Año 2010

“Gertrudis Chale- Una Pintora en el Mundo Andino” – libro

 

 El Dr. Mauricio Neuman, siquiatra, escritor, crítico de arte y Julianne Galland, historiadora norteamericana de la Universidad de Berkeley, son los autores de “Gertrudis Chale- Una Pintora en el Mundo Andino” que homenajea y permite descubrir a las nuevas generaciones una artista olvidada.

Nació en Viena en 1898 y murió trágicamente en 1954 en un accidente de aviación en La Rioja.

“Soy nómade, quiero andar sin pensar, siempre miro por delante y siento que aún tengo muchas vidas y paisajes que abarcar y vivir”, Una visión optimista de la vida a pesar de las vicisitudes sufridas a partir del triunfo de Hitler en 1933, época en la que estudiaba en Munich cuando se vió obligada a abandonar Alemania por su condición de judía.

Un periplo que la lleva a Suiza, después a París donde se casa con un francés para después radicarse en España donde hacía poco había terminado la Guerra Civil.

Durante el período en el que se instala en las Baleares, se reencuentra con la pintura cubista que había aprendido a ver en l´ Ecole de Paris, así como paisajes luminosos que tendrían mucho éxito cuando se instala en nuestro país, al que sólo se podía entrar por el puerto si se era solicitado por parientes argentinos. En ese momento estaba presidido por el Dr. Ramón Castillo, un gobierno germanófilo enmascarado en lo neutral .

Chale parte a Bolivia para poder entrar al país y es allí donde descubre, al decir de Neuman, “el mundo que tanto buscaba, el mundo andino. El Incanato”.Señala Neuman que toda su pintura está impregnada de la tradición milenaria, del ambiente telúrico de gentes sencillas, fraternas, unidas por sangre, cultura y destino.

Aprendió a cantar sus cantos monocordes, austeros, a tocar la quena, el erque y otros instrumentos de viento así como el bombo, caja y maracas.

Su paleta de ocres, grises , azules, celestes, negros, revela la profundidad de esas culturas y su paisaje desolado, un dibujo preciso y sensible que evita lo folclórico son algunas de las características que supo ver esta mujer europea que decidió que la Argentina era su patria.

Frecuentó a los importantes representantes de la cultura, por ejemplo, Basaldúa, Butler, Aquiles Badi, Oliverio Girondo, Nalé Roxlo, Grete Stern , Horacio Cóppola.

Ganó premios y concursos, los críticos Romero Brest, Osvaldo Svanascini, Romualdo Brughetti marcaron su rumbo y la incluyen en la generación 1939-40.

Formó parte del movimiento muralista y vale la pena acercarse a la Galería Santa Fe en su entrada por Marcelo T. de Alvear para ver en su cúpula los personajes telúricos que contrastan con los de Presas, Soldi, Torres Agüero, Seoane, Battle Planas. Fue esta su última obra.

Vivió en La Paz, Bolivia, en un pueblo paupérrimo al pié de las ocres montañas y se sintió profundamente conmovida por los Santuarios de Altura de Salta.

Y así recorrió el país, testimoniando sus vivencias, a través de una pintura silenciosa, figurativa a veces, con elementos surrealistas.

En el período que descubre el altiplano andino abandona el color por el color en sí y así describe la expansión de su visión: “trato de insinuar lo visto, lo inmenso, lo insólito. Vacío los cuadros hasta dejar lo más significativo, odio el motivo “decorativo”.

Vive y exhibe en Brasil, Méjico, Uruguay. Al observar las obras reproducidas en el libro, óleos, acuarelas, témperas, dibujos, no sólo reconocemos parte de la historia del arte universal debido a su formación europea sino la manera con la que supo identificarse con el paisaje y costumbres de los seres de la tierra profunda, alejada de lo panfletario identificatorio con lo que ahora se ha dado en llamar pueblos originarios.

Es interesante destacar que Julianne Galland , en su ensayo biográfico, utilizó los escritos, correspondencia y notas de viaje de Chale que datan de finales de la década de 1940 y principios de 1950, preservadas por la célebre Galería Bonino donde la artista expuso muy asiduamente, recientemente adquiridas por el coleccionista James Judd (California), director y co-editor de este proyecto que probablemente se extienda en exposiciones antológicas de Gertrudis Schalle, su verdadero nombre, “una mujer de belleza lujosa”, al decir de Neuman.

Edición Buenos Aires, Latin American Art 2009. 224 p., edición castellano- inglés.

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“Menos tiempo que lugar” – 22 artistas de Alemania

 

 En “Menos tiempo que lugar”- El arte de la Independencia, que se exhibe en el Palais de Glace participan 22 artistas de Alemania y países latinoamericanos convocados por su curador Alfons Hug de destacada actuación internacional. Dirige el Instituto Goethe de Río de Janeiro, fue curador de las Bienales de San Pablo en 2002/04, del pabellón del Brasil en las Bienales de Venecia 2003/05 y de la última Bienal de Ushuaia.

Eligió el primer verso de Mario Benedetti “Hay menos tiempo que lugar/ no obstante hay lugares que duran un minuto/ y para cierto tiempo no ha lugar”, como título de la muestra y que lo vincula al legado de Simón Bolívar: “anduvo sin descanso entre Venezuela, Europa y los países andinos, pero que al final, repudiado por todos, no tuvo ni lugar fijo ni tiempo suficiente para culminar su obra”.

Estos artistas visitaron tanto ciudades pequeñas que se aferran al pasado como metrópolis en las que se han arrasado los últimos vestigios de la historia.

