Oscar Muñoz (Colombia)
La primera gran retrospectiva en América Latina del artista colombiano Oscar Muñoz (Popayan, 1951) se exhibe en el MALBA, organizada por el Museo de Arte del Banco de la República en Bogotá con la curaduría de José Roca (Barranquilla, 1962) actuando como co-curadora María Wills Londoño (Bogotá, 1979).
Oscar Muñoz se graduó en la Escuela de Bellas Artes de Cali en un contexto cultural intenso y multidisciplinario.
A lo largo de 40 años de producción ha utilizado diversas técnicas y experimentado sobre diferentes soportes, generando una profunda reflexión plástica sobre la naturaleza de las imágenes.
Su obra integra importantes colecciones públicas y privadas en Estados Unidos, Londres, y por supuesto, su país natal.
Una larga lista de museos y galerías internacionales exhiben su obra, ha participado en las Bienales de la Habana, San Pablo, Venecia, Wangju, Praga y es fundador de Lugar a Dudas (Cali), un espacio independiente sin fines de lucro que promueve y difunde la creación artística contemporánea.
Pensada a partir de la idea de protografía (revés de la fotografía, momento anterior o posterior al instante en que la imagen es fijada para siempre) la exposición se organiza en torno a diferentes temas: la imagen en flujo y la imagen inestable, la imagen como impronta y como reflejo, los soportes como lugar donde la imagen se configura y deshace
Los curadores señalan que “el uso de elementos fundamentales –agua-aire-fuego en varias de sus obras hace referencia a los procesos, los ciclos y las manifestaciones trascendentales de la vida, la existencia y la muerte”.
“Protografías” es una muestra que emociona porque nos hace tomar conciencia de nuestra finitud, porque el problema radica en el presente de la imagen y no en el pasado en que ocurre el registro, en lo relativo de nuestra circunstancia. Posee la capacidad de desestabilizarnos desde el ingreso ya que hay que caminar sobre un vidrio estallado que cubre una fotografía aérea de Cali.
“Ambulatorio” (1994-2008) “es una superficie para ser percibida y sentida al caminarla”, explica el artista, es en Cali donde ha desarrollado su trabajo y remite a la violencia del lugar.
Se han incluido dibujos, lápiz carbón sobre papel realizados en 1976-78 que revelan la sordidez de los inquilinatos de Cali.
Pero es en la fotografía y en las instalaciones donde su trabajo alcanza esa dimensión que lo convierte en trascendente gracias a sus sutiles y bellas imágenes.
Recordamos una exposición en el MAM (Buenos Aires, 2007) de tres prestigiosos artistas colombianos, entre ellos, Oscar Muñoz, con su serie “Narciso” realizada en 2000/01: 12 fotografías fijas sobre papel, como fondo un lavatorio sobre el que Muñoz dibuja un rostro, las secuencias de su transformación y final disolución. Un video repite el proceso mucho más dramáticamente. En ese entonces escribimos, “ devuelve la esperanza ya que si el espectador no se va, la disolución no es definitiva”.
La serie de Narcisos (1994-2011) también fue expuesta en el Festival de la Luz de 2008.
En “Simulacros”, una gota cae desde un grifo sobre un dibujo con polvo de carbón sobre agua en un recipiente transparente. Los cuerpos aparecen deformados en el agua.
Otra obra muy emocionante es “Fundido a blanco” en la que el artista retrata a su padre unos instantes previos a su muerte, registrando su respiración. Una cortina muestra la imagen algo borrosa de su madre muerta como si fuera la última visión de su padre.
“Las Cortinas” (1985-86), son cortinas de baño pintadas con tinta en el momento en el que el agua corre sobre ellas y revelan unos cuerpos desdibujados en color sepia.
Hay una serie compuesta por varias placas redondas de acero sobre las que el visitante exhala su aliento, aparecen entonces obituarios de los diarios
En unas vitrinas, se exhiben páginas de periódicos dibujadas con una punta candente, otra vez la referencia a la violencia en su país.
Una serie de pequeños cuadros aparentan haber sido hechos en venecita pero en realidad son cubos de azúcar pintados con café. Al alejarse, el visitante percibe rostros difusos, a la manera en que los niños aparecen pixelados en la pantalla.
La memoria, la ausencia, la muerte, son los temas de estas 70 obras expuestas y que Muñoz aborda con gran maestría.
Publicado en Ambito Financiero 21/1/13
Adriana Varejao MALBA
“Adriana Varejao- Historia en los Márgenes” es una extraordinaria exposición panorámica del quehacer de una artista nacida en Río de Janeiro en 1964,actualmente considerada como una relevante figura del panorama artístico brasileño e internacional.
Se exhibe hasta el 10 de junio en el MALBA en colaboración con los Museos de Arte Moderno de San Pablo y Río de Janeiro, las galerías Victoria Miro (Londres), Fortes Vilaca (San Pablo) y Lehmann Maupin (Nueva York )
Conocimos su obra en las Bienales de San Pablo de 1994 y 1998, en exposiciones individuales, en Inhotim (Belo Horizonte) donde se le ha dedicado un pabellón y en 2012 en el Museo de Arte Moderno de San Pablo en el que se realizó una retrospectiva bajo el nombre de la actual muestra.
Siempre nos ha conmovido, cualquiera sea el medio por el que se expresa: fotografía, pintura, escultura, objetos, azulejos, instalaciones que atraviesan diversas culturas y siglos.
Obra violenta, contenedora de historias, basadas en el arte y la historia de su país narrada con carne, sangre, vísceras.
Un punto de inflexión en su trayectoria, como lo señala Adriano Pedrosa, profundo conocedor de su obra y curador de la muestra, “es el descubrimiento del barroco brasileño con sus iglesias y santos fabulosos”. Varejao ha investigado acerca de la influencia china en la cultura brasileña, la expansión colonial, el mestizaje, la catequesis, emblema de la imposición de una visión del mundo europeo, no solamente religiosa sino de la razón. Otras fuentes son los pintores viajeros europeos, la idea de la Antropofagia, tema fundamental expuesto en el Manifiesto Antropófago de Oswald de Andrade en 1928.
Toda su narrativa está contada con artificios, ya sea a través de platos de porcelana intervenidos y rotos como los traídos por la famosa Compañía de Indias de los portugueses.
Mapas con incisiones a la Fontana de donde brota “sangre”, concentrada, acumulada, por ejemplo: “Mapa de Lopo Homen II” (1992-2004) que alude a la sangrienta conquista europea del Nuevo Mundo.
