25 abril, 2022

Golubinsky en Rubbers

Por Laura Feinsilber

A lo largo de su vasta relación con el arte Liliana Golubinsky ha construido un relato en el que citó batallas medievales, ejércitos bonapartistas a caballo, personajes de Velázquez, gestas navales, valientes épicas criollas.

Escrituras  como fondo,   entrecruzamientos geográficos imposibles, repetición ad infinitum de héroes que terminan en soldadesca montada en caballitos de madera, un recuerdo para su juguete Tatán, ridiculizando a este héroe perdedor de batallas y a éstas por inútiles.

Pasó el tiempo y a estas citaciones les siguieron composiciones abigarradas de personajes con una mirada dirigida al mundo que la rodea y al que observa con una atención no exenta de un humor tragicómico.

Pasó de todo en sus cuadros: familias numerosas, la casa que se quema, la que se inunda, personajes haciendo equilibrio sobre un círculo de fuego o de agua, paraísos perdidos, aviones surcando los cielos, obeliscos, una pintura narrativa , un paisaje humano producto de su aguda observación  y  un cierto sarcasmo.

En  la obra de Golubinsky se encuentra el resultado de un proceso interior, lento, relacionado con su actitud crítica, hasta de sí misma, una crítica que no deja de lado el humor y la ironía.

En apariencia, su dibujo remite al de un infante, esquemático, pero una mirada atenta va a descubrir  diferencias entre los seres que pueblan sus cuadros a través de sus gestos, muecas  de  alegría, de dolor, de burla, de decepción,  de sutil   trazo, el trabajo intenso del  pastel sobre lino, una de las técnicas preferidas de la artista, la posición arracimada de los personajes, a veces en caída libre, desafiando la ley de gravedad.

En estos dos años de pandemia, Liliana Golubinsky ha trabajado intensamente. El resultado puede verse actualmente en “La que mira”, muy significativo  título de su muestra en Galería Rubbers Internacional  a cuyo staff de artistas pertenece   y  que alude a su poder de observación ya mencionado.

Como es habitual en ella, conviven varias técnicas: pastel, óleo, carbonilla, acuarela. Pero esta vez hay  algunos cambios: menos personajes,  vacíos que sin duda tienen que ver con el vacío existencial que se ha vuelto global, quizás  en alusión  a lo que el gran pensador de origen griego nacionalizado francés, Cornelius Castoriadis (1922- 1997) llamó  “sociedades en las que reina un vacío total de significación”, los títulos acordes con el efecto de la pandemia, por ejemplo, “Distancia social”,  “El  mar de mentiras”, “Naturaleza feroz”, “Lo que se perdió”: una instalación  al pié de una pintura con los restos de una vajilla celeste y blanca que se rompió durante la cuarentena.

En cuanto al cromatismo, hay abundancia de azules que evocan el mar, aquél que quizás no pudo ver durante el encierro y que  por primera vez está exenta de la figura humana. Un azul, presente en varias obras con distintas gradaciones  y que produce, como todos los colores, un efecto puramente físico , como sostenía  Kandinsky que lo calificaba como “frío”, pero que a su vez “llama al hombre hacia el infinito, hacia una hondura y una paz sobrenaturales”.

Clausura el 9 de mayo. Av. Alvear 1640, PB.

Publicado en Ambito Financiero (25/4/22)

Obra: “Lo que se perdio 190 x 200 cm tecnica mixta 2019”