Sobrevuela la exposición la famosa “Carta de Jamaica” escrita por Bolívar en la que esboza un llamado a la unidad de América a la vez que lamenta el futuro incierto del continente. Se sabe que los artistas no entregan recetas para las políticas de los países pero sí reinterpretan las situaciones de todo orden por las que atraviesan sus pueblos, las transformaciones de las ciudades y las geografías, muchas veces desvastadas, la convivencia de la marginación y la opulencia, apartándose de lo convencional y la vacuidad de los discursos que exaltan epopeyas para enfatizar los tópicos que la globalización ha puesto al descubierto.

Frank Thiel (Alemania) y sus fotos del Chimborazo hacen contrapunto con las que tomó en diversos museos de USA de la pintura de 1864 de Frederic Church, un paisajista norteamericano. Como muchos pensadores y artistas viajeros de la época, asignaban a los paisajes sudamericanos un halo mítico.

Germán Grau (Perú) hace un relato en el que intervino su bisabuelo, un legendario almirante que peleó durante la guerra del Pacífico entre 1879 y 1884 y cuya derrota terminó en la anexión del sur de Perú a Chile. El artista, de gran parecido físico con este personaje, juega con fotos digitalizadas de un irónico realismo dándole una vuelta de tuerca a un hecho histórico tan dramático.

Claudia Casarino (Paraguay) presenta tres vestidos de novia superpuestos en Ao Poi con encaje de ñanduty en homenaje a las mujeres paraguayas que se hicieron cargo de los asuntos del país devastado con motivo de la Guerra de la Triple Alianza en la que murió el 90% de la población masculina.

El personaje femenino de “Baile de Ideas” de Narda Alvarado (Bolivia), artista de la que hemos visto sugestivos videos en distintas bienales, mientras está recostada en su cama o hace tareas domésticas, imagina coreografías

Su video- animación con dibujos retocados digitalmente, revela la importancia que los indígenas daban a la danza no sólo como entretenimiento sino como estados del alma.

El famoso fotógrafo venezolano Alexander Apóstol hace leer a varias personas de un barrio pobre de Caracas la “Carta de Jamaica” en inglés, como la escribió Bolívar originariamente.

Un hecho absurdo que enfatiza la declamación vacía en un idioma incomprensible ya que los “actores” no hablan ni leen inglés. Una perfecta sátira al Bicentenario.

Leticia El Halli Obeid (Argentina) también en su video- color, cuestiona el Bicentenario y sus festividades cuando en un tren por el conurbano de Buenos Aires transcribe la “Carta de Jamaica”. El paisaje urbano contradice la promesa de grandiosidad que Bolívar esbozó para estas tierras.

Otro argentino, Julián D’ Angiolillo, utiliza video- color para las ruinas, desechos industriales, asentamientos entre la vegetación que bordea la cuenca del Riachuelo Matanza, uno de los 30 lugares urbanos más contaminados del mundo.

La arquitectura del Palais es difícil pero gracias al excelente montaje, la escalera del colombiano Juan Fernando Herrán, instalada en su parte central, remite a la de Xul Solar, pero es imposible de subir y en este caso, conduce a ninguna parte.

Los videos de Miguel Ventura (México) y de Bjorn Melhus (Noruega- Alemania) aluden al México militarizado y policial, vigilado pero, a su vez, desprotegido e inseguro.

En muestras de este tenor hay escasas oportunidades para la sonrisa y el escapismo. Martín Sastre (Uruguay) lo logra con su video “Tango with Obama”, un émulo que baila delante del Museo Reina Sofía de Madrid con un joven, al parecer, completamente seducido.

El hermoso azul del video de 9:21mn.de Claudia Aravena Abnghosh (Chile) nos lleva mar adentro desde el puerto de Valparaíso. Fragmentariamente se lee “mas grande es el odio que nos ha inspirado que el mar que nos separa de ella”, otra vez la famosa carta. Antes, las carabelas, ahora, los barcos con grandes contenedores que lo surcan.

La muestra consigue su propósito: reflexionar para que la palabra bicentenario no quede vacía de contenido.

Acompaña la muestra un excelente libro catálogo castellano-alemán con textos de importantes ensayistas sobre la actual situación social y política.

Esta muestra itinerante se verá en Montevideo, Lima, Medellín y finalmente en Alemania.

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Carlos Gallardo

 

 Desde que en 1989 conocimos la obra de Carlos Gallardo (1944-2008) expuesta en la Fundación San Telmo y cuyo catálogo con texto de Bengt Oldenburg atesoramos, supimos que estábamos frente a ese casi inasible concepto del arte como algo trascendente.

Entonces, pintaba, sus cuadros revelaban graffiti, camas, sillas vacías, la escalera como elemento recurrente. Un gran espacio escenográfico con títulos como “¿Godot, dónde estás?”, “El que espera desespera”, “Mi Buenos Aires querido”.

En 1993 además de “Con Textos” en Galería Der Brücke, llegará una instalación inolvidable en el Museo de Arte Moderno en la que además de las sillas, camas, escaleras, ahora corporizadas, aparecía la palabra en poemas de Olga Orozco. Instalación que se va convirtiendo en emocionante porque Gallardo hace emerger de un espejo de agua, dos muros cubiertos de nombres, decidido a recatarlos del olvido.

En otra propuesta aparecen las eternas preguntas existenciales: ¿qué, quién, cómo, cuándo, por qué?, para que intentemos encontrar una respuesta.