Los azulejos, también influencia portuguesa, pintados en un azul mar, decorados con fragmentos de ondas pertenecientes a la serie “Mares y Azulejos” pero que anteriormente reflejaban terribles escenas de canibalismo basadas en “América-Terceira Parte” editado por Theodore de Bry en 1592 lo que puede verse en “Propuesta para una catequesis”. “Figura de Convite III” (2005), es un emblema de la pompa del régimen portugués. Un género de ornamentación, en trompe l’óeil, de paneles de azulejos que se encuentra a la entrada de palacios y conventos de los siglos XVIII y XIX en Portugal. La bellísima mujer botticelliana sostiene en la mano la cabeza de otra mujer.
Varejao aborda el cuerpo, aunque en algunas obras no esté presente. Aparece lacerado, fragmentado, en pedazos, como en “Reflejos de sueños en el sueño de otro espejo” (Estudio sobre Tiradentes), ejecutado y descuartizado en 1792:veintiún oleos encerrados en un cubo blanco.
La artista aborda el dolor, la violencia, la exuberancia en series como “Ruinas de Charqui” al transformar la arquitectura en cuerpos, paredes en miembros, la carne y las entrañas.
También se autorretrata como china, mora, negra o india. Es inolvidable “Testimonios Oculares” (1997) en el que uno de sus ojos está vacío, instalación dramática en la que, éstos, de porcelana, están en una estructura de marco plateado al lado de una lente de aumento, debajo de las pinturas. Se basa en la historia de que la imagen del asesino queda impresa en la retina de la víctima.
“Saunas” son pinturas de gran tamaño, ambientes azulejados. Aquí deja toda anécdota para concentrarse en la grilla, en una geometría absoluta, monocromática, ambientes vacíos, según la artista, “son mi interior sin exterior”.
“Platos”, realizados en 2009, cerámica, inspirados en la obra de un gran ceramista portugués del siglo XIX , obra exuberante en la que se encuentran peces, conchas, plantas marinas, crustáceos, flores, frutos y hasta escenas eróticas.
La obra de esta artista está cargada de referencias personales, rituales, impresiones de viajes, conocimiento de la historia, de la geografía, del arte de su país, de sus tradiciones y mitos, de temas recurrentes como el cuerpo, el mar, el autorretrato.
Antes de entrar a la sala se despliega, a la manera de los panoramas, una visión oriental de la Bahía de Guanabara que tanto sedujo a los viajeros extranjeros, óleo y yeso /tela de 120×550 cm.
Cierra la muestra, “Mestiza”, óleo sobre fibra de vidrio y resina (2012) en el que se reconoce el rostro de la artista en rojo y dorado que simboliza la mezcla barroca china y brasileña.
Publicado en Ambito Financiero 15/4/13
Vivencias Picassianas
Me tocó en suerte ser testigo y partícipe de un hecho sin precedentes , podría decir , un antes y un después en mi vida relacionada con el arte.
Se trató de la Gran Retrospectiva de Pablo Picasso realizada entre los meses de septiembre y noviembre de 1980 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York
Debe recordarse que la primera gran exposición sobre Picasso tuvo lugar en 1940, entonces se exhibió el famoso Guernica y allí quedó durante 40 años.
Acompañé a mi esposo Jorge Feinsilber, crítico de arte y experto en arte, a quien Ambito Financiero envió especialmente a cubrir esta muestra.
Escribió seis notas consecutivas que se publicaron en la página central con fotografías tomadas por un fotógrafo también enviado especialmente
Esta gran exposición comenzó a gestarse en vida de Picasso en 1972 cuando William Rubin,( 1927-2006) conocedor y experto historiador de su obra , lo visitó en su casa taller de Mougins en el Sur de Francia “Tuve una sensación de vértigo. Había tanta invención contenida en un área tan pequeña que pensé que debería haber una gran muestra con obras desconocidas y con aquellas que el mundo sabe que han salido de sus diferentes estudios”.
Picasso, que nunca había estado físicamente en Nueva York , le dio el sí. Digo físicamente porque Picasso era dueño del alma de Nueva York a raíz del Guernica, recuerdo la desazón de muchos neoyorkinos cuando finalmente volvió a España después de la muerte de Franco.
Meses después de ese sí, Picasso muere antes de cumplir 92 años.
Para realizar la muestra el gobierno francés llegó a un arreglo con los seis herederos porque Picasso no había dejado testamento.
Las 45.000 obras fueron catalogadas por los expertos : 1885 pinturas, 1288 esculturas, 7089 dibujos, 3292 cerámicas, 17.411 grabados y 11 tapices.
El gobierno francés escogió 3488 obras como pago de impuesto a la herencia evaluada en 400.000.000 de dólares que constituía la tercera parte de su valor y con ellas se creó el Museo Picasso de París. El resto fue distribuido entre los herederos.
En la muestra del MOMA cuyo curador fue precisamente William Rubin, se exhibieron 940 obras. El costo de la exhibición fue calculado en 2.000.000, colaboraron 56 museos y 96 colecciones privadas.
El Museo Picasso de Barcelona después de arduas negociaciones prestó 50 obras representativas de los primeros años del artista.
La muestra fue presentada cronológicamente, los diferentes períodos orientaban coherentemente al espectador.: 1881-1899 de esta época , una obra maestra pintada a los 16 años “La Primera Comunión 1895 -96, Período azul (1901), Período rosa, (1905), Les demoiselles DÁvignon (1907), que marcará la época negra o período africano muy influenciado por el arte africano, que sella el final de una época; 1909-1911 período del cubismo analítico, hace pedazos la figura a manera de cristales desparramados.1912-1913 momento en el que cambia el concepto de la escultura, se atreve a trabajar con hojalata, alambre, traslada su pintura a la escultura. Aparecen los papiers collés, papeles de diario pegados a la tela y pintados encima
Reconstruye la figura, , momento del cubismo sintético, aparecen los arlequines hacia 1915, 1917 es un período de felicidad, de bienestar, pinta mujeres de serena belleza, se interesa por las figuras teatrales, músicos que en 1921 son alegres grupos que contrastan con saltimbanquis y payasos de anteriores épocas muy sombrías. Y así podríamos seguir analizando los distintos períodos, aquella de figuras grotescas, mujeres corriendo por la playa con un halo surrealista. , las cerámicas, los grabados paisajes, se inspira en cuadros famosos, realizó , por ejemplo, 44 lienzos sobre las Meninas , una obra monumental , imposible de analizar aquí, además no es el propósito de esta charla.
