Año 2016

Ana Gallardo: una obra sin concesiones ni eufemismos

 

La obra de Ana Gallardo (Rosario, 1958) es el resultado de su vida personal, vivencias de una vida trashumante, de la observación y el compromiso por el mundo que la rodea.

Casi siempre ha mostrado situaciones extremas, por ejemplo, recordamos la Mención (no adquisición) que se le otorgó en la Primera Edición del Premio Banco Nación Argentina (2000, Centro Cultural Recoleta) premio que desató polémicas de distinto tenor, cuya curaduría ejerció Jorge López Anaya.

La obra era “Instrumental”, casi un tapiz de 2×2 m compuesto por ramas de perejil, hilos, clavos, con la que denunciaba el aborto clandestino.

La actual muestra que se exhibe en el MAMBA (Av. San Juan 350) está centrada en la producción de los últimos diez años, un recorrido por distintas experiencias personales como el hecho de haberse construido una precaria casa rodante a bicicleta con muebles viejos donde vivió con su hija Rocío por haber perdido su vivienda, obra con la que ganó el Premio Klemm en 2007.

Una instalación, muy dramática, es el conjunto de muebles apilados, atados con cinta de embalar que le prestaron durante una estadía en Francia. Según la artista, la idea era retener y reconstruir una historia de vida.

Dos emotivos videos remiten a la llegada de España en 1957 de sus padres y también el planeado viaje a España con su tío Raúl que nunca llego concretarse. Gallardo viajó y le mostró la filmación de lugares que él no volvería a ver.

A medida que se recorre la muestra, un componente emocional se apodera del espectador a través de situaciones que Gallardo expone sin eufemismos. “A boca de jarro” (2008), es un video que muestra a una militante de AMMAR, mujeres en situación de prostitución que luchan contra la exclusión social. Silvia Mónica, su protagonista, siempre quiso ser cantante y canta un tango con música de Fresedo cuya letra trata sobre la prostitución infantil. En una pared está grabada la historia de “Estela” (2012), en un lenguaje de gran crudeza, internada en un geriátrico para prostitutas de México a la que Gallardo cuidó durante un tiempo.

En un artículo reciente, el destacado neurólogo y neurocientifico argentino Facundo Manes analiza el envejecimiento de la población mundial. Las frías estadísticas revelan que las personas mayores de 60 años legaran a 2000 millones en 2050 y también refiere a la alarmante cifra de Argentina, Uruguay, Cuba y Costa Rica como los países más envejecidos poblacionalmente de América Latina.

Una de las preocupaciones de Gallardo es la vejez: “le teme tanto como a la muerte”.

El título de la muestra “Un lugar para vivir cuando seamos viejos” se visualiza con mayor énfasis en el segundo subsuelo del MAMBA, donde Gallardo intenta señalar que la vejez es también un momento de oportunidades.

Tres videos en los que también participa la artista, muestran a un profesor jubilado que se dedica a la jardinería. En otro canta con Moriko Sakata, campeona regional de karate y el tercero muestra cuando filma a Don Raúl, un experto bailarín de 93 años que solía bailar en una plaza del DF.

A propósito del baile, recordamos su obra “Danzón”, exhibida en 2010 en la Bienal de San Pablo con bailarines “adultos mayores”, dos palabras que ahora reemplazan a “viejos” que invitó a San Pablo a dar clases por algún tiempo.

En una de las salas, hay un hermosos texto dedicado a su madre fallecida en 1965 cuando Gallardo era una niña, y las peripecias pasadas con su hermana para llevar sus cenizas a México, ceremonia que pudo realizar en la Laguna de Zempoala en abril de 2010.

En otra sala hay un conjunto de 50 carbonillas y lápiz sobre papel en diferentes tamaños realizado entre 1965 y 2010 bajo el título “Boceto para la construcción de un paisaje” que da cuenta de su gran capacidad como dibujante; bosques, espesuras, ramas, fértiles valles, cañadas.

Al volver a la planta baja, la visita a esta muestra que requiere más de una lectura, sobre un círculo marcado en el piso cuelga varios auriculares. La artista cuenta su historia laboral y sus trabajos como artista visual. También hay que detenerse frente a “El Pedimento”, instalación que presento en la reciente Bienal de Venecia, un trabajo realizado con las presas de la cárcel de la Giudecca.

“En la sierra de Oaxaca sobre la carretera hay un santuario. La gente peregrina hasta allí para pedir favores a una virgen. Hacen su pedido en barro con tierra y agua del lugar. Dejan sus estatuillas a la intemperie. Cuando se deshacen por la lluvia, esos objetos regresan a la tierra llevando el deseo de las personas, Invito a la gente a realizar un objeto en barro pidiendo un deseo, ese deseo tiene que ser pensado para la propia vejez”.

