21 enero, 2013

Oscar Muñoz (Colombia)

Por Laura Feinsilber

La primera gran retrospectiva en América Latina del artista colombiano Oscar Muñoz (Popayan, 1951) se exhibe en el MALBA, organizada por el Museo de Arte del Banco de la República en Bogotá con la curaduría de José Roca (Barranquilla, 1962) actuando como co-curadora María Wills Londoño (Bogotá, 1979).

Oscar Muñoz se graduó en la Escuela de Bellas Artes de Cali en un contexto cultural intenso y multidisciplinario.

A lo largo de 40 años de producción ha utilizado diversas técnicas y experimentado sobre diferentes soportes, generando una profunda reflexión plástica sobre la naturaleza de las imágenes.

Su obra integra importantes colecciones públicas y privadas en Estados Unidos, Londres, y por supuesto, su país natal.

Una larga lista de museos y galerías internacionales exhiben su obra, ha participado en las Bienales de la Habana, San Pablo, Venecia, Wangju, Praga y es fundador de Lugar a Dudas (Cali), un espacio independiente sin fines de lucro que promueve y difunde la creación artística contemporánea.

Pensada a partir de la idea de protografía (revés de la fotografía, momento anterior o posterior al instante en que la imagen es fijada para siempre) la exposición se organiza en torno a diferentes temas: la imagen en flujo y la imagen inestable, la imagen como impronta y como reflejo, los soportes como lugar donde la imagen se configura y deshace

Los curadores señalan que “el uso de elementos fundamentales –agua-aire-fuego en varias de sus obras hace referencia a los procesos, los ciclos y las manifestaciones trascendentales de la vida, la existencia y la muerte”.

“Protografías” es una muestra que emociona porque nos hace tomar conciencia de nuestra finitud, porque el problema radica en el presente de la imagen y no en el pasado en que ocurre el registro, en lo relativo de nuestra circunstancia. Posee la capacidad de desestabilizarnos desde el ingreso ya que hay que caminar sobre un vidrio estallado que cubre una fotografía aérea de Cali.

“Ambulatorio” (1994-2008) “es una superficie para ser percibida y sentida al caminarla”, explica el artista, es en Cali donde ha desarrollado su trabajo y remite a la violencia del lugar.

Se han incluido dibujos, lápiz carbón sobre papel realizados en 1976-78 que revelan la sordidez de los inquilinatos de Cali.

Pero es en la fotografía y en las instalaciones donde su trabajo alcanza esa dimensión que lo convierte en trascendente gracias a sus sutiles y bellas imágenes.

Recordamos una exposición en el MAM (Buenos Aires, 2007) de tres prestigiosos artistas colombianos, entre ellos, Oscar Muñoz, con su serie “Narciso” realizada en 2000/01: 12 fotografías fijas sobre papel, como fondo un lavatorio sobre el que Muñoz dibuja un rostro, las secuencias de su transformación y final disolución. Un video repite el proceso mucho más dramáticamente. En ese entonces escribimos, “ devuelve la esperanza ya que si el espectador no se va, la disolución no es definitiva”.

La serie de Narcisos (1994-2011) también fue expuesta en el Festival de la Luz de 2008.

En “Simulacros”, una gota cae desde un grifo sobre un dibujo con polvo de carbón sobre agua en un recipiente transparente. Los cuerpos aparecen deformados en el agua.

Otra obra muy emocionante es “Fundido a blanco” en la que el artista retrata a su padre unos instantes previos a su muerte, registrando su respiración. Una cortina muestra la imagen algo borrosa de su madre muerta como si fuera la última visión de su padre.

“Las Cortinas” (1985-86), son cortinas de baño pintadas con tinta en el momento en el que el agua corre sobre ellas y revelan unos cuerpos desdibujados en color sepia.

Hay una serie compuesta por varias placas redondas de acero sobre las que el visitante exhala su aliento, aparecen entonces obituarios de los diarios

En unas vitrinas, se exhiben páginas de periódicos dibujadas con una punta candente, otra vez la referencia a la violencia en su país.

Una serie de pequeños cuadros aparentan haber sido hechos en venecita pero en realidad son cubos de azúcar pintados con café. Al alejarse, el visitante percibe rostros difusos, a la manera en que los niños aparecen pixelados en la pantalla.

La memoria, la ausencia, la muerte, son los temas de estas 70 obras expuestas y que Muñoz aborda con gran maestría.

Publicado en Ambito Financiero