8000 personas la visitaron por día , el merchandising fue extraordinario: catálogos, afiches, diapositivas, réplicas, botones, alrededor del museo estaban los vendedores ambulantes con camisetas y todo tipo de recuerdos de la muestra.
Entre las anécdotas de esas trajinadas, excitantes jornadas, recuerdo un miércoles destinado a la exclusiva visita de Amigos del Museo que incluía un almuerzo no menos exclusivo, al que también asistían los miembros más conspicuos de la convención demócrata que se realizaba en New York.
En cuanto se anun ció la comida, los grupos se dispersaron y nos quedamos solos con la esposa del vicepresidente Walter Mondale, solos con Picasso y su obra. Un gran regalo.
William Rubin , solía decir: “Quiero que la gente salga de aquí tambaleándose, que tenga una sensación, que se pregunte cómo pudo hacerlo”. Y la sensación fue de vértigo.
El Guernica :obra pintada en Francia en 1937 en un palacete que se dice fue escenario de una novela de Balzac, con el fin de denunciar el bombardeo a la ciudad vasca de Guernica y entre las condiciones que Picasso exigía para llevarla a España era que solamente podría exhibirse a la muerte de Franco y cuando se restablecieran las libertades individuales en España. El estado español le pagó 150.000 francos. En 1991 estaba valuada en 40 millones de dólares.
Ví el Guernica por primera vez en el MOMA en 1958, una sala dedicada a esta monumental denuncia contra los nazis y a la que se iba casi como en peregrinación. Esta obra llegó a New York en 1938 y recién fue exhibida en la primera retrospectiva dedicada al artista en 1940. New York resguardó la obra a causa de la guerra desde 1940 hasta 1981 donde llegó al Pabellón del Buen Retiro y actualmente está en el Prado.
Cuando Picasso murió el 8 de abril de 1973 el mundo se conmovió como nunca lo había hecho ante la desaparición de un artista.
Picasso se había convertido en un mito, se habla de un antes y un después de Picasso rompió con todas las reglas establecidas, cuando creía que un camino estaba agotado, abría otro con toda la vitalidad que lo caracterizaba.
El amor está íntimamente ligado a su creación, tuvo una vida amorosa turbulenta
Fernande Olivier fue la compañera de años muy difíciles, 1905, de la época azul y rosa, de Les Demoiselles d´Avignon. Le siguió Marcelle Humbert que murió en 1916.
En Roma, en 1917, se enamoró de Ana Kokhlova con quien tuvo un hijo, Pablo.
.Después conoció a Marie-Therese Walter con quien tuvo una hija, Maia
Llegó después Dora Maar con quien Picasso vivirá los dramáticos años de la guerra de España y de la ocupación de Francia por los nazis (1936-1945). Atractiva, seductora, pasional , culta , pasó a la historia como una de las mujeres que más amó al pintor pero también como la víctima de sus muchas conquistas, de su abandono. De origen yugoeslavo, pasó su infancia en la Argentina. Conservó 130 Picassos hasta 1997 , año en que falleció.
Después de la liberación de París su destino se cruzó con el de Francoise Gilot con quien tuvo a Paloma y a Claude. Cuando lo abandona, Francoise escribió un polémico libro ”Vivir con Picasso”.
Su último amor fue Jacqueline Roqué quien defenderá su intimidad , vivieron hasta los últimos días de Picasso en Notre Dame –de Vie.
Picasso tuvo una poderosa personalidad provocadora de leyendas. Hay un libro sobre sus ojos y su mirada.
Sus ojos revelan la poco común intensidad de su vida interior y al mismo tiempo la soledad de su vida, según John Berger, autor de un libro fascinante ”El éxito y el fracaso de Picasso”. Roland Penrose .señala que los ojos han sido un centro de interés en los rostros que ve a su alrededor, grabado o pintado, sus propios ojos , negros y penetrantes, son legendarios .no se dejó hipnotizar por su manifiesta belleza, nunca fue benigno para tratarlos. Cuando Fernande Olivier lo conoció en 1904 los describe : profundos, penetrantes, extraños, la mirada fija.
Ha jugado con ellos, nos ha dolido, asustado, divertido, los ha distorsionado, los ha sacado a veces de los rostros.
Pero lo más importante: nos ha abierto los ojos para poder comprender la inclemente y poderosa manera en las que nos presenta su visión de la realidad a través de toda su obra.
Hay algunas frases de Picasso que no pueden obviarse:
“Una pintura es una suma de destrucciones”
La pintura es más fuerte que yo. Me hace hacer lo que quiere.
Hay que hacer constantemente algo diferente
Todo lo que he hecho ha sido para el presente y con la esperanza que siempre permanecerá en el presente. Nunca hice experimentos, no he pensado jamás en el pasado o en el futuro.
Pongo en la tela súbitas visiones que me invaden. Antes de pintar no se lo que voy a hacer ni siquiera los colores que voy a usar.
Cada vez que comienzo un cuadro tengo la impresión que me arrojo al espacio.
Cultivó la amistad de Diaghilev, Stravinsky, Eric Satie.
Los famosos poetas,Apollinaire, Max Jacob, Jean Cocteau, Paul Eluard, Jacques Prevert, Rafael Alberti
Otros menos conocidos como Pallarés, Sabartes, el barbero Enrique Arias y pintores como Matisse, Derain, Leger, Braque, Gris.
Estimaba a fotógrafos como Capa, a David Douglas Duncan que escribió varios libros sobre el artista , Brassai, Man Ray, Hay dos libros “Conversaciones con Picasso” ,uno de Brassai y otro del argentino Roberto Otero
Otero fue el único fotógrafo que tomó imágenes de Picasso en los últimos años de su vida en su casa de Mougins. Un Picasso más íntimo, familiar junto a Jacqueline, relajado en las playa, concentrado mientras trabaja.
Publicado en Ambito Financiero 20/4/13
Geometría Espacio OSDE
1913 es el año en el que Malevitch pronuncia su famosa frase: “ya no se puede hablar más de pintura” y en el que presenta su no menos famoso “Cuadrado blanco sobre fondo negro”, estableciendo un cero absoluto del cual partirán el suprematismo y el constructivismo de los rusos.
El espíritu de Mondrian, van Doesburg, Tatline, Robert y Sonia Delaunay, Kupka, Taeuber-Arp y tantos otros de las corrientes abstractas que buscaron liberarse de los objetos, de toda expresión particular, del mundo de las sensaciones, sentimientos y fantasías sobrevuela la muestra “Geometría: Desvíos y Desmesuras”.