Una muestra emotiva, necesaria, en tiempos tan duros, en el que hay que mirar al otro, sobre todo a aquellos seres físicamente vulnerables y frágiles, ricos en sabiduría que esperan nuestra atención y nuestro afecto.

 

Publicado en Ambito Financiero 22/2


Eduardo Médici (reseña de libro)

 

Con el patrocinio de Ediciones Arte X Arte de la Fundación Alfonso y Luz Castillo se ha editado el libro Eduardo Médici.

De profesión sicólogo, graduado en 75/76, el artista recuerda que a los 15 años se recibió de profesor de pintura “sin saber de qué se trataba”. Será más adelante el maestro Anselmo Píccoli que lo hará retornar a la pintura, a ese “encuentro” que se produce en todo acto de creación: el del hombre y su entorno.

Freud lo ayudó a entender que “yo es otro”, Piccoli a poner el “otro” en una tela y “yo aprendí que a veces tengo que mentir para mostrar una realidad evanescente”.

Varios especialistas fueron convocados para escribir los textos de un libro que propone una mirada retrospectiva sobre su trabajo y como lo señala María Teresa Constantín en su ensayo “Rostro- Cuerpo – Memoria”, la publicación puede ser recorrida como una lectura de reconocimiento memorioso sobre la intimidad de un pensamiento pero también sobre los cambios de todo hombre ya que nada está quieto.

Constantín hace referencia a una de las primeras obras del artista “Vanitas” (1977). Médici nunca fue complaciente, ni siquiera en sus comienzos. Los rostros transitan su obra ya sea para expresar el paso del tiempo, para expresar su mirada sobre el mundo, la crisis individual y colectiva de la época de la dictadura, rostros alargados, después borroneados, por ejemplo, de la serie “Algo pasa en tu cara” (1985).En cuanto al cuerpo, generalmente aparece deformado y el artista confiesa que se tomó como modelo, “una manera de enfrentarme a mí mismo”. En “Memoria” que forma parte del título del ensayo, “para poder enfrentarse a los otros-a través de un cuerpo o un rostro, es necesario revisar la historia de la que somos portadores”.

Leila Driben escribe en “De figuras, Encuentros y Desencuentros” acerca del lugar ancestral que ocupa la figura humana. En el párrafo final, señala que “Médici instala su obra en el límite de la inflexión violentadora de las normas compositivas. Todo está atravesado por un velado, controvertido erotismo, un intrincado lenguaje de alusiones ocultas, desencuentros y marcas de la muerte que sigilosamente surcan las imágenes más intensas de este autor”.

En los 90 Médici realiza una serie de Crucifixiones ,( Cruz-y-Ficción), el cuerpo lacerado, rodeado de inscripciones , un aura sacrificial invade sus cuadros.

Casi todos los textos coinciden respecto al propio cuerpo como soporte principal de sus ideas. También lo señala Victoria Verlichak de la que se reproduce un fragmento del reportaje que le hiciera al artista en su libro “En la Palma de la Mano- Artistas de los 80”.

Dice Médici que no llega al cuerpo por una cuestión de moda, “lo siento como algo muy frágil y es lo que decido mostrar”.

Una muestra en 1996 en la Galería Der Brücke “Entre mí y mí” (Ambito Financiero, 1/8/) situaba al espectador ante la perplejidad de ciertas preguntas filosóficas eternas, por ejemplo: ¿de dónde venimos? Médici quería saber acerca de sus orígenes, es decir, ¿quíénes fueron los Médici? Fue un tema excluyente en la que mostró fotografías, con las que ya había empezado a trabajar hacia 1982, su cuerpo, su rostro, en positivo y negativo que aplicaba sobre la tela.

Jorge Zuzulich , titula a su ensayo “Lo que se cifra en el nombre”. Destacamos el análisis de una obra clave, una instalación en el Palais de Glace , “La Lección de Anatomía” (1993).En una ambientación hospitalaria, un dúplice de la imagen del Cristo de Mantegna, recibe en su mano en vez de suero, tinta o pintura roja. A su alrededor frascos de vísceras en formol y en una mesa, instrumentos del pintor. Médici con guardapolvo blanco y cantos gregorianos acentuaban la atmósfera de carácter religioso.

Zuzulich enfatiza la pasión entre arte, medicina y sacralidad además de reflexionar acerca de la pintura en terapia intensiva que sólo puede mantenerse con vida de forma residual.

Después de esta instalación conmovedora en la que el público se emocionaba hasta las lágrimas, Médici no pudo trabajar durante un año, pensó que un cuadro era irrelevante. “La temática de la muerte y la religiosidad han cruzado diversos momentos en la producción del artista”, señala Zuzulich.