1997. Cartas, sobres, cajas de acrílico con fotografías borrosas, cédulas de identidad ordenadas obsesivamente, casi todo cubierto por una resina para fijar lo que constituyen “recuerdos”, atados con cables de acero, bisagras y tornillos para que no se dispersen. Una manera de apresar la memoria, despojándola de ese cliché del término, como lo señaló Dore Ashton en su texto para la muestra “Identi- Kit”, también expuesta en Der Brücke.

En 1994 “Back Up” (Museo Nacional de Bellas Artes), término que en el lenguaje de la computadora significa conservar, otra escenografía meticulosamente planeada, que proponía un espacio de reflexión y de conflicto, “razón de ser de la estética”, según Gallardo.

Además de las fotos, pasaportes, hojas de calendario, están presentes cables, partes de buzones, máquinas de escribir, clips, resortes, condones, 4000 jeringas, objetos en sí para nada visualmente atractivos pero que en su contexto ejercen una gran seducción así como las palabras, un elemento con alusiones al tiempo, su historia y visión del mundo como también sucedió en las series “Erratum” , fotografías tomadas en el puerto de Amberes.

En la actual Exposición Homenaje en Malba- Fundación Constantini, se presentan cuatro series de fotografías realizadas entre 2007/08: “Theatrum Mundi”, que da título a la muestra, “Vestigio” (Errancias), “Erratum”y (Destiempos).

El viejo puerto de Amberes era frecuentemente visitado por Gallardo dado que trabajaba junto a Mauricio Wainrot, su compañero en la vida y el arte, cuando estaban en la sede del Ballet Real de Flandes, debe recordarse la labor de ambos en el desarrollo del ballet contemporáneo, vasta actividad por la que fueron internacionalmente conocidos, premiados y aclamados.

El paisaje es austero, restos de barcos en primer plano, una atmósfera gris, de intensa melancolía en fotografías, disciplina que como todas las demás que abordó, registran el hacer de un artista integral

“ Theatrum Mundi” y “Erratum” tienen también el puerto de Amberes como fondo, bellos

contrastes de claroscuro, pero esta vez, Gallardo apela a cierta ironía a través de muñequitos que se deslizan, caminan, reposan, nadan, intervienen la imagen , despojándola de su severidad.

En “Destiempos”, engranajes de relojería, cajas con los meses y días del año impresos, y unos muñecos de color que parecen de cera, en actitudes teatrales. “Erratum”, una serie de fotos con versos superpuestos de extraordinario poeta Hugo Mujica, al que también eligió para la serie “Kronos” cuyos antecedentes se originan en los 90.

Se exhibe un conmovedor video que muestra al artista hablando sobre su obra así como extractos de escenografías y vestuarios de diversos ballets que tienen el sello inconfundible Wainrot-Gallardo.

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“Alter Ipse” Cristina Santander

 

“Alter Ipse”, una suerte de yo colectivo, es el título de la muestra de Cristina Santander que significa una vuelta de tuerca en la larga, destacada y fructífera trayectoria de una artista que cada vez que se expone, provoca un estado de ebullición en el contemplador.

Santander demuestra a través de 40 obras, de gran fuerza visual, que se puede innovar pero al mismo tiempo da por tierra con el “todo vale” del arte, desprovisto de todo significado y fuertemente trivializado por el consumismo al que jamás se ha sometido.

La muestra que se exhibe en la Sala J del Centro Cultural Recoleta, producto de tres años de estudio, investigación, gran elaboración, es un compendio de su experiencia como grabadora, pintora, que en los últimos tiempos hasta se atrevió con objetos de gran jerarquía y que ahora aborda apelando también a la tecnología.

Santander vueve su mirada hacia los orígenes, un viaje a Grecia la enfrenta a la cultura mediterránea, y así empieza esta suerte de paneo por la mitología a través del laberinto que preside una de las paredes de la sala.

De esta complicada estructura, se dice que es imposible o muy difícil encontrar la salida. Una metáfora de las incógnitas, incertidumbres, misterios de la vida, de ese camino que el hombre desearía infinito.

Un altar, “L’Ange du Cadran” o “el Angel del Tiempo”, una placa de acrílico con espejo donde se refleja nuestra infinitud parece invitar al abrazo protector.

Aunque nadie ahora puede creer que la Medusa tenga poder para convertirnos en piedra , su visión especular, inspirada en la cisterna de Estambul, ejerce gran fascinación.

Santander es por antonomasia, grabadora. Conoce los más recónditos secretos de esta milenaria técnica y es capaz de trasladarlos tanto a un extraordinario “Friso con Caballos”, marquetería de mármol de delicados grises e incisiones, como a aquellas obras realizadas digitalmente, por ejemplo, “Troya” o “Cuadri-Jungere”.

Toda la muestra es un ejemplo de montaje meticulosamente planeado y así encontramos una serie de 7 obras en acrílico sobre papel rugoso, a veces bordado con hilos de lana sobre las que cae dramáticamente el efecto de la iluminación por LEDS.

De simbología compleja y también incierta, el caballo está asociado con los deseos exaltados, los instintos, su visión era considerada presagio de guerra. Jung no dudaba que expresaba el lado mágico del hombre, “la madre en nosotros”, la intuición del inconsciente.

Más allá de estas consideraciones, Santander lo ha pintado en sus interpretaciones de la españolidad a la que es tan afecta por sus orígenes.

Aquí los “encierra” entre acrílicos y las burbujas internas inyectadas diluyen la imagen figurativa de una serie “Equus” , 5 piezas en el espacio. A propósito del caballo, es imposible dejar de señalar la calidad gráfica de “Selene Día”, “Selene Atardecer”, “Selene Noche”, grabado en carborundum.