La curadora Danielle Perret (Suiza) convocó a artistas suizos y argentinos que logran reunir las diferentes tendencias del arte geométrico contemporáneo, ya lejos de las utopías liberadoras, de manifiestos contra el orden establecido, de romper con el pasado , de la liberación del hombre, uno de los grandes planteos de la época de los artistas nombrados.
Hoy los artistas se valen de apropiaciones, nuevos materiales, tecnología, no desdeñan lo lúdico ni la fantasía, dialogan con los artistas del pasado, el arte geométrico se ha enriquecido y su prolongación en el tiempo así lo demuestra.
La vinculación entre suizos y argentinos se remonta a 1946 cuando Max Bill invitó a Tomás Maldonado como profesor en la Escuela de Diseño de Ulm y no debe olvidarse la importancia del Arte Concreto- Invención, movimiento vanguardista argentino que significó un antes y un después en nuestra plástica.
Varios de los artistas incursionan simultáneamente en formas emblemáticas de la abstracción geométrica, por ejemplo, el cuadrado y la monocromía, superadora de la pintura de imágenes.
Tal el caso de Marcelo Boullosa que cubre la superficie de multitudinarios cuadrados que por momentos parecen desviarse de su rigidez, Andrés Sobrino, se identifica con el color puro, solo, autónomo, en una serie de pinturas negras atravesadas por una delgada línea contrastante.
Horacio Zabala, artista conceptual, en referencia explícita a los pioneros, rinde homenaje a Mondrian a través de un libro con los colores primarios utilizados por el artista holandés.
Las elegantes y blancas columnas realizadas en telgopor de Jürg Stäube dialogan con el espacio, Davide Cascio, utiliza cartón , madera, neón para realizar “Polhyedre”, una figura que combina la esfera y el cubo, en general su obra se basa en el mundo de la geometría , la literatura y la filosofía.
Gian Paolo Minelli, artista suizo que alterna su vida entre Suiza y nuestro país, realiza fotografías de paisajes urbanos desolados, retrata en su serie “Playas” la media- sombra de los estacionamientos, una composición abstracta.
De Fabián Burgos se exhibe “Doble rotación sobre Max Bill”, ya que uno de sus focos de interés es el arte óptico.
Las esculturas- construcciones de Cristina Tomsig proponen una lectura de tipo pictórico por los contrastes entre opacidad y brillo, lisura y arabescos. Asimismo las construcciones de Ana Lizaso son formas dinámicas y monocromáticas como las Beto de Volder en blanco y negro y sus arabescos de líneas curvas continuas.
Carola Zech que se inscribe en cierta derivación como el minimalismo invade algunas columnas del espacio con su obra con pintura bicapa y los imanes que caracterizan su obra actual. También Román Vitali ocupa las columnas con sus brillosas cuentas de acrílico de colores, obra de carácter lúdico.
Alejandra Barreda apela a un efecto de textura en sus tiras verticales recortadas y en la obra creada como site-specific siguiendo ciertas pautas originadas en su admiración por el artista francés Daniel Buren.
Se destaca la obra de Verónica Di Toro que logra gran tensión en sus campos visuales fragmentados y las líneas que se expanden hacia el exterior del cuadro.
Son muy bellas las obras de Daniel Joglar “La brevedad del arco iris” una instalación de gran levedad y “Tres Panoramas” de Irene Banchero, formas orgánicas que se reflejan en una base espejada.
Artistas de importante trayectoria como Stephane Ducret, Mara Facchin, Jimena Fuentes, Marcelo Villegas, Pablo Siquier, completan este panorama actual de la geometría cuyos antecedentes de los 40 y 50 fueron continuados por la Asociación Arte Nuevo, la creación del GRAV en París, el arte cinético, el arte generativo, lo que se dio en llamar la geometría sensible y otras expresiones que han ampliado las posibilidades creadoras de muchos artistas aquí y en el mundo.
Publicado en Ambito Financiero 20/5/13
Coleccionismo de Arte en Buenos Aires
“Coleccionismo de Arte en Buenos Aires 1924-1942”es el título del reciente libro de Marcelo Pacheco que con el patrocinio de Teresa Grüneisen acaba de publicar El Ateneo.
Nacido en Buenos Aires en 1959, su autor ostenta un importante curriculum. Graduado con Diploma de Honor de Profesor y Licenciado en Historia de las Artes de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), ejerció la docencia, fue secretario privado y jefe de departamento en el Museo Nacional de Bellas Artes entre 1986 y 1993.
Ha sido curador de importantes muestras, entre ellas, Guttero, Victor Grippo, Oscar Bony, Benedit, Aizenberg, de la colección permanente de arte argentino y latinoamericano.
Autor de libros sobre Garabito, de la Vega, Pombo, Kemble, Berni, tiene también destacada actuación en simposios y congresos nacionales e internacionales. Pertenece al consejo de administración de la Fundación Espigas y es miembro del Comité Editorial del YCAA (Museum of Fine Arts, Houston).
Como Curador en Jefe del MALBA desde 2002, posición a la que acaba de renunciar, ha realizado una vastísima labor por la que contribuyó a ubicarlo en el plano internacional dando visibilidad a importantes artistas argentinos que actualmente integran colecciones públicas y privadas.
En la introducción, Pacheco señala que en la Argentina el coleccionismo moderno comenzó a mediados de la década de 1920.Ser “coleccionista” era una definición social, un placer personal y una marca de pertenencia. La élite fue la protagonista, se privilegiaba el impresionismo, más adelante se agregaron figuras de la clase media en ascenso. Buenos Aires era el centro.
En 1924, la política jugó un papel principal: la ruptura entre Hipólito Yrigoyen y Marcelo T. de Alvear marcó un enfrentamiento entre la élite terrateniente y la burguesía urbana que influyó también en el campo artístico.
Se produjeron enfrentamientos entre los que apoyaban los cambios estéticos y los que buscaban la renovación ideológica.
Entre los conservadores estaban Quirós, Ripamonte, Bermúdez, Cordiviola y Malanca. Fader era un caso aparte , ya que aunque se había identificado con Nexus, su visión personal difería debido a su formación europea y vasta cultura.
Un papel importante cumplió la Asociación Amigos del Arte que abrió sus salas en 1924 y todos , sin distinción de clase ni posición ideológica o estética , expusieron en sus salones, llegando en 1942 a 500 exposiciones.
Francisco Llobet fue uno de los primeros en mostrar allí su colección de Monet, Sisley, Gauguin, Pissarro, Forain, Delacroix y así otros nombres paradigmáticos de nuestro coleccionismo: Santamarina, Errázuriz, Lernoud, Girondo, Marcelo T. de Alvear.