Nelly Perazzo, escribe “La pasión del Cuerpo”, ensayo que cubre también diversos períodos en la obra del artista. Destaca el uso de la fotografía:”sus imágenes están trabajadas en sus negativos o positivos, erosionadas, salpicadas. Agrupadas y compuestas de distintas formas, el fotógrafo convencional desaparece tras el artista que utiliza trabajos que quedaron perdidos en el tiempo. La utilización de las fotografías así como su pintura expresan sus metáforas sobre la muerte, la precariedad, el sentido de la vida, expresados siempre a través del cuerpo”.

Dos poemas pertenecientes a la Antología Poesía Vertical de Roberto Juarroz abren y cierran este importante libro en el que Médici, en su texto, “ Yo, El Otro”, se pregunta si la pasión de crear no es la persecución ilusoria de la unidad perdida, la búsqueda angustiosa de una totalidad inexistente”.

No es solamente un libro que recorre su trayectoria sino también el análisis de un pensamiento que invita a la reflexión sobre temas fundamentales.

Médici “nos pone en estado de emergencia”, cita apropiada de Walter Benjamin para abordar su obra.

Bilingüe, castellano/inglés, 240 páginas con ilustraciones.

Publicado en Ambito Financiero 22/2


Bordese: ascetismo en el arte y la vida

 

En el Palais de Glace se exhibe una muestra de casi 80 obras- casi todas inéditas- de Marcelo Bordese (Córdoba, 1962), bajo la curaduría conjunta de Oscar Smoje y Maximiliano Turri a quienes el artista ha legado esta serie titulada “Paraísos Blindados/ Dibujos”. Lo hizo antes de tomar la determinación de internarse en la soledad y el empobrecimiento voluntario en una desértica zona del norte de nuestro país, como un regreso a la introspección: así lo conocimos cuando acababa de dejar un convento franciscano para dedicarse a la pintura. Una vez más, a lo largo de varios años, este verdadero artista logra inquietarnos con sus imágenes.

En una vitrina que reúne material gráfico de sus exposiciones, se encuentra una carta que le escribió en 1999 el famoso fotógrafo estadounidense Joel Peter Witkin (1939) cuya concepción de la fotografía se aleja de lo bello: “Así como cada uno de nosotros tiene una única huella dactilar, una mano distintiva y una sola voz- un verdadero milagro- cada uno de nosotros tiene un sello estético en el alma que cada uno debe buscar dentro de sí mismo”.

Las crucifixiones son una imagen recurrente para luego pasar a todo tipo de metáforas del Cristo en la cruz y otros elementos de la iconografía cristiana, que se mimetizan con sus criaturas transgresoras.

“El sexo de la mujer como una metáfora perfecta del rostro de Dios”, “Mis cuadros podrían verse como un jardín donde lo mejor no está en las rosas sino en los yuyos que el viento agita en el fondo”, “Sé que soy capaz de descender hasta lo más bajo del infierno, no para quedarme, no para destruirme, sino para volver a la superficie con las manos llenas de fuego”, dijo en distintas oportunidades.

Ante su obra hay que atreverse a mirar. Porque al principio hace bajar la mirada e invade cierto pudor. Se dice que la psique genera la imagen como un movimiento acuoso, se forma y se deshace, se transforma y reaparece, así es su visión de seres humanos, de animales, otra imagen recurrente, devorantes y la fusión de ellos. El excelente montaje se inicia, en un recorrido circular, por la serie dedicada a Fernando Arrabal (2003/4) que sólo mostró en París. Un homenaje a su primera novela “Ball Babylone”, cuyo guión para el cine tituló “¡Viva la muerte!”, uno de los lemas del franquismo. Pertenecen a esta serie “…Y pusieron esposas a las flores III” (2005), extraordinario trabajo, un ejemplo cruel de la tortura así como “… Y pusieron esposas a las flores VI”, donde puede leerse, “No pasarán”. Obras que expresan el dolor y el padecimiento. Arrabal es genial, brutal, provocador, tres adjetivos que le van a las imágenes bordesianas.

Su serie Lautréamont es aún más violenta por el carácter espontáneo del dibujo. Otra vez encuentra Bordese inspiración en un autor que fue exaltado por los surrealistas. Nacido en Montevideo, Isidore Ducasse adopta el seudónimo de Comte de Lautréamont, un ser supuestamente feo con el aire noble del poeta que sólo poseía un piano y algunos libros, el juego del lenguaje, la ruptura entre el sentido común y la fantasía, la sexualidad y el feísmo, así como el humor y la locura. Para esta serie Bordese utilizó fotos sobre preparados anatómicos inspirados en libros de anatomía.

La Serie sobre Mishima (1925/1970) también es sangrienta. Este prolífico autor japonés que esperaba ganar el Nobel y no le fue otorgado, cometió seppuku y su agonía fue terrible. En medio de toda esa tragedia del cuerpo, aparecen guiños de juguetes, no en vano, la serie se titula “Ses jouets”.

Vincennes, La Bastille, Charenton, lugares y fechas de su detención inicia la serie Sade.