En este recorrido Santander nos conduce a “Ariadna”. En esta obra, técnica mixta sobre papel incluida en placa de acrílico, están las formas curvas, la delicadeza del frágil hilo que va “bordando” esta leyenda inspiradora de poetas, artistas, y que ayudó a Teseo a matar al Minotauro.

Este se encuentra en la pared de la sala, opuesta al Laberinto, inspirado en el de Creta y que fue construido para encerrar al monstruo fabuloso, medio hombre, medio toro, que expresa, según el Diccionario de Símbolos de Cirlot, el escalón final en la gama de relaciones entre la parte espiritual y la animal del ser humano.

Se llega así al punto culminante de la exposición, un acrílico de 210 x 370 x 16 cm, un estallido de burbujas que va cambiando de color, joyante, poderosa conjunción de gran capacidad técnica y creativa contra la que arremete el diabólico Minotauro.

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 Juan Carlos Distéfano en OSDE

 

 Si se quiere hacer un recorrido cronológico de la exposición de Juan Carlos Distéfano (1930) en la Fundación Osde bajo la curaduría de la historiadora y crítica de arte María Teresa Constantín, debe comenzarse por el capítulo “Color sobre Volumen”. Obras realizadas a partir de los 60, relieves con acrílico sobre poliéster reforzado y lana de vidrio, toda una innovación en ese momento, por ejemplo: “Cabalgata”, “En el Fuego”, “En la Tierra”, “En la Lluvia” o el tríptico “Tres Versiones”, de fuerte carga erótica que causó gran revuelo en la IX Bienal de San Pablo cuya exhibición estuvo a punto de ser impedida y que años más tarde el artista donó al Museo de la Solidaridad de Chile.

El capítulo “Sanación y Condena” incluye, entre otras, “El Mudo” (1973), adquirida entonces por la Asociación Amigos del Museo de Bellas Artes en el que se exhibe permanentemente, “Telaraña” (1974/75), “Humo” (1975/76), “Giallo”(1972), “Persona- Homenaje a Cataluña” (1979/80) en poliéster reforzado y colado, obras testimoniales de la época de horror que se vivía en nuestro país: sobrecogedoras, un grito ahogado de macabra significación, capitales en su poética.

La relectura de estas obras confirma una vez más el compromiso del artista con la realidad política, la estatura de su capacidad creativa que debería se mucho más reconocida internacionalmente, el dominio del material que distingue su obra, su conocimiento de la historia del arte.

Esto se hace más evidente a través del erudito texto de José Emilio Burucúa, de vasta trayectoria en el campo de la Filosofía y la Estética, al establecer analogías con esculturas de los siglos III y II a.C., por ejemplo, Laocoonte, las infinitas Pasiones de Cristo, las flagelaciones y las resurrecciones de la pintura alemana del XV y XVI. En estas representaciones el cuerpo expresa su resistencia al dolor, “el movimiento de los músculos ha sido forzado hasta más allá de lo real y casi lo imposible…” según la cita del filósofo alemán Johann Joachim Winckelmann.

Rostros con el grito contenido o la imagen del sufrimiento encarnado hasta nuestros días en un Francis Bacon.

Siguiendo la relectura de las obras expuestas, el tercer núcleo “Inestabilidad del Equilibrio” incluye obras que confirman lo que pensamos de un artista diferente, de un virtuoso que escapa al sentido que se le da a la palabra perfección ya que ésta la distancia de su contenido humanista.

¿Qué palabras usar para estos cuerpos en máxima tensión, desafiantes de la ley de gravedad, que vuelan, que se ahogan, se queman, son aniquilados?.Angustia, dolor, burla cruel, ironía, sobrecogimiento, laceración, conmoción.

También se exhibe “Kinderspelen—En memoria de Eliana Molinelli 2003/06” a la que nos referimos cuando se expuso en Ruth Benzacar y que aquí adquiere otra dimensión espacial. Es un conjunto de nueve piezas con tres temas cada uno, en poliéster reforzado con fibra de vidrio, inspirado en un óleo sobre tabla de 1560 de Brueghel. Enfatiza el efecto de la droga en los niños, de impredecibles consecuencias a través de formas humanas grotescas, de mirada feroz, gestos violentos, las armas en la boca y otras partes del cuerpo, amenazantes, bajo la transparente resina.

No sólo se nutre Distéfano de Laocoonte, los descendimientos medievales, Brueghel, están los homenajes a Van Gogh en “Florero Roto en 1890” (1988/89), a Cúnsolo con “El Chico de la Boca” (2008), “La Urpila en Buenos Aires” (2009/10), inspirado en un cuadro de Ramón Gómez Cornet, una niña en un patio interior con perrito, bolsa con choclos y que Distéfano transforma en cartonera. Estas dos últimas contrastan con la desesperanzada obra anterior.

En las paredes de las salas se reproducen algunos pensamientos sobre la obra de Distéfano. Coincidimos y nos atrevemos a hacer nuestro el de Guillermo Roux escrito en 1980: “ Hoy he comenzado el día contento… El milagro del arte ha hecho posible que, después de mucho tiempo, éste sea un buen día”.

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Premio Cultural ITAU 2010

 

Para el Premio Cultural ITAU 2010-Aproximación al Arte Contemporáneo, se presentaron 1322 artistas de los 24 distritos federales y después de una rigurosa selección quedaron 33 finalistas, 16 pertenecen a distintos puntos del país y 17 a la ciudad de Buenos Aires y alrededores que se exhiben hasta el 22 de julio en el Espacio de Arte de Cerrito y Viamonte.