En un meduloso estudio de los años 20 , Pacheco enfatiza acerca de la variedad del mercado que se vió fortalecido con el incremento de galerías e importaciones de firmas internacionales que no sólo cubrían las bellas artes sino la bibliofilia, las artes decorativas porcelanas, grabados. Hacia 1934 Müller se ampliaba, abría Wildenstein en 1939, en 1943 llegaron los anticuarios Kóenisberg. Son innumerables las muestras que se sucedían, el eclecticismo era síntoma del cosmopolitismo, la modernidad y la competencia internacional de la Argentina a través de su clase ilustrada.
La revolución cívico- militar de 1930 inició un proyecto político y económico que demostró su rotundo fracaso en 1942 cuando se anunciaban los cambios que trajo el golpe de estado del General Ramírez y el posterior surgimiento del peronismo. La atmósfera se enrarecía con los continuos traspasos del poder entre conservadores y militares.
Se cierra Amigos del Arte, aparecen críticos prestigiosos como Payró, Merli, Rinaldini, Romero Brest. Triunfaba el Grupo de París, Orión, el Nuevo Realismo con Berni, se inauguraron nuevos espacios: Peuser, Comte, Quirós era el pintor nacional, Quinquela, el pintor del pueblo. Triunfaba la línea conservadora.
En los veinte años elegidos por Pacheco en los que se concentran nuevos modelos de consumo, posiciones y cambios de los agentes activos en el área, las crisis económicas e institucionales influyeron en el coleccionismo basado sobre la modernidad europea del siglo XIX, de entreguerras y lo moderno nacional, hecho que fue anulado por discursos posteriores.
Aquí Pacheco desmitifica el papel de Romero Brest que encarnaba un período que venía a modernizar y profesionalizar un territorio “desierto y atrasado”, desconociendo lo realizado durante esos 20 años.
El libro revela también la falacia acerca de una “ Argentina aislada del mundo” ya que hay sincronías con lo que sucedía a nivel internacional: Pettoruti exhibiendo con los futuristas, Xul Solar en Milán en 1920, Juan del Prete en 1932 en París, Guttero ganando en Baltimore en 1930.
Pacheco conoce las entrañas del Museo Nacional de Bellas Artes, ha rastreado los orígenes de las colecciones y los coleccionistas, narra jugosas anécdotas acerca de sus compras, la procedencia de los cuadros, el liderazgo de personalidades conflictivas y principales como LLobet , Santamarina, Lernoud, entre otros, la aparición de los que después se convertirían en protagonistas entre los 50 y 60 de una clase acomodada en ascenso Acquarone, Minetti, Scheimberg, por sólo nombrar algunos entre los muchísimos nombres prestigiosos que alentaron la producción de artistas argentinos.
Entre los 50 y 60 se asistió a una gran dispersión , no solamente de pinturas sino escultura, platería, tapicería, arte oriental, mobiliario, artes decorativas que salieron del país.
Libro extenso, 380 páginas, esencial, por la profusión de datos, conocimiento del momento político, histórico, social , las diferencias entre los gustos de los ruralistas y el de banqueros e industriales, la actitud generosa de sus donaciones que atesoran nuestros museos. Pero fundamentalmente, es el testimonio de un apasionado por el arte, formado desde su infancia entre “cuadros y esculturas, libros y grabados, visitas a viejas residencias y pisos llenos de maravillas en sus paredes y muebles”.
Publicado en Ambito Financiero 3/6/13
Libro Osvaldo Decastelli
Entre los maestros de la Escuela Nacional de Arte Prilidiano Pueyrredón de Osvaldo Decastelli (Buenos Aires, 1941) estaban, en grabado, Ana María Moncalvo y Aída Carballo, en pintura, Miguel Diomede y Aníbal Carreño, Blanca Pastor en Historia del Arte, Labourdette, Mario Arriguti y Luis Balduzzi en escultura. Fué este último a quien empezó a mostrarle sus primeros trabajos en cartón corrugado-un material absolutamente alejado de lo tradicional en ese momento- y el que lo alentó augurándole que ese material estaría indefectiblemente asociado a su nombre.
Cartón corrugado: producto industrial que proviene de la celulosa. Su estructura está dada por tres papeles misioneros, uno central con ondulación de configuración geométrica pegado a otros dos, planos, que hacen las veces de tapa.
Es consistente, rígido y duradero, se entrega sin pretensiones al paso del tiempo, ofreciendo a nuestra mirada una visión de la simplicidad de su esencia, brutamente expuesta.
Con estas palabras del artista abre el hermoso libro dedicado a su obra con textos de Mercedes Casanegra “Encuentros en la intimidad de la materia” y “Obras 1990-2011” de María José Herrera – María Torres.
¿Cómo trata Decastelli a este material considerado pobre, que se asocia con lo industrial y el descarte? “Excito al material para obtener respuesta; golpeo para que vibre; raspo y responde, desgarro y descubro, provocando confrontaciones. Saco lo mejor de él, forzándolo a revelar su alma, lo reciclo, le saco, le arranco las entrañas…”
Con este “noble” material ha desarrollado su labor escultórica: figuras humanas,, cajas- objeto, libros-objeto, objetos útiles e inútiles, carteras, zapatos, juguetes, animales fantásticos como los que bajo el título de “Estigma” presentara en 1998 así como lo que puede considerarse obra textil.
En los últimos tiempos su creatividad lo ha llevado a registrar , a través de la fotografía, las porosidades y rugosidades del material así como las manipulaciones que ejerce sobre él, entonces, lo reproduce fotográficamente para hacer más visible lo que es capaz de hacer.
Esto quedó expuesto en 2009 en una de las instalaciones que realizó en Arte X Arte, fotografías en planos de cartón suspendidos, de un cromatismo fiel al material y enmarcados en negro lo que le agregaba un halo de austeridad.
El libro permite recorrer las distintas facetas de su quehacer, de cómo su manipulación e investigación lo lleva a extremos impensados para un material que en sus manos ha sido reivindicado y resignificado al sacarlo de su funcionalidad.
Formas abstractas, con o sin bisagras, combinación de texturas y otros materiales, lograr que parezca blando y maleable, búsqueda de su resistencia (edificación de una casa prefabricada, botes para la navegación de ríos rápidos, o muebles personales), el elemento lúdico de sus “juegos de artista”, divertimentos como el “banco de artista”, el objeto para compactar huevos en forma cuadrangular, una idea surrealista, materializada, un objeto imprevisible, , se cuentan entre esos extremos a los que hacíamos referencia.