Continúa Bordese con su imaginería sanguinolenta, cuerpos retorcidos en su voluptuosidad, mezclados con su bestiario fantástico, sus crucifixiones, su San Sebastián. Lo diabólico, lo religioso, vísceras, lenguas flamígeras, dientes amenazantes. Un universo pictórico que está entre el cielo y el infierno. El hombre engendra monstruos

 

Publicado en Ambito Financiero 21/3


Horacio Zabala (Fortabat)

 

“La pureza está en la mezcla” pertenece a una poesía del poeta Rafael Sanchez Ferlosio (escritor español nacido en Roma, 1927) que Horacio Zabala (Buenos Aires, 1943) tomó prestado para el título de su muestra que se exhibe en la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat y recordamos, con el mismo título, una pared de adobe, obra presentada en el Museo del Tigre hace un par de años.

Una selección de 100 obras desde los años 70 hasta la actualidad y que forma parte del excelente catálogo bilingüe realizado en forma conjunta con el Phoenix Art Museum donde se presentará entre Octubre 2016 y Mayo 2017.

Uno de los textos del catálogo escrito por Vanesa K. Davidson , curadora de arte latinoamericano del citado museo estadounidense, “Mapeando el monocromo” traza el recorrido del artista desde el momento en que tomando el famoso “Mapa invertido de Sudamérica” de Torres García se apropia de la cartografía , por ejemplo, de la Argentina, para señalar los opresivos años 70. Obturada, agujereada, quemada, empaquetada, el hacha ominosa que cae sobre ella, son señalamientos de lo que ocurría en esta región del mundo.

Zabala es arquitecto y ha realizado “Anteproyectos”, palabra muy usada en arquitectura, para arquitecturas carcelarias, para el diseño de basura, para la redefinición de Latinoamérica, para la construcción de una villa miseria.

Una visión crítica que, como señala Rodrigo Alonso, curador de la muestra, Zabala cuestiona su profesión, la crisis de los ideales de la arquitectura, para mejorar el hábitat del hombre, para aproximarse a los valores republicanos de igualdad, seguridad y bien común que se han desvanecido.

Acerca de esos anteproyectos de cárceles, Zabala reflexiona sobre “el arte como prisión”, concepto emparentado con la idea de Kazimir Malevich respecto al arte académico: “cámara de tortura de la Inquisición” y al de Yves Klein que creía que “todo el arte que no fuera monocromo era una prisión…en el color vibraban la vida y la libertad”.

“Este papel es una cárcel” (1972), lápiz sobre papel y la fotografía de su mano escribiendo esta frase (2007), son dos ejemplos que enfatizan su pensamiento acerca de la necesidad de encarar una acción política desde el territorio del arte.

Obras más recientes relacionadas con monocromos como “Anteproyecto para seis monocromos, corchetes, paréntesis y signos”, “Los siete días de la semana”(2014), siete cuadrados negros iguales separados por una coma, así como “Monocromo entre paréntesis” (2016) son absolutamente literales.

Recientes son también los “Monocromos transparentes” sobre mapas de ciudades y líneas de subterráneos de distintas ciudades del mundo.

En Zabala siempre se encuentran relaciones eruditas, alusiones a escritores, Truman Capote, una versión, esta vez en rojo, de un juego de ajedrez, Cortázar, o artistas , Duchamp, monocromos sobre unos taburetes, Courbet, Mondrian y hasta la cita humorística como “Ficciones” (1999), un estante con latas de aceite de oliva marca Borges colocadas a manera de libros.

La serie de “Hipótesis”, iniciada en 2009, monocromos, pueden parecer herméticas pero esto mismo hace que el contemplador se involucre al querer descifrar los obstáculos que presentan.

Obra despojada, alude a fórmulas matemáticas, es un sistema de relaciones de colores, por ejemplo, “Hipótesis XXII” libros rojos , separados por comas negras , es lo que se ve y sin embargo invita a descubrimientos tanto críticos como estéticos.

Ese despojamiento responde a un principio poético “menos es más” que afirma que con menos cosas se pueden expresar más cosas y que Zabala aprendió del famoso arquitecto racionalista Ludwig Mies van der Rohe. “En mis obras y en mis exposiciones intento evitar todo lo espectacular y grandilocuente para privilegiar lo conciso y breve”, así lo escribió en su “Vademecum para artistas. Reflexiones sobre el arte contemporáneo”, publicado en 2009.

Zabala también publicó en 2008 “Marcel Duchamp y los restos del ready-made” y con Luis Felipe Noé “El arte en cuestión- Conversaciones”.

Sus obras integran importantes colecciones: Museo Nacional de Bellas Artes, Museo de Arte Moderno, Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, Museo de Arte y Memoria (La Plata) Fundación Alon y en el exterior , la Tate Modern (Londres) Reina Sofía (Madrid),la Colección de Arte Latinoamericano (Essex, Inglaterra), las Colecciones Daros (Zúrich) , Cisneros (Miami), Museo de Arte Contemporanea (San Pablo), Museo de Arte de Iowa (USA).