El Primer Premio Adquisición de $15.000 le fue otorgado a Gabriel Chaile (Tucumán, 1985) por “Postal”, foto- performance. Se trata de una acción realizada en la histórica casa al lado de los granaderos que la custodian, usando un disfraz escolar de cartón. Puede tener varias lecturas, desde el título, para el turismo, la tan mentada libertad alcanzada pero no para todos y hasta la inocente pregunta ¿qué querés ser cuando seas grande? A la que se respondía con idéntica inocencia: policía, soldado, granadero ahora reemplazada quizás por algún personaje tecnológico.

Mariano Vilela (Buenos Aires, 1970) recibió el Segundo Premio de $10.000 por “Paisaje Heredado”, grafito y barniz sobre papel.

Obra anclada en lo decimonónico, un paisaje brumoso con figura y perro, que podría ser inglés y con las grietas propias del paso del tiempo. Una ironía sobre cuadros decorativos, copias de copias de aquellos cuadros que ostentaban las casas con cierto status.

Jorge Miño (Corrientes, 1973), ganó el Tercer Premio de $7000 por su fotografía “la Estructura Fundamental”. Este destacado fotógrafo asistió a los talleres de Martín Weber, Alberto Goldstein y Alejandro Kuropatwa. Para referirse a su trabajo eligió un texto de Moholy- Nagy de 1928 en el que se refiere “a la integración de elementos que produce una curiosa unidad que se mueve en sendas ópticamente prescritas, como si fuera en un tren de ideas”. Hay que mirar con gran detenimiento el cruce de escaleras mecánicas captadas por una cámara que logra una multiplicidad de imágenes.

Cristian Segura (Tandil, 1976), recibió Mención por “Mesa de Trabajo y Reflexión”- Autorretrato, técnica mixta. Efectivamente, una mesa con el perfil del artista, encerrada en un cuadro con marco clásico, ornamentado. Responde al tipo de trabajo conceptual y cuestionador sobre las operaciones artísticas que lo caracteriza, recordamos su maqueta del Museo Castagnino de Rosario realizada con cuatro libros de arte y su valijita de ex director de museo que aludía a su experiencia como Director del Museo de Tandil.

San Poggio (La Plata, 1979) recibió también Mención por “Recital (con nubes)”, témpera, acrílico y laca sobre madera. Una estructura geométrica que contiene multitudes, personajes diminutos, algunos absurdos con cabezotas y piernas, fondo casi romántico-naÏve con nubes y lluvia, no sabemos si al borde de lo trágico, un diálogo entre la severa geometría y lo lúdico.

Paula Otegui (Buenos Aires, 1974) y su “Paraíso de Raquel”, técnica mixta sobre tela, en blanco y negro, describe un paisaje selvático, caótico a simple vista. Poco a poco se revelan figuras, aves, otros animales, formas geométricas y el todo remite a una cierta visión de la pintura oriental .

Destacamos especialmente “24 cuadros por segundo”, una poética instalación de video y pinturas de Estanislao Florido (Buenos Aires, 1977). Como lo señala el artista “la obra propone la creación ficcional de una película que no es película y de una pintura que no es pintura”. El título responde a que un segundo de película equivale a 24 cuadros. El video, literalmente nos abre las puertas a un recorrido por la historia del paisaje desde de Chirico, Magritte, Friedrich, entre otros.

Federico Zukerfeld (Buenos Aires, 1979), artista visual y performático, realiza experiencias callejeras e intervenciones urbanas.

Durante 10 años coleccionó tarjetas personales de críticos, galeristas, artistas, directores de museos, agentes culturales nacionales e internacionales con los que “hay” que establecer relaciones para ser admitido en el circuito del arte si se quiere llegar a “ser alguien” tenido en cuenta. Obra cuestionadora e irónica, titulada “Operaciones”, palabra muy difundida en el medio artístico.

Diez minutos en una isla paradisíaca, tropical, sonido del mar como fondo súbitamente interrumpido por la presencia y el tronar de helicópteros tipo Apocalypse Now. La atmósfera se torna rojiza, un tsunami de desperdicios, muebles, gaviotas amenazadoras cae como proyectiles. Nieva. Final a lo Disney, excelente video-animación “Verano Rojo” de Mónica Heller (Buenos Aires, 1975).

Como se ha leído a lo largo de la nota que no puede incluir a todos los artistas, diversos son los medios que utilizan para también contenidos diversos. Cuentan historias con un cierto escepticismo, no son predecibles, los códigos son más difusos, menos formales, pero sí son formales en cuanto a su quehacer, pueden incursionar en distintas disciplinas que se fusionan.

En esto reside el interés de esta muestra de artistas de una generación que viene marchando… y que responde a la errancia del arte actual.

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Francis Bacon

 

 Hasta el 19 de agosto el público argentino podrá tener el privilegio de apreciar 40 dibujos de Francis Bacon (Dublín, 1909, Madrid, 1992).

Industrias Culturales Argentina, el Centro Cultural Borges, el destacado historiador de arte, crítico, poeta y ensayista británico Ewdard Lucie- Smith y Massimo Scaringella (Italia), gran difusor del arte contemporáneo de su país, como curadores, han organizado la muestra “La Punta del Iceberg”, casi un descubrimiento arqueológico en el corpus de la obra de uno de los más grandes artistas del siglo XX.

Se trata de los “dibujos italianos”, de gran tamaño, en papel Fabriano, realizados entre los años 80 y 1992 durante los numerosos viajes a Italia adonde se escapaba para huir de la celebridad, del acoso de críticos y periodistas, de la influencia del mercado; era su refugio, especialmente Venecia, un pequeño pueblo cerca de Bologna y Cortina d´ Ampezzo a la que consideraba un paraíso.

