25 abril, 2018

Olga Autunno – Soberana Naturaleza

Por Laura Feinsilber

Con más de 18 distinciones en su haber, ganadora, entre otros, del Premio Trabucco Adquisición en Grabado de la Academia Nacional de Bellas Artes (2006), el Primer Premio Monocopia del Salón Manuel Belgrano (2012) y el Segundo del Salón Nacional (2015), Olga Autunno ha profundizado esta técnica con la que realizó importantes muestras en el ámbito nacional e internacional.

Dadas sus investigaciones en sus diferentes derivados y su riguroso quehacer podría calificársela como inconformista ya que , a través de sus numerosas exposiciones, ha brindado importantes y diferentes abordajes que no sólo se limitan a lo técnico.

Su preocupación por la ecología quedó demostrada por el fuerte impacto que sufrió ante el siniestro forestal ocurrido  en nuestro país, en el  valle del Lago Cholila donde ardieron 41.000 hectáreas.

Allí realizó instalaciones de “sanación” pintó cruces, dejó ofrendas florales, instaló sueros en los árboles, cubrió con gasas verdes  árboles calcinados, intentó devolverle la vida  a los restos que quedaron bajo las cenizas. Hizo un registro fotográfico y de video que exhibió bajo el título “El Bosque Encendido”  en el Museo Sívori considerando que este lenguaje, mucho más directo, permite tomar conciencia de los estragos causados por el hombre. Añade así su nombre a muchos artistas argentinos que desde hace un largo tiempo desarrollan la relación arte – naturaleza y han abordado este tema como preocupación artística y conceptual.  Recordamos a García Uriburu, Charlie Nijensohn, Teresa Pereda, Andrea Juan, Claudia Aranovich, Matilde Marín, Beatriz Moreiro, por sólo citar algunos.

En su actual muestra en las Salas del Banco ciudad- Caja de cristal, Autunno utiliza el método de la algafría, procedimiento de grabado mediante una plancha de aluminio.

Es un mensaje de esperanza después de tanta devastación y demuestra “cómo la naturaleza persiste en su misterio, invulnerable, siempre resurge, soberana”.

Vemos las ramas que pujan por salir de su encierro, se expanden, quizás, porque “conserva su memoria y la magia persiste”.

Cuarenta y seis obras entre técnicas mixtas, grabados, ensambles en metal, libros de artista, pequeñas esculturas que replican las ramas que intentan volver a crecer.

Así Autunno  invita a confiar en la perpetua belleza de la naturaleza y deja su huella, aunque una sola persona se detenga por un instante ante las obras,  en un entorno ajeno a estas preocupaciones como es la sede de un banco en el trajinar alienante  del centro porteño.

Publicado en Ambito Financiero