Publicado en Ambito Financiero 18/4


Héctor Giuffré: el realismo reflexivo de un maestro

 

En el MAT- Museo de Arte Tigre- bajo la curaduría de Mariana Marchesi, se exhibe “Héctor Giuffré- La Realidad de la Pintura”, una selección de pinturas, dibujos, acuarelas realizadas entre 1973 y 1983. Figura central del arte argentino, vive desde hace 30 años en Chicago, razón por la que sus obras sólo se ven muy bien esporádicamente en Buenos Aires.

Pertenece a una generación en la que, entre otros, se incluye a Pablo Suárez, Ricardo Laham, Juan Pablo Renzi, Hugo De Marziani, Huego Sbernini, Eduardo Giusiano que no cedió a ninguna influencia externa como tampoco a la del mercado.

Enrolado en una corriente realista, su realismo procede de la observación, la indagación, el análisis, la recreación, la crítica. De allí que, aunque todos los elementos se reconozcan en sus composición, se necesitan algunas claves para penetrarla. En primer lugar, la luz, que contribuye a cierta severidad de la imagen que no está de más señalar, parte de un dibujo muy elaborado.

El tratamiento del espacio donde ubica la naturaleza muerta, o el retrato o cualquier otro de sus temas, no parte de ninguna improvisación sino de que todo ha sido muy racionalmente planeado. Durante una conversación que mantuvo con el poeta, ensayista y crítico de arte, César Bandin Ron, transcripto en su libro “Plástica Argentina- Reportaje a los años 70”, cuya tapa se ilustró con la obra que se reproduce en esta nota: “Chancho” (1976), un animal cortado por el medio y que en opinión de muchos críticos está asociado con los años e la dictadura militar, pero basta recordar que este tema aparece ya en la pintura holandesa, un ejemplo, Rembrandt y su “Buey Desollado” de 1643. Volviendo a esa conversación, Giuffré señala que “ningún pintor puede llegar a hacer una obra trascendente por pura emoción. Hay quienes son muy intuitivos, pero la intuición sin el raciocinio está perdida… Un trabajo, ya sea bien hecho o mal hecho, no depende de la inspiración, es el resultado de una estrategia muy bien desarrollada, lo menos improvisado que hay”.

En la obra de Héctor Giuffré no se va a encontrar “al durazno en el que se vean todos los pelitos”, la realidad es la que forma parte del ser que la realiza, es decir, la conjunción entre el sujeto y el objeto.

Otra de las claves al enfrentarse con la obra de este artista es la armonía, el equilibrio total que se establece y aquí señalamos lo que Giuffré defendió y defiende: el acto de pintar es para el pintor un acto de conocimiento, también valido para el contemplador.

Cuando el sujeto se observa a si mismo trata de objetivarse, ponerse frente al espejo para poder contemplarse y analizarse. Hay muchos cuadros del artista en los que el espejo replica a las personas, un verdadero juego visual.

Un maestro en el uso de las sombras, uso de la geometría, una mesa con un cajón abierto, una combinación de paralelas, un pollo, al que el cuchillo sobre un plato, de por sí un elemento amenazante, y más amenazante la probable escena a desarrollarse.

Giuffré es también un gran retratista. En el medio de la sala hay un pequeño cuarto donde están los retratos de destacadas figuras entre ellos, los coleccionistas Ignacio Pirovano y Marcos Curi, el poeta Ángel Bonomini, los críticos Rafael Squirru y Raúl Santana. Otro acierto en materia de retratos es el de Ignacio Rucci “La peinada”, campera de cuero, la captación del gesto que en este caso, se supone frente a un espejo. También en estos retratos el artista se indaga sobre sí mismo.

El realismo de Giuffré está lleno de asociaciones psicológicas existenciales, es reflexivo, ya mencionamos la palabra severidad, podríamos agregar austeridad además de una pintura tersa en su ejecución.

En recientes declaraciones del escritor irlandés John Banville, amante de la pintura, dice que “la humilde tarea del arte consiste en mostrarnos lo extraordinario que es lo ordinario”. Bien podría aplicarse a la pintura de Giuffré que sólo habla para aquel que lo mira en silencio.

Publicado en Ambito Financiero 2/5


Jorge Gamarra – Retrospectiva (OSDE) c/audio

 

Más de 90 esculturas se exhiben en el Espacio de Arte de la Fundación Osde bajo el título “Jorge Gamarra- Retrospectiva: Materia/Forma /Símbolo” cuya curaduría estuvo a cargo de María José Herrera.