A pesar del material “pobre”, su obra obedece a las leyes más severas como si trabajara la piedra o la madera ; tampoco cayó en la trampa del arte povera ni de asignarle un tinte social.
La última parte del libro está dedicada a su “Obra en Construcción”, comenzadas en 2011, de carácter minimalista y que dialogan con la pintura.
Obras de gran refinamiento, el mismo que ofrece el libro , edición y coordinación editorial de María Torres, diseño gráfico de Alejandro Ros, fotografía de Gustavo Lowry, 220 páginas.
Publicado en Ambito Financiero 3/6/13
Marcelo Mayorga.(texto para el libro)
Hay obras que miramos océanicamente, les prestamos poca atención porque todo está dado sin misterio alguno.
Hay otras que, de entrada, requieren una lectura minuciosa, hay algo que nos invita a detenernos y escudriñarlas.
Es el caso de Marcelo Mayorga. Nos detenemos, en primer lugar, por su ambigüedad narrativa. Lo primero que atrae es la cualidad de su dibujo, fundamental, en el que se revela el silencio, el vacío.
Ambos se perciben detrás de sus construcciones, primeros planos de casas bajas de barrio suburbano, edificios iluminados en los fondos.
¿Por qué esa obsesión por las cúpulas? Desde una de ellas un personaje se sienta a mirar el río por donde pasa un barco de guerra. El clima bélico está instalado.
La ironía está presente en su galería de personajes de traje y corbata que miran azorados el pasaje de un avioncito por encima de sus cabezas, en el lado opuesto, un grupo de mujeres en actitud desafiante, mucho más osadas.
El avioncito que atraviesa la ciudad, haces de luz e incendios, son imágenes recurrentes. Mayorga es testigo de un período cruel.
La muerte está presente en una masa humana que se apiña, se aplasta, no hay compasión alguna. La violencia siempre latente.
También hace alarde de arquitecturas en construcciones frontales, escenográficas, en las que el desenlace de la escena está a cargo del contemplador. Escaleras que no llevan a ninguna parte, grandes espacios vacíos.
La obra de Mayorga propone un juego complejo, perceptivo y reflexivo: el hombre, su soledad, la vida, la muerte, sus permanentes obsesiones.
Publicado en Ambito Financiero 3/7/13
Fernando Botero en MNBA
Cincuenta dibujos de la colección personal de Fernando Botero (Medellín, 1932) fueron seleccionados por el artista y Teresa Anchorena, amiga personal y curadora de la muestra que se exhibe actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Están agrupados en cuatro capítulos: Vida Latinoamericana, Toros y Violencia, Acuarelas y Grandes Formatos, Música y Circo.
Botero utiliza acuarela, lápiz, pastel, tinta, carbonilla sobre papel y tela, sanguina sobre tela con los que revela su línea segura, los contrastes de luz y sombras, los grises quebrados por algún toque acuarelado, en algunos casos un dibujo a manera de boceto, en otros, muy trabajado.
Botero buscó el rigor del Quattrocento italiano, su color, confesó, es italiano, Piero della Francesca, su referente, Velázquez, Goya, Ingres, fueron “visitados” , compartiendo con ellos muchas horas- museo.
Es creador de una imagen inconfundible, de un universo de personajes recurrentes: mujeres inmensas, de ojos, bocas y senos pequeños. Generales, obispos, políticos, reyes, toreros, jugadores, saltimbanquis son objeto de su fina ironía y tratados con benevolente sentido del humor sin caer en la caricatura.
La rotunda corpulencia de las figuras nace de su obsesión por el volumen, no en vano, trasladó su imagen a la escultura de carácter monumental. Buenos Aires recibió en generosa donación un torso masculino en bronce emplazado en el Parque Thays.
Esta inmensidad corporal nació de una revelación: “Dibujaba en un mediodía de sol una mandolina. Imprevistamente me di cuenta de que había dibujado el agujero de la caja muy pequeño. El instrumento se había hecho, de ese modo, enorme; su volumen, con un simple gesto, había cambiado”.
Todo su mundo figurativo es redondo, sensual, erótico, exuberante, tanto las figuras como sus naturalezas muertas, los caballos, los toros.
Observar su obra es recorrer la historia del arte, por ejemplo, “Mujer en la playa” (2002) remite a algunos desnudos de Picasso así como “La Estocada” (1991) a uno de los temas favoritos del malagueño, la tauromaquia.
Pero también reivindica sus orígenes cuando dijo: “Yo quiero ser capaz de pintar todo, hasta a María Antonieta, pero con la esperanza de que todo lo que yo haga, esté impregnado del alma latinoamericana”.
Por eso podemos ver las calles empedradas de Medellín, sus techos de tejas, bodegones suntuosos, las mascotas desproporcionadas respecto a las figuras, niños angelicales, la pareja que baila que no podría pertenecer a otra geografía, la mujer que abraza a sus hijos o la angustiosa imagen de “Desplazado” (2004), aunque actualmente esta imagen se ha vuelto universal, o la señora burguesa típica de pueblo con guantes y vestidito floreado sobre la que el artista echa un manto de ternura.
Estos personajes conllevan, más allá de su aparente inocencia, una crítica social, porque no todo es tan alegre, ya que siempre se comprometió con los desamparados , los oprimidos y la gente común.
Ante lo absurdo de la guerra y la violencia, Botero , en 1973 pintó un trágico cuadro, “Guerra”, un fondo gris en el que se apilan cadáveres ensangrentados de hombres, mujeres y niños en respuesta a la guerra de Yom Kipur entre Israel y los árabes, a fines de los 90 se hizo eco de las llamadas guerras de los carteles del narcotráfico asolaban a Colombia , serie que donó al Museo Nacional de Colombia en Bogotá y al Museo de Antioquía en Medellín.
Estas obras son anticipatorias de otras que se refieren a gran parte , según lo expresara, de “nuestro folklore negro” y también de una terrible serie realizada entre 2004 y 2005, cincuenta telas y dibujos centrados en los horrores de la cárcel de Abú Graíb, una audaz y espeluznante proclama artística que el artista basó tanto en material fotográfico como en testimonios escritos, reaccionando con un grito apasionado ante un tema que desató la polémica mundial.
Botero desarrolló su personal estilo a contramano de las corrientes dominantes, realiza personalmente sus obras, es contrario a ciertas manifestaciones artísticas contemporáneas que necesitan de talleres con muchos ayudantes y a pesar de su alta cotización no coincide con la idea de que el mercado todo lo rige.