Recorría Italia en compañía de Cristiano Lovatelli Ravarino a quien dejó alrededor de más de doscientos dibujos, entre ellos, las obras aquí expuestas. Y es así como comienza una saga de carácter judicial que llevó 11 años, desde el momento en el que la galería Marlborough (Londres) los consideró falsos hasta el final de un proceso concluido felizmente en 2004 cuando se corroboró su autenticidad.

Factotum importantísimo en el desenlace de este thriller es el abogado criminalista y también coleccionista, Humberto Guerini, presente en Buenos Aires, que se involucró con la vida y obra de Bacon a tal punto que su investigación dio por resultado la liberación de su defendido de todos los cargos al comprobarse no sólo detalles técnicos sino que ambos pasaron mucho tiempo juntos a lo largo de varios años.

Otro ingrediente de esta saga era la afirmación por parte de expertos de que Bacon no dibujaba. El mismo Bacon decía que “nunca dibujaba” ya que su método era el “azar” y el “accidente creativo”. “Se lo que quiero hacer, pero no sé cómo hacerlo”, le decía al muy influyente crítico de arte inglés, David Sylvester, su exégeta más conocido, por eso espero que un accidente o el azar lo hagan por mí”.

Ese “nunca dibujo” era una pequeña mentira ya que muchas personas del mundo del arte los vieron en su estudio así como aquellos que los recibían a modo de disculpa, por ejemplo, dueños de bares, debido a su estado de embriaguez.

Muchos de sus dibujos, bosquejos, fotografías retocadas, estudios preliminares, aparecieron después de la muerte del artista, un material que, según Giorgio Soavi en su artículo del Corriere della Sera a propósito de la exposición de 1999 en la Tate Gallery (Londres) “tenía poco en común con el caos, con el mundo perturbador y terrorífico y las luchas que Bacon enfrentaba cuando realizaba sus cuadros”.

Son trabajos intensos, descriptivos, de gestos rápidos, muchas veces con instrumentos de dibujo, los rostros de líneas envolventes, más enmarañados que el resto del cuerpo, caóticos, el grito furioso de una boca que cambia de forma, “me gusta el brillo y el color que viene de la boca y siempre tuve la esperanza de pintar la boca como Monet pintaba la puesta del sol”.

Según Edward Lucie- Smith, autor también de uno de los textos del catálogo y que escribió sobre Bacon cuando realizó en 1962 la primera retrospectiva del artista en Londres, se trata de grandes hojas para complacer a un amigo, tal como los dibujos que Miguel Angel hizo para el joven Tommaso Cavalieri y donde están sus temas: retratos, autorretratos, crucifixiones, Papas, de los que Bacon , ya al final de su vida, no se sentía satisfecho, es más, “odio los papas porque después de la extraordinaria imagen de Velázquez fue muy tonto de mi parte haberla usado”.

En la conferencia del martes 29 en el Centro Borges, “¿Dibujó Bacon?”, Edward Lucie- Smith relató las anécdotas que se refieren a las distintas series de dibujos, incluso los que la galería Tate de Londres compró después de su muerte, el proceso creativo de los aquí expuestos y sus comparaciones con otros artistas como, por ejemplo, Guercino, calificando a Bacon como profundamente romántico, casi melodramático que expresa la dicotomía de la esperanza y la desesperación.

Un antes y un después de Picasso, un antes y un después de Bacon que admiraba a Van Gogh, a Grünewald, a Rembrandt, a Velásquez, un arte lacerado, desgarrador, violento, por su biografía sabemos que se había acostumbrado a vivir diferentes formas de violencia,, una trágica visión del mundo y del hombre, imborrable, para siempre conmovedor.

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Enio Iommi

 

 Conflictivo., contestatario, rebelde, inconformista, trasgresor, concreto.

Concreto en sus apreciaciones: “Debemos sacudirnos para sacarnos el conformismo que invade el ambiente artístico. Digamos lo que debemos decir y tendremos nuevamente la escala del arte. Dejemos el éxito para los mediocres”.

Se trata de Enio Iommi (Rosario, 1926), co-creador de Arte-Concreto Invención, protagonista de la vanguardia argentina de los 40 y su retrospectiva en la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta.

No obstante sus conocimientos de todos los oficios de la escultura aprendidos junto a su padre, hacia 1942, Iommi opta por la pintura, un autodidacta en esta disciplina que abandona en 1945 cuando realiza su primera escultura concreta “Direcciones Opuestas”, construcción en alambre blanco, rojo , negro , actualmente en una importante colección particular.

Con ella sucedió lo que siempre quiso: “doblé, soldé los alambres y armé el espacio”. Según Juan Melé, otro protagonista de la vanguardia, “se trataba de direcciones que recorrían el espacio”.

Cuando en 1949 se disuelve la Asociación Arte- Concreto Invención realiza obras lineales, geométricas y espiraladas. Entre 1950 y 1976, sus obras se van a caracterizar por formas concéntricas y continuas, superficies planas y plegadas en bronce, cobre y acero inoxidable, muy pulidas. Las dibujaba sobre el plano, hacía maquetas, le interesaba ver los volúmenes espaciales que iba construyendo.

Etapa riquísima en exposiciones, invitaciones, viajes, representa a la Argentina en el exterior, se convierte en un artista de gran prestigio, el crítico Aldo Pellegrini utiliza la palabra “refinamiento”. Señal de alarma. Iommi no quería caer en el manierismo y abandona la búsqueda de lo bello.