El primer núcleo “La Belleza de lo Util” se centra en las herramientas a las que les rinde homenaje a través de clavos de bronce sobre base de quebracho que muestran el momento del impacto, el cincel, el taladro, la plomada, la gubia, el hacha, el compás elementos sacados del hábitat de su taller a las que dota de un halo poético, son la extensión de su brazo con las que desafía la madera, la piedra o el metal.

“Acciones sobre Materia”, constituye el segundo núcleo, obras de gran presencia, contundentes, que revelan que ella no tiene ningún secreto para un artista que puede darse el lujo de horadarla, devastarla, doblegarla, despojarla de todo ornamento logrando formas puras de gran belleza estética.

Un tercer núcleo se titula “La Línea en el Espacio”, obras de los 90, delgadas, ascendentes, un alarde de cómo Gamarra puede quebrar la rigidez de la línea recta, al ondularla o o perforarla con el acero, hacerla maleable.

“La Geometría Monumental” incluye obras frontales, ancladas a la tierra, que remiten a arquitecturas ancestrales.

Cedro, guayacán, caoba, lapacho, son algunas de las maderas empleadas, a veces, combinadas con soga, el acrílico , entre las piedras, granito, granito negro zulú, basalto, con rugosidades, tallados o pulidos que piden ser acariciadas de un artista principalísimo , referente de la escultura en nuestro país cuyo quehacer constituye un desafío permanente.

Obra despojada en la que se conjugan intuición , racionalidad, obsesión por lo riguroso de la forma, constante investigación , culto por el oficio, que da como resultado, un gran refinamiento, palabra desdeñada para referirse al arte actualmente.

Pero Gamarra siempre ha seguido su voz interior, ha defendido, con su obra, sus convicciones frente al arte, sus esculturas tienen una presencia poderosa, mirarlas provocan placer, admiración por la maestría de su ejecución y por la poesía que emana de ellas. Como puede verse en los videos, Gamarra sólo se inclina — literalmente– ante la obra que está realizando y no ante las tendencias que han invadido el mundo de la escultura en los últimos años porque ante todo prima el respeto por las reglas de una disciplina que requiere intenso trabajo.

Jorge Gamarra (1939), ha recibido el Premio Konex de Platino, los principales premios de los salones nacionales y municipales, es miembro de número de la Academia Nacional de Bellas Artes desde 2009 y ha realizado muestras retrospectivas en el Museo Nacional de Bellas Artes (2005) y en el de Neuquén (2007). Poseen obra suya los principales museos de nuestro país y también están emplazadas en espacios públicos: Espacio Kilka (Mendoza), Puerto Madero, el campus Miguelete

de la Universidad Nacional de San Martín, el parque escultórico de Resistencia y en el Parque de la Ciudad Universitaria de Quito, Ecuador.

Publicado en Ambito Financiero 9/5


Imperdibles muestras de Roig y Erlich en Muntref

 

Seis esculturas, tres videos y casi 150 dibujos realizados en los últimos 30 años por Bernardí Roig (1965, Palma de Mallorca), que vive entre Madrid y Binisalem, Islas Baleares, se exhiben en MUNTREF, Centro de Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. El despojado e imponente espacio, la arquitectura hospitalaria del Hotel de Inmigrantes, cargado de historias, aloja una intensa obra que hay de descubrir.

Nos referimos a las esculturas blanquísimas, hombres de tamaño natural, torso desnudo, nada apolíneo, pantalón arrugado y abierto que muestra prominente barriga, estratégicamente situadas.

Sentada en el piso, recostada sobre una pared, al acecho, colgando del hueco del ascensor, escuchando detrás de una columna, clausurada por tablones de madera, enfatizada su blancura por las luces de neón, actitud congelada, Roig, de la misma manera que lo hiciera otro grande de la escultura española, Juan Muñoz, rompe con el molde de la escultura tradicional, centrándose en el espacio y lo psicológico entre la obra y el contemplador.

En cuanto a sus dibujos, bocetos, grabados, acuarelas, Roig señala que los muestra gracias a la sugerencia de la directora del espacio, Diana Wechsler. Hay una serie de rostros y situaciones relativas a Ecce Homo, rostros de personas de su entorno, así como aquellos en los que combina el gesto con un elemento que puede ser decorativo; excepcional.

Roig ha recibido en 2002 el Premio Oficial de la 21a Bienal de Alejandría, el de la Fundación Pilar i Joan Miró (1997), el 37° Premio de Arte Contemporáneo Princess Grace Foundation (Mónaco, 2003). Expone en instituciones y museos americanos y europeos.

Diana Wechsler es asimismo la curadora de la muestra que se exhibe simultáneamente y que también hay que buscar. Se trata de “Puerto de Memorias”, de Leandro Erlich, que bajo el título “Puerto de Reflejos”, se exhibió en 2014 en el Museo de Arte Moderno de Seúl.

Por una puerta se entra a una sala donde se exhibe en una vitrina la maqueta de un bote en colores azul, blanco y rojo, una estructura ondulada que remite al reflejo del agua.

