1896-1974), redactor del célebre Manifiesto del Sindicato de Trabajadores Técnicos, Pintores y Escultores y Diego Rivera (1886-1957),cuya tarea muralista iniciada en 1922 se extiende hasta 1952.

Regresa a México en 1921, redescubre su país y los valores estéticos de lo indígena.

Hay varios retratos, género que frecuentó a lo largo de su carrera, entre ellos, “Retrato de la Señora Dreyfus”(1927), “Retrato de Hombre”(1936) o “Retrato de actriz”(1948), éste último muy ligado a la caricatura que aparece en sus murales.

“Desnudo con Girasoles”(1946), obra monumental, pertenece a una serie de vendedoras de flores que encarnan la esencia de la madre tierra, en un contraste cromático entre los exuberantes girasoles y la exuberancia del moreno cuerpo femenino.

Varios dibujos presentes en la muestra fueron realizados en Moscú en 1956, justo un año antes de su muerte: “Transportando durmientes”y “ Paleando nieve”, están relacionados con el trabajo del hombre en una visión muy abocetada.

En otra sala de la planta baja “El Mundo de Diego Rivera”, gran coleccionista de arte popular, se presenta “Ofrenda de Muertos en homenaje a Diego y Frida”, un altar de ofrendas con las comidas y elementos preferidos por los difuntos en vida. Humberto Spíndola, artista mexicano, ha reconstruido los judas de casi 4 m. de alto que eran originalmente quemados durante el Sábado Santo y en la explosión liberaba regalos que la gente recogía.

También se exhibe una reproducción parcial del famoso mural de 1947 “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” en la que representó como figura central a la Calavera Catrina (la muerte), dedicado a Guadalupe Posada (1852-1913), considerado el artista que marca el rompimiento con el colonialismo cultural y que hizo un arte para consumo de los desposeídos.

En el piso superior de Proa “Frida y Diego :La Vida en Foto”, documenta a través de 96 fotografías tomadas por Guillermo Kahlo, Manuel Alvarez Bravo, Eduardo Weston, Ansel Adams, entre otros, los diferentes momentos históricos de intenso contenido político, su vida cotidiana, el amor y la muerte de esta mítica pareja.

Al cierre de esta nota, diversos medios se hicieron eco de artículos publicados en México en los que se cuestiona la autenticidad de 8 de las 36 obras expuestas. La Fundación Proa nos ha enviado el material correspondiente en el que se señala la polémica desatada acerca de esta colección valuada en 14.900.000 de dólares.

Tomás Zurián, el restaurador más notable del muralista guanajuatense, cuyas creaciones han estado rodeadas de escándalos o falsificaciones, sugirió desde hace varios años la conformación de una comisión interdisciplinaria para analizar el conjunto de las obras sin que se haya podido concretar debido a que muchos coleccionistas e instituciones eluden el problema para no llegar a la conclusión de que sus obras son falsas.

Publicado por Ambito Financiero 7/10


Arte Abstracto en The Americas Society

 

“Arte Abstracto del Río de la Plata”-Buenos Aires y Montevideo 1933—1953, bajo la curaduría de Nelly Perazzo, ex directora del Museo Sívori y ex Presidenta de la Academia de Bellas Artes y el historiador de arte y coleccionista Mario H Gradowczyk, se exhibe en The Americas Society en Nueva York.

Es la primera vez que se presenta en los E.E.U.U. un análisis profundo de ese momento tan vital de la historia del arte abstracto de América del Sur que desafía la noción generalizada de un arte latinoamericano estereotipado asociado a lo exótico.

Esta muestra compuesta de 60 obras entre pinturas y esculturas está dedicada exclusivamente a aquellos artistas de ambas orillas del Plata que propusieron una gran diversidad de tendencias abstractas en el período ya mencionado.

La exposición se abre con Torres García, que regresó a su Montevideo natal en 1933 y cuya filosofía del Universalismo Constructivo proponía la fusión de la abstracción europea con signos y símbolos originados en culturas precolombinas.

Los especialistas mencionados además de Edward Sullivan y Lisa Bloch de Behar , autores de los textos del excelente catálogo ilustrado que acompaña la muestra, una verdadera tarea de investigación, coinciden en destacar la importancia de Juan del Prete (1897-1987). Nacido en Vasto, un pueblo de la región del Abruzzo, su familia emigró a principios de siglo y se radicó en La Boca. En 1929 se instala en París, en el 32 formó parte del grupo Abstraction/ Art non figuratif integrado, entre otros, por Mondrian, Nicholson, Calder, Bill, Gabo. Al regresar en 1933 realiza en Amigos del Arte la primera muestra de arte abstracto en la Argentina pero fue recibida con indiferencia y el silencio de la crítica.

Siempre considerado un “caso aparte”, su esposa, Yente, escribió: Se ha querido definirlo y encerrarlo en una nomenclatura, un intuitivo, un fauve, un figurativo fogoso o un abstracto informal. Del Prete es cada una de ellas y su suma”.

Otro artista, automarginado y cuya obra se ha comenzado a ver en Buenos Aires después de 50 años de haber sido creada es Esteban Lisa (1895-1983). Refiriéndose a este artista, el crítico del New York Times Holland Cotter, señala que las seis obras son un deleite y que de todas en la muestra, las suyas son las que “uno quisiera llevarse a casa, quedarse junto a ellas, protegerlas.”

En la sección Arte- Concreto Invención cuya primera exposición en 1946 en el Salón Peuser coincidió con la publicación del Manifiesto Invencionista se exhiben obras de Manuel Espinosa, Claudio Girola, Alfredo Hlito, Enio Iommi, Raúl Lozza, Tomás Maldonado, Juan Melé, Lidy Prati, Gregorio Vardánega.

Martín Blaszko, Carmelo Arden Quin, Gyula Kosice, Rhod Rothfuss, Ian Uricchio integran el grupo Madí (1946) , nombre que ha dado lugar a discutidas paternidades y a teorías de toda laya como la famosa palabra Dada .Su célebre Manifiesto fue publicado en español y francés en la revista editada por Kosice, Arte Madí Universal y contenía pautas para la práctica de diversas manifestaciones artísticas rechazando aquello que era expresivo, representacional o significativo, rebelándose contra el historicismo, la técnica académica, la irracionalidad.

En cuanto al Perceptismo, fundado por Raúl y Rembrandt Lozza con el apoyo teórico de Abraham Haber, se expuso por primera vez en Van Riel en 1948:

“La pared es el límite del espacio arquitectural que sirve de fondo al plano pictórico. La pared arquitectural es el campo sobre el que la estructura forma-color tiene lugar”.

En este contexto no debe soslayarse la importancia de la revista “Arturo”, un único ejemplar publicado en 1944 en el que los artistas teorizan sobre su ruptura con todo lo conocido, convirtiéndose en intérpretes de la época y sobretodo su preocupación por poner al arte argentino en sintonía con las vanguardias europeas.

María Freire, Antonio Llorens y José Pedro Costiglilo constituyen el grupo del Uruguay que rechazó la intransigencia del Taller Torres García.

La abstracción originada en el Río de la Plata influirá más tarde en importantes artistas de Latinoamérica y también en otros argentinos que desarrollaron diversos modos expresivos.

Publicado por Ambito Financiero 11/10