Sin embargo, se suceden las exposiciones y en 1971, después de una muestra realizada en una plaza en la que una soga la recorre y ata los árboles, junto a Líbero Badii, Horacio Coll, Alberto Heredia y Aldo Paparella presenta en la galería Carmen Waugh, un conjunto de envases de cartón de productos industriales y llenan las paredes con inscripciones ligadas al mundo del arte y del consumo.

Galería del Retiro, 1977: “Adiós a una época-1948-1977 al 2000”. “Yo necesitaba no cambiar sino profundizar mi problema”.Intuía una nueva cultura. Junto a 20 esculturas de aluminio, “refinadas”, una obra de cartón y madera y la famosa “Un rectángulo de acrílico y basura” con el texto “Año 2000, creo que será como siempre. La fachada humana muy brillante pero por dentro seguiremos acumulando escombros”.

Obra y texto fundamentales que marcan una época en la que empieza a trabajar con materiales de desecho y adoquines. Los materiales expresaban la situación social , cultural y política de la dictadura militar, una manera de dramatizar un quehacer en el que se compromete como ciudadano y como artista que cree en la libertad. La represión, así lo señalaba, era representada a través de dos adoquines con alambres.

En 1986 toma la sexta línea del Padre Nuestro y realiza panes rellenos de adoquines con los que alertó acerca de las desigualdades. En 1987 presenta una “baguette” barnizada, cortada por el medio, rellena de adoquines, de su versión 1995, salen vidrios y clavos o muñequitas, objetos ensamblados, bajo el título “El pan de cada día más duro es”.

En el recorrido por más de 60 obras están aquellas expuestas en 1997 en Ruth Benzacar “El Espacio como Forma”. Pavas, cafeteras, cacerolas, baldes de aluminio, elevadas a la categoría de esculturas como las de sus primeros períodos. Seccionadas, divididas, mostrando su interior para que el espacio funcione como forma, casi el Iommi del Concretismo.

Una cuarta etapa comienza en 2001, objetos ensamblados, ensartados, intervenidos con juguetes de plástico, monos de juguete, maniquíes, espejos, cajas de vidrio. “Hombrecitos pasando por la ley del embudo” remite a la ansiedad por el poder y sus consecuencias.

La muestra “El Filo del Espacio”, curada por las historiadoras del Arte, María José Herrera y Elena Oliveras, fue pensada para “un lector atento y desprejuiciado, dispuesto a repensar el arte y el mundo a través de una obra que tiene el efecto de sacudirlo del letargo habitual”

Esta visión retrospectiva confirma su constante búsqueda de nuevas formas de expresión, su arremeter contra sus propias bellas obras, es llevar a situaciones límite su horror a la angustia, es satirizar el poder, es dignificar los materiales pobres, es un acto de fe por la libertad creadora, una manera de expresar su eterno inconformismo y su pensamiento crítico.

Publicado en Ambito Financiero 

 


Hlito-Ocampo

 

Dos grandes artistas consagrados comparten “cartel” en el MAT (Museo de Arrte Tigre). Niko Gulland, curadora de la muestra, los eligió por su rigor estético, por su rigor ante la vida y por la calidad de una obra trascendente.

Alfredo Hlito (1923-1993) es un nombre insoslayable asociado a Arte Concreto-Invención, movimiento vanguardista de nuestra historia del arte. Junto al poeta Edgar Bayley y Tomás Maldonado escribió con meridiana claridad acerca del proceso del Concretismo.

Como lo señala el escritor Rodolfo Alonso en el texto del catálogo, Hlito “se consideró tanto pintor como escritor, un caso no demasiado común entre los plásticos, y en ambos dones, del más alto nivel”.

Según confesó en un artículo sobre “El Arte Concreto” (Revista de la Universidad de La Plata, 1958), “cuando trabajo no opero con conceptos sino con imágenes sensibles, cuando pinto no tengo necesidad de pensar en que estoy haciendo arte concreto…”.

Hecho comprobable cuando se recorren obras tempranas “Sin Título” (1962) o “Tema Central” (1973) o más adelante, las enigmáticas “Efigies” de los 80 que desarrolló hasta principios de los 90.

Se pueden observar las vibraciones de la pincelada, la levedad del trazo hasta el rigor de ciertas formas que cobran humanidad y que se dirigen al contemplador para provocarle algún sentimiento asociado con un ser superior.

Importante también la selección de obras de Miguel Ocampo (1922). Un texto del ya mencionado escritor Rodolfo Alonso con motivo de la retrospectiva realizada en 1997 se refiere a que “sin estridencias, pero también sin dogmatismos, naturalmente ajenos a su ser, este artista supo dejarse vivir en la pintura, ser en la pintura, ser pintura”

Cuando se refiere a dogmatismos, cabe recordar sus años compartidos con los artistas concretos para finalmente apartarse ya que no podía aceptar los severos postulados del movimiento.

Las obras permiten releer diferentes periodos, el concreto de comienzos de los 50, el de Roma en el que lo geométrico se transforma y aparece la atmósfera particular dada por la vibración del color y la ondulación de la forma.

La luz y la línea ondulada marcan el período neoyorkino precedido por el de París, una versión paisajística de carácter informalista, pero a la Ocampo, un dejarse llevar, sin arrebatos. Hacia mediados de los 70 pinta una serie en la que se “ven” fragmentos de figuras cargadas de erotismo. Con su habitual sentido del humor, Ocampo confiesa: “como para darles el gusto y cerrar 10 años con el tema, pinté una serie recreando detalles del “Baño Turco” de Ingres. Aquí se exhibe “El Beso”, un tributo a Bronzino.

Aparecen las abstracciones que se transforman en pampas y de allí hasta hoy, una sublimación del paisaje que lo rodea en La Cumbre, su refugio.