Se continúa por una rampa y al entrar en un recinto oscuro, el espectador queda atrapado por el silencio reinante. Una baranda lo separa donde flotan en un estanque cinco botes de colores.

Una gran puesta en escena, que posiciona al contemplador en una zona ambigua, y las preguntas: ¿se mueve el agua?, ¿hay agua?, ¿se mueven los botes?, ¿dónde está el truco?

No importa. Lo que importa es ese instante en el que todo se detiene porque la imagen es bella y nos quedará en la retina por un largo tiempo.

Mago, titiritero, ilusionista, engañador, manipulador, hay que dejarse llevar por una obra que afortunadamente nos confunde, nos descoloca desde siempre. Algunos ejemplos: “El ascensor” (1995). Cuando se abría la puerta, el piso no estaba, el espectador se quedaba colgando en el espacio. “El living” (1998). Al entrar uno se daba cuenta de que todo se reflejaba en un espejo con excepción del que entraba.

“Lluvia”, que tuvimos ocasión de ver en la Bienal del Whitney en Nueva York en 2000, un pasillo con una ventana por la que una tormenta y lluvia se metían dentro de un museo. Uno de los acontecimientos de la Bienal de Venecia en 2001 fue “La Piscina” cuando representó a la Argentina. Aparentemente estaba llena de agua pero uno podía caminar por dentro sin mojarse, una verdadera alteración de la percepción de la realidad.

Recordamos también “El Consultorio del Psicoanalista” presentado en Proa en 2005: dos espacios separados por un vidrio. Una sala de psicoanalista y un sitio vacío con algunos cubos donde el espectador ingresa y se sienta. Su imagen se ve reflejada a través del vidrio sobre algún objeto real de la otra sala. Es un video de 2 minutos, 20 segundos que permite experimentar la situación.

Recientemente la comidilla de la ciudad de Buenos Aires fue “La Democracia del Símbolo”. Erlich hizo desaparecer la punta del obelisco, símbolo del centro de la ciudad de Buenos Aires, que en el libro del mismo título publicado por MALBA con textos de varios autores se refieren tanto a su historia como a su simbología así como Erlich a todos los avatares y connotaciones del proyecto. Erlich hizo un site- specific en la explanada del MALBA invitando a participar de la vista de la punta del Obelisco que casi nadie ha tenido la ocasión de disfrutar y sin tener que elevarse del suelo.

Artista de renombre internacional ha expuesto en Ruth Benzacar (2000, 2007, 2012), Museo del Barrio en Nueva York (2001), Ps1 MOMA (2008), Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (2008/2009), Albion Gallery , Londres (2005), Museo d’ Arte Contemporanea di Roma (2006) entre otras importantes exposiciones en Alemania, Taiwán, Corea, Brasil, Francia.

Publicado por Ámbito Financiero 18/5


Poéticas Oblicuas – Luis Pazos

 

Con el profesionalismo habitual de la dirección del Espacio de Arte de la Fundación OSDE se presenta “Poéticas Oblicuas- Modos de contraescritura y torsiones fonéticas en la poesía experimental (1956-2016)” bajo la curaduría de Fernando Davis , profesor e investigador de la Universidad Nacional de La Plata y Juan Carlos Romero, artista de vasta trayectoria, galardonado con importantes premios, entre ellos, Gran Premio de Honor de Grabado del LXIII Salón Nacional y Konex de Platino, docente, impulsor de Arte Correo y de intervenciones urbanas, editor de Vortex y La Tzara, revistas de poesía visual.

Esta exposición en la que intervienen alrededor de 40 artistas, documenta la actuación de tres plataformas que agruparon a poetas y artistas visuales que funcionaron como espacios de articulación de proyectos centrados en la difusión y conceptualización de los desarrollos poéticos experimentales: el Movimiento Diagonal Cero (1966-1969), el Grupo Paralengua (1989-1998) y Vórtice Argentina (desde 1996).

Esta muestra de gran nivel curatorial, requiere tiempo , concentración y más de una visita porque se trata de poesía visual, oral, fonética, matemática, electrónica, hipertextual, interactiva

Diagonal Cero, originario de La Plata, tenía como idea fuerza romper la estructura lógico-formal del lenguaje al introducir elementos ajenos a la poesía tradicional. Entre sus integrantes, Antonio Vigo (1928-1997), poeta visual, realizó objetos y esculturas, xilografías, fundador de Arte Correo, pionero de las vanguardias artísticas en nuestro país y América Latina, mezclaba letras con números.

Jorge De Luján Gutiérrez se apropió de la publicidad, Carlos Ginzburg llamaba a su poesía “atómica” ya que eran estallidos, Luis Pazos hacía poesía sonora. Este grupo se disuelve por diferencias respecto a la definición de poesía visual, un género híbrido donde vale todo y hasta hoy no se ha podido establecer su definición perfecta..