Publicado en Ambito Financiero 12/7/13
Jacques Bedel en Espacio Kilka
Toda la obra de Jacques Bedel como arquitecto, escultor, pintor, dibujante, orfebre, decorador, puede clasificarse como innovadora además de estar sustentada en la investigación científica, una de sus obsesiones.
El museólogo brasileño Fabio Magalhaes en el texto “Poéticas de trascendencia en la obra de Jacques Bedel” publicado en el primer libro sobre su obra completa que acompañó su muestra “Ficciones” (2005) en el Centro Cultural Recoleta bajo la curaduría de la crítica de arte Corinne Sacca Abadi así lo señalaba: “su proceso creativo es intelectual y erudito, abarca la física, las matemáticas, la astronomía, la lingüística, la arqueología, la teología. La atención de Jacques Bedel, permanentemente se volcará hacia el acto innovador”.
En ese momento, Bedel se refería a la sombra como una de sus obsesiones ya que la había estudiado desde diferentes posturas intelectuales, “siempre me fascinó que la sombra tomara la forma de su soporte y que sea totalmente inasible, que no refleja nada, como un fantasma”.
Vale esta introducción con motivo de la actual exposición del artista “Elogio de la Sombra” que hasta el 26 de mayo se exhibe en el importante Espacio de Arte Killka de la bodega Salentein (Valle de Uco , Mendoza).
La sombra es protagonista en la serie de fotografías cuyo procedimiento es una impresión fotográfica sobre un plástico transparente laminado cuya imagen, al ser iluminada, ve su sombra proyectada sobre la pared, creando así un efecto de tridimensionalidad.
Debe recordarse que Bedel se vuelca a la fotografía posteriormente a su celebrada exposición “Aproximaciones” en el Museo Nacional de Bellas Artes en 2008 pero en la que mostró una transparencia fotográfica s/ PET bajo el título “Aproximación a los sueños”, cuyos personajes estaban en medio de un magma de mar y nubes amenazantes que lo contemplan con añoranza o que se perderán en él para siempre.
En el segundo libro sobre su obra publicado en 2008 y en el capítulo “Aproximación Biográfica” escrito por su esposa Florence Baranger, se refiere a que la sombra ha estado presente desde sus primeras obras de fines de los años 60 y este tema recurrente se pudo ver , por ejemplo, en “Hipótesis para la sombra de un agujero” (2000),”Hipótesis para la sombra de un tajo”, “Las luces y las sombras” (2004), representación del conflicto entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, y también en una serie “La sombra de Dios” (2004).
Las inquietantes fotografías actuales abordan paisajes urbanos, edificios, fantasmales, en las que está presente una forma de ola amenazante, invasora que avanza provocándonos la la certeza que todo se desvanecerá en el aire.
Publicado en Ambito Financiero 3/8/13
Luis Pazos en el MACLA
En el Museo de Arte Contemporáneo de La Plata (MACLA) se exhibe la obra de un artista perteneciente a los movimientos vanguardistas de los años 60.
Nacido en 1940 en La Plata, Luis Pazos, artista multifacético, poeta, periodista de destacada trayectoria presenta una retrospectiva que cubre los años 1965/75 y una instalación actual.
El título de la muestra “Un acto de libertad” está tomado de una frase escrita en 1969 en el marco del proyecto “Arte de Consumo” en colaboración con Jorge Luján Gutiérrez: “el arte no es una teoría, es un acto de libertad”.
La libertad del artista en el arte conceptual se manifiesta rompiendo todo lo establecido en materia estética. De allí que el espíritu vanguardista que lo movilizó desde sus primeros trabajos también incluía la innovación de los materiales utilizados
La muestra se divide en tres ejes: lo lúdico, lo político y la reflexión sobre la condición humana.
En el eje lúdico están los libros objeto como la botella con un poema adentro y también una corneta con diez poemas sonoros que rompían las reglas de la sintaxis, onomatopeyas llevadas a la categoría de poesía.
Tras la poesía visual y el libro –objeto, produjo acciones colectivas, la performance y el uso del cuerpo humano, buscó que la vida invada la escena estética.
Realizó “Arte de Consumo I y II”, “Experiencias 69 del Instituto Di Tella”, el audiovisual “Señores, pasen y vean”, 200 fotografías que se pasan con dos proyectores simultáneos. En 1966 integra el Movimiento Diagonal Cero liderado por el artista platense Edgardo Antonio Vigo con el que elabora poemas visuales buscando relativizar el concepto tradicional de poesía.
En 1970 realiza “La Excursión” en la que 40 críticos participantes del III Festival de las Artes de Tandil y Coloquio de la Crítica, plantean debatir acerca de las relaciones entre el arte, el consumo, la comunicación, la vida. Participaron, entre otros, Córdoba Iturburu, Collazo, Fevre, Feinsilber, Svanascini.
Participa con el Grupo CAYC en Arte de Sistemas en el MAMBA y también en Londres..
Su obra se vuelve más política y junto a Juan Carlos Romero, Eduardo Leonetti, Ricardo Roux, forman el grupo Cuestionamiento.
El eje político está constituido por una serie de fotoperformances en las que intervinieron 20 alumnos del Colegio Nacional de La Plata “Transformaciones de masas en vivo”
Luis Pazos nos relata que actualmente se intenta rescatar la producción de los 60 y 70 y la que él representa tiene que ver con la performance recalificada como foto –performance. Es decir que el registro de la obra es la obra.
Pazos la llama “arte sin manos” porque el artista diseña un objeto o una acción pero son otros los que la concretan, por ejemplo, un fotógrafo, un grabador, o un pintor. Pazos sostiene que el suyo “es el arte más libre porque no es necesario siquiera hacer la obra. Basta con proponerla”.
La reflexión sobre la condición humana consiste en 12 bloques de mármol de Carrara con frases grabadas: “La indiferencia es un crimen de lesa humanidad”, “La desesperanza es el octavo pecado capital”, “Sólo es real lo imaginado”, “El arte es la locura razonada” y la clave “La normalidad ha muerto”, frase premonitoria.
En la muestra también se incluye el registro de la performance presentada en la VII Bienal de París en 1971.
A fines de los 70 se vuelca al periodismo hasta que en 1988 se constituye el Grupo Escombros, autocalificados como “Artistas de lo que Queda”, integrado inicialmente por Horacio DÁlessandro, David Edward, Héctor Puppo, Luis Pazos , Juan Carlos Romero y posteriormente Teresa Volco, siempre una acción movilizadora , por sus manifiestos sin atenuantes en contra de la corrupción, la injusticia social, a favor de la solidaridad, la ecología, una verdadera toma de conciencia , uno de los grupos más intensos y comprometidos en la más pura tradición del arte político.
