27 enero, 2019

Luis Wells – Libro

Por Laura Feinsilber

Entre los libros recibidos en 2018 está el dedicado a Luis Wells (Buenos Aires, 1939) con prólogo de Luis Felipe Noé quien destaca cinco etapas en el corpus de su obra: la objetual, la arquitectónica, construcciones pictóricas, la figuración visita las estructuras y la gran orquestación de experiencias en las que Wells tiene desde siempre “la misma libertad de juego, la misma dialéctica espacial y búsqueda gráfica-como diseñador experto que es-de diálogos entre figuras del más distinto origen” .

Todas esas etapas han sido también profundamente analizadas en “Intuición, creatividad y trabajo”, texto de Cecilia Rabossi y “Luis Wells revisitado”, escrito por Patricia Cairoli Díaz Guitian  interrumpido por su temprano fallecimiento en 2009, ambas destacadas investigadoras de arte.

Es ocioso  detenerse en la biografía de este artista, protagonista de una época rica en rupturas, controversias, pros y contras de la crítica y del público, “éramos la reacción contra el buen gusto, el del Rosa Bombón” , término acuñado por Rómulo Macció.

Wells comenzó a exponer colectivamente en 1958 e individualmente desde 1961 y desde sus épocas de la Pueyrredón los estudiantes reformistas, humanistas, izquierdistas, reaccionaban contra el anquilosado sistema académico rechazando a los profesores ortodoxos.

Ese es el origen de un Wells cuyas monocopias llamaron la atención de Alberto Greco con el que después constituirán el Movimiento Informalista en 1959.

De allí que la lectura de este libro provoque el recuerdo de años tan creativos, disruptivos, el empleo de materiales de desecho, el énfasis en lo síquico,  en la acción, en lo intuitivo y lo azaroso la valoración que hace Rafael Squirru, crítico que acompañó el movimiento desde sus principios.

Pero , según Wells, el informalismo cundió entre los jóvenes- todos eran informalistas-, murió de indigestión , todo era texturas,manchas….

No obstante fue un movimiento trascendental que incitó a la rebelión y a la apertura. Wells fue un pionero del arte del objeto, intervenciones en las maderas, latas, tubos de cartón a los que les daba una pátina oxidada.

Fue en la memorable Galería Lirolay en 1961 que presentó diversas obras , entre ellas, “Jerry que fue Nathaniel”, ensamble de tablas, sócalos, marcos que tenían su propia historia y que ha sido utilizada para la tapa y contratapa del libro.

Como señaláramos, fundó con Greco y con Kenneth Kemble el Movimiento Informalista y más adelante también con Kembley Jorge López Anaya el Arte Destructivo. Quemar, romper, destruir, con cuchillos, hacha, pólvora, balas, una acción violenta acompañada por gruñidos, crujidos, sonidos distorsionados.  Era una manera de destruir lo que ellos habían creado y que proliferaba casi institucionalmente.

En cuanto a la etapa arquitectónica realizó construcciones ondulantes invadiendo techos y paredes que demostraban su gran creatividad.

Recibió importantes premios, entre ellos, Ver y Estimar (1961),  Di Tella (1965),Konex(1982y 1994),Salón Manuel Belgrano (1996), Gran Premio Salón Nacional (1997).

Hacia comienzos de los 90 su obra va hacia una figuración de trazos esquemáticos, líneas ondulantes a manera de trazos en extrañas arquitecturas con citas , por ejemplo , a Picasso en  “Mujeres corriendo” (1994). Su cromatismo intenso, refinado, una suerte de “seguir recordando la pintura en este mundo tecnológico y despiadado”.

Wells había realizado en 1965 una serie de “Toys” y en 2008 retoma este quehacer en MDF policromado en diversos tamaños. Recordamos su extraordinaria muestra “Obra Imprevisible” en la Sala Cronopios del entonces verdadero Centro Cultural Recoleta.

Wells residió en Londres hacia 1966 , más adelante se instaló en Nueva York durante 10 años donde realizó muebles, artefactos lumínicos,  esculturas múltiples además de realizar diseños gráficos por los que fue premiado ya que este artista se autodefine “como un pintor que hace otras cosas”

Regresó a la Argentina en 1975 en momentos de gran violencia que culminará en el golpe de Estado de 1976.

La lectura del libro nos remite también al Bar Moderno donde se reunían los pintores de vanguardia, los integrantes de la mesa de los informalistas, la de los surrealistas, el Grupo Espartaco,” algunos se pasaban de una mesa a la otra, se armaban una podridas fenómenas. Era maravilloso”, según consta en  una entrevista realizada a Wells.

Wells tenía la necesidad de quebrar los lenguajes plásticos establecidos así como transformar la contemplación en acción.

Volviendo al prólogo de Noé, el contrapunto es su pasión : volumen, plano, color , espacio real o virtual y un gran común denominador: la aventura.

336 páginas. Bilingüe, castellano, inglés. Fotografía: Gustavo Lowry, Diseño Gráfico y Diagramación: Luis Wells y Jerónimo Veroa. Impresión : Talleres Trama.