14 abril, 2014

Donación Garabito MALBA

Por Laura Feinsilber

“Garabito. La Donación” se exhibe hasta el 9 de junio en la Sala 3 del primer piso del MALBA.

Es un conjunto de 31 obras — 13 pinturas, 6 dibujos, 12 esculturas– realizadas entre 1965 y 2007 donadas por Ricardo Garabito al acervo del Museo, seleccionadas por Eduardo Constantini, presidente de la Fundación y Marcelo Pacheco, gran conocedor de la obra del artista.

La incorporación de este conjunto enfatiza el compromiso de resguardar, preservar, exhibir y difundir la valiosa obra de un artista de “culto”.

Nació en Trenque –Lauquen en 1930, vive y trabaja en Buenos aires desde sus 18 años.

Concurrió al taller de Horacio Butler, conoció a Samuel Paz y Samuel Oliver destacados críticos y mentores que apoyaron su obra desde sus comienzos y su primera exposición individual tuvo lugar en Galería Rubbers en 1963 prologada por Manuel Mujica Láinez

Realizó más de 11 exposiciones individuales y fueron muy importantes las muestras realizadas en en la Fundación San Telmo (1982), en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta (1998) así como la gran retrospectiva del Museo Nacional de Bellas Artes (2007) bajo la curaduría de Samuel Paz para la que se editó un importante catálogo con un ensayo crítico de Marcelo Pacheco, una entrevista de Victoria Noorthoorn y críticas aparecidas en diversos medios.

Para la presente muestra se ha editado un catálogo que debe considerarse como un importante documento de este especial acontecimiento para el MALBA.

Si bien pertenece a la generación de de la Vega, Deira, Noé, Ricardo Garabito no se enroló en ninguna de las tendencias que se fueron sucediendo desde los 60. A pesar de haber intentado la abstracción por su síntesis, la estructura descarnada, no se pudo desprender de la imagen: “Un día me dije: soy lo que soy y pinto para mí”. Lo suyo era la figuración y la realidad que lo rodeaba

Como lo señala Marcelo Pacheco, “en los mismos cuarenta años en que las artes visuales entraron en las industrias culturales y construyeron nuevas reglas de visibilidad y circulación, él fue optando por una lejanía a contrapelo. Puso distancia”.

Fue ganador de muchos premios entre los 60 y 70, exponía en el exterior, su obra fue adquirida por el Museo Nacional de Bellas Artes y por el de Arte Moderno así como por el Jack S. Blanton de Austin, y el Chase Manhattan Bank

Su carrera pública se interrumpió a mediados de los 70 y se convirtió en una suerte de artista secreto.

En este recorrido acotado figuran obras fechadas entre 1965 y 66 , por ejemplo, “Retrato- hombre con daga”, La Soprano”, “Naturaleza Muerta en el paisaje”, inscriptas en el modernismo, con su carga barroca, texturas, cromatismo intenso, una narrativa y cierto decorativismo exuberante pertenecientes a ismos diversos.

“El Poeta” (1969) señala una época de despojamiento, la figura en un espacio vacío, o “La Caja Gris” (1970), tan misteriosa e inquietante.

De 1980 está “Cecilia x 3”, obra muy reproducida que participó en el Premio Benson & Hedges, repetición de las figuras que , como señala el artista, “no se conectan entre sí”. Los fondos no son tan netos, la pincelada está matizada, la imagen se impone al espectador , hay un intenso estudio sicológico del rostro y la pose de las tres figuras que es una en realidad.

“Hombre con pantalón amarillo”, “Mujer con objeto y dos baldes” (1997), gran importancia al color, en el primer caso , éste es la piel del personaje, en el segundo, un juego entre lo erótico, lo artificial y la presencia de dos baldes de plástico que aquí aparecen resignificados.

Se exhiben naturalezas muertas: “Calabaza con punta cortada”, “Calabaza con tajo sobre paño rayado”, “Mercadería con ocho ciruelas”, “Naturaleza (muerta) con tres botellas y cinco naranjas” realizadas entre 2000 y 2007. Títulos que describen puntualmente lo que está frente a nuestros ojos, en el tratamiento de botellas , zapallos, frutas, lo que cuenta , más allá de la técnica, es la presencia del objeto que logra trascender por su expresión esencial.

Los dibujos de 1965 , carbonilla sobre papel, tienen el barroquismo de sus primeras pinturas; los de los años 70, lápiz sobre papel, responden a una línea delgada, sensible , que avanza sin detenerse como en “Jardín” y el admirable “Grupo de personas”.

Las esculturas realizadas en cartón y papel pintado fechadas en los 90 surgieron a partir de formas de semillas. Estas formas cuyo color pastel atempera su carácter erótico-vegetal llevan los nombres científicos de plantas de la costa, entre ellas, “Phaliloides”, “Virgata, “Glabatrus”.

Hombres, mujeres, conocidos o no, seres anónimos que pasan a nuestro lado, frutas, botellas, baldes, paños, bolsas, mercadería de almacén, un repertorio cotidiano que Garabito lleva a las alturas a través de una poética de sello inconfundible.

Publicado en Ambito Financiero