Publicado en Ambito Financiero 3/8/13
El estudio de Francis Bacon en Dublin
Dublin , que visitamos por primera vez, se caracteriza por la bonhomía de su gente, su permanente sonrisa, su afición por la Guinness, sus pubs de la zona The Temple, sus cantos celtas y tesoros como la Christ Church que data de 1030 y San Patricio cuya construcción actual se inició en 1200 y finalizó en 1270. Rica por su tradición musical, su coro participó en la primera presentación del Mesías de Handel.
La visita al famoso Trinity College en cuyos cuidados jardines encontramos obras escultóricas de Henry Moore, Calder y Pomodoro nos regalaría conocer su famosa biblioteca, una de las más grandes del mundo, 3.000.000 de volúmenes en 8 edificios . Solamente tres están abiertos al público y en uno de ellos se encuentra el Libro de Kells, escrito hace mil años, manuscritos ilustrados con motivos ornamentales, que relatan los 4 evangelios del Nuevo Testamento.
Por sus aulas pasaron Jonathan Swift, Samuel Beckett, Oscar Wilde, James Joyce a cuyo museo fuimos a orillas del Mar de Irlanda en Sandycove, que se destaca por su arquitectura victoriana y eduardiana.
Este museo es una meca para los conocedores de Joyce ya que vivió en la Martello Tower durante un breve período y que inspirara las primeras páginas de su famoso Ulyses.
Tendríamos muchas más sorpresas pero una de las más significativas se encuentra en la Dublin Gallery The Hugh Lane, así es su nombre completo.
Francis Bacon nació en Dublin en 1909 pero sólo vivió allí hasta 1914 cuando se declara la Primera Guerra Mundial y los Bacon se instalan en Londres. Debido a su asma no pudo seguir una escolarización tradicional y lo internan en una escuela donde vive sus primeras amistades amorosas.
No relataremos aquí su vida juvenil ni su vida turbulenta.
Pasa un tiempo en Berlín, más adelante se instala en Chantilly donde aprende francés, descubre a Picasso, empieza a dibujar y pintar acuarelas. Trabaja posteriormente como decorador en Londres y en 1931 decide dedicarse a la pintura.
Comienza a exponer y en 1944 pinta “Tres estudios de figuras junto a una crucifixión” que provoca gran indignación. El comprador la dona a la Tate Gallery que recién la acepta en 1953.
Así como no nos referimos a su vida personal tampoco analizaremos su obra pictórica que despierta en nosotros gran admiración.
Lo que hay en la Dublin Gallery es una instalación gigantesca, producto de un trabajo arqueológico. Se trasladó aquí su estudio de 7 Reece Mews, Londres, donde vivió desde 1961 hasta su muerte en 1992.
Donado por John Edwards en 1998, se abrió al público en 2001. Dijimos que era un trabajo de arqueología ya que se ha computarizado el archivo completo donde había alrededor de 7000 objetos: 5700 libros, y catálogos, 1500 fotos, 100 pinturas tajeadas, 1300 hojas arrancadas de libros, 70 dibujos, correspondencia, revistas, diarios, muebles, discos, caballetes. Un archivo que da un exclusivo abordaje de sus influencias y técnicas. Todo mostrado de la manera caótica en la que lo rodeaban.
“Este desorden a mi alrededor es como mi mente, es una buena imagen de lo que pasa dentro de mí, mi vida es como esto. Amo vivir en el caos, me gusta esta caótica atmósfera”.
Recordamos lo que el crítico inglés John Russell escribió acerca de Francis Bacon: “ en adelante, a mis ojos, iba a encarnar “la pintura” más que ningún otro artista. Su pintura nunca me abandonaría, se engancha a ti, vive en ti, contigo. Sus personajes en crisis generalizada física y moral, viven a tu lado y te recuerdan que la vida es esa cuerda tirante tendida entre el nacimiento y la muerte”.
Huelga decir la impresión que nos causó además de algunos dibujos expuestos, entre ellos, el último en el que estaba trabajando cuando falleció.
Publicado en Ambito Financiero 14/10/13
Prólogo Fernandez Riva
La construcción en la obra de María Fernández Rivas era, hasta hace un tiempo, más rígida, el negro enfatizaba la geometría intrínseca de los objetos ya sea en bodegones, puertos, una visión frontal, primeros planos, en una imagen muy ceñida a la tradición rioplatense.
Es en el Taller del Sur dirigido por Alberto Delmonte donde se identificó con las bases de la pintura constructiva, la que remite a una realidad bien precisa, a un tiempo en el que se vive, que todo esté dentro de la ley de frontalidad, que todo esté dentro del ritmo, que se opere con elementos concretos, el plano, la línea y el tono local.
¿Pero esto no suena a Torres García? Por supuesto, ya que Delmonte fue un heredero de las teorías del maestro, un analista intenso de los principios torresgarcianos.
Cito a Georges Steiner: “las referencias conscientes o inconscientes, miméticas o polémicas, son constantes en el terreno artístico. El arte se desarrolla por la oblicuidad de la reflexión del arte y sobre el arte que lo ha precedido. Esta reproducción interior de las representaciones precedentes y las modificaciones que un artista logre, hará que elabore lo que aparece como la más espontánea, la más realista de sus visiones”
Esto le sucedió a Delmonte como artista, pero nunca quedó prisionero de las enseñanzas, hoy quizás muy dogmáticas de Torres García. Como maestro, uno de sus grandes logros es haberles inculcado la libertad a sus discípulos.
Es por esto que María exhibe su necesidad interior de cambio, de transformación, respetando el oficio cimentado en un taller que es “centro de irradiación, de convergencia, de amistad y de solidaridad”.
Un recorrido por las obras de diferentes técnicas en esta segunda muestra individual, permite ingresar en un mundo lúdico con algunos vestigios circenses, algún recuerdo de infancia de bicicletas o juguetes, barriletes, un faro nostálgico, una escalera, elemento muy caro a la simbología constructiva.
El negro ha desaparecido, el azul puede asociarse a lo acuático, María combina los colores con elegancia, racionalmente.
La conjunción de estas imágenes bellamente realizadas contradice una muy común reflexión acerca del arte hoy, muy entroncado con la definitoria, casi excluyente palabra “contemporáneo” que “gira alrededor del vacío de la imagen, que casi no suscita una mirada porque no nos concierne”, como lo señala Jean Baudrillard en “El Complot del Arte”.
Pintura ante la que no se debe pasar con apuro porque permite mirarla y verla, porque permite la ilusión.
Publicado en Ambito Financiero 3/11/13