A propósito de “Cuchi Corral” (1980) transcribimos lo que apareció en su cuaderno de Bitácora: 150x200cm. Acr. s/tela La Cu. Dic. 11 Dominante gris verde. Grandes nubes blanco rosa, arrancando de un contraste blanco negro. ¿Es esta descripción escueta descripción solamente?.Por su lirismo, levedad, inmaterialidad es simplemente bello.

Y así con sus grafismos orientales o “el pasaje” de un paisaje a otro de “Fragmentos del Presente” (2009). La conjunción Hlito-Ocampo, obra sobresaliente que puede mirarse una y otra vez.

Publicado en Arte al Día


 “Botero Abú Graíb”, libro

 

Botero Abú Graíb”, libro recientemente publicado por Editorial Océano, comprende la serie de 50 óleos y numerosos dibujos que el artista realizó en respuesta al escándalo desatado respecto a los casos de maltrato de los reclusos iraquíes de la cárcel cercana a Bagdad por parte de soldados de Estados Unidos.

Botero, conocido por sus prototipos de la mujer inmensa, rotunda, de aspecto adolescente con boquita mínima, los hombres, soldados, generales, obispos, reyes, ladrones, jugadores, travestis, políticos, han sido objeto de su ironía y mordacidad,“comentario burlón”, ”sarcasmo asordinado”, según Germán Arciniegas.

Este desborde y sensualidad de las formas reflejadas también en sus naturalezas muertas, tiene su contrapartida en la textura en la que la materia aparece velada, opaca y el color que nunca es exuberante.

En esta espeluznante serie basada en material fotográfico y en testimonios escritos, Botero no ahorra detalles en cuanto al tratamiento de la sufriente figura humana encerrada en celdas sombrías, el aspecto feroz de los perros guardianes enfurecidos atacando a los prisioneros atados con sogas, las humillaciones a los reclusos sometidos a abusos sexuales y sadomasoquistas.

David Ebony, autor del texto, señala que los reclusos no poseen el cuerpo fornido con que los representa Botero pero las formas robustas sugieren un peso psicológico y moral que domina los espacios reducidos en los que se encuentran.

Botero ya había abordado temas polémicos cuando en 1959 hizo una serie acerca de los enanos inspirada en los retratos de Diego Velásquez, “Guerra” (1973) muestra un montón de cadáveres ensangrentados en alusión al período de desorden político iniciado en Colombia a fines de los 40, época de su formación artística.

A fines de los 90 realizó una serie sobre las guerras de los carteles del narcotráfico que donó al Museo Nacional de Colombia en Bogotá y al de Antioquia en Medellín. En 2002 realizó “Masacre en la Catedral”, también en respuesta a la acción demoledora de un cilindro bomba que mató a 120 personas en una iglesia rural. Botero se siente obligado a manifestar su opinión sobre hechos tan dramáticos, es una suerte de proclama para llamar la atención acerca de que la violencia engendra más violencia.

Todas las obras tienen sus antecedentes: la iconografía cristiana del arte medieval, Memling, Ribera, Goya, Sequeiros, Géricault, Picasso, Andy Warhol, entre otros artistas que se atrevieron a denunciar las injusticias, la crueldad y la violencia, los horrores y los desastres de la guerra.

Publicado en Ambito Financiero 


Juan Andrés Videla

 

¿Qué son?. ¿Fotografías? Parecen algo desenfocadas, brumosas, se perciben contraluces, una cierta manipulación de efectos, las imágenes fascinan con más fuerza que el objeto natural a partir del cual se realizaron.

Sin embargo, Juan Andrés Videla (1958), nos engaña deliberadamente. En realidad son grafitos llevados a un punto tal de virtuosismo que caemos en la trampa ¿Lo hace adrede?

Quizás para que nos cuestionemos si vemos lo que vemos o es todo pura ilusión, pura ficción. Su dibujo sobre placa de fórmica con cualidad fotográfica parece disolverse.

Conocimos su obra de imágenes de casas de barrio con persianas bajas, las calles con un efecto lumínico que hacía que el pavimento pareciera mojado o más recientemente una exposición en la que había imágenes de interiores muy despojados o la contracara, muy ornamentados, con sus muebles y arañas francesas.

Lo que se exhibe en la Galería de Arte Alejandro Bustillo del Banco de la Nación Argentina son principalmente jardines. “…el jardín silvestre/El jardín que se armó solo/El jardín que es/Que es hoy sin mí”

Por eso nuestra mirada duda, se inquieta. Es un jardín enmarañado, hay macetones, una bicicleta abandonada, alguien ha pasado por allí.

Hay también un bosque impenetrable, brumoso, húmedo. No faltan los tigres. Todo parece evanescente.

Pero además del grafito, Juan Andrés Videla, usa el óleo. Pinta con texturas, ensaya todos los grises, la gestualidad se impone, pero está calculada, pensada, elaborada. No hay desbordes.

Videla ha captado cómo este jardín se desarrolla en libertad, cómo las raíces, las ramas, el follaje se dobla, retuerce, desplaza.

Para lograr esto se necesita captar la naturaleza interna de las cosas. En el pensamiento taoísta la ley interna de las cosas se puede representar por la luz y la oscuridad.

Y volvemos entonces al supuesto engaño. Porque en el origen está la fotografía .Recordamos una esas frases ingeniosas de Man Ray: “Fotografío lo que no deseo pintar y pinto lo que no puedo fotografiar.” Creemos que no se puede fotografiar la naturaleza interna de las cosas. Por eso Videla pinta.

Publicado en Ambito Financiero