Los poetas diseñaban su propia ropa, los recitales se realizaban en clubes nocturnos y lanzaban, como era de rigor entre los vanguardistas, un manifiesto.

Es notable este recorrido porque las obras no han envejecido, se ven con renovado interés por la osadía, las diferentes tipografías invitan al “lector”, “observador”, “contemplador” a un esfuerzo cómplice en su lectura y también en los libros-objeto, por ejemplo, el de Luis Pazos, una botella con un poema en su interior, es decir, “poesía envasada” o el “Personaje 1967” de Vigo, una minuciosa xilografía troquelada s/papel. Destacamos también “Diario- Edición Sexta de Poesía” con un escrito de Luis Pazos, realizada por De Luján Gutiérrez.

El “Grupo Paralengua o la Ohtra Poesía” fué fundado a mediados de la década de los 80 por Roberto Cignoni, Favio Doctorovich, Ricardo Castro, cuya revista XUL, era dirigida por Jorge Perednik. Proponía y estimulaba otros soportes técnicos y técnicas interpretativas, escenarios, cinta magnetofónica, voz. Según Estévez, “se trata de una disolución de los límites entre la poesía y las restantes disciplinas artísticas. Se destaca por lo desprejuiciado, lo festivo, lo intelectual, lo sensitivo y la pasión con que se apropia de todas las dimensiones de la palabra”. Plazas, centros culturales, café concerts, teatros, son los lugares elegidos para realizar encuentros y muestras: poemas visuales, sonoros, videos, performances.

A este grupo lo siguió “Vortice Argentina” fundado en 1996 e ingresa a la red mundial de Arte Correo. Figuran Edgardo Antonio Vigo, León Ferrari, Hilda Paz, Juan Carlos Romero, Osvaldo Jalil, Claudia del Río y artistas internacionales.

En 1998 se inauguró la “Barraca Vorticista” que tiene una publicación trimestral de Arte Correo y Poesía Visual.

Destacamos las obras de Margarita Paksa, de la Serie Tipográficas (1978), Roberto Elía “Palabra de época” , lápiz s/papel, “Poemas Arrinconados” (2008-2016), texto en vinílico, hilos trenzados, agujas de acero de Leandro Katz, “Vista al ras de un soneto” (2006) de Jorge Perednik, las obras de Juan Carlos Romero e Hilda Paz, la máquina de hacer poesía de Alejandro Thorntorn, las escrituras de Susana Rodríguez realizadas a la manera de fragmentos óseos, realizadas a comienzos de los 80, Mirta Dermisache(1940-2012), admirada por Roland Barthes y sus grafismos ilegibles en los que no hay ninguna lectura posible. Se origina en la caligrafía china, una escritura asémica, que no tiene un específico contenido semántico. Jean Dubuffet, Paul Klee, Joan Miró, Zhang Xu la utilizaron y hasta se la considera como una corriente artística, como una de las últimas vanguardias del siglo XX .

Publicado en Ambito Financiero 30/5


La irresistible seducción de las fotografías “vintage”

 

La Fototeca Latinoamericana (FOLA) presenta en su sala principal la muestra “Vintage Master” Colección Thockmorton de New York con la colaboración de Karim Makarius y Lucas Chilemi.

Las fotografías llamadas “vintage” se crearon a partir de 1850 hasta fines del siglo XIX por los hoy considerados maestros de la fotografía que dominaban el manejo de las cámaras, tenían dominio del uso de las poses y la iluminación así como conocimientos de química para revelar las fotos en gelatina de plata y platino.

Afortunadamente se han preservado para destacar la capacidad de esos maestros que siguen despertando nuestra admiración además de reflejar el testimonio de una época, hoy sepultada por las fotos digitales y los millones de selfies sin consecuencia alguna que se producen diariamente en el mundo entero.

En la sala 1 se pueden admirar la ruinas del fotógrafo indígena Martín Chambi , copia de albúmina, que retrató a la población profunda de su Perú natal, la famosa Marilyn Monroe distorsionada de Weegee, seudónimo del ucraniano Arthur Fellig (1899- 1968), un reportero siempre listo para llegar a la escena del crimen en New York, obras del célebre Henri Cartier Bresson, Tina Modotti nacida en Italia, vivió en México entre 1923 y 1930, gran activista revolucionaria y retratista de los grandes del muralismo mexicano, con retratos de Diego Rivera y Frida Kahlo. Cartier- Bresson que tenía por André Kertéz una gran admiración dijo: “inventemos lo que inventemos Kertész siempre será el primero”, destacamos su “Chez Mondrian” de 1929 así como también la extraordinaria imagen del piano que cruza el espacio de una fotografía de Igor Stravinsky por Arnold Newman de 1946.

Es vastísima la colección neoyorkina Throckmorton de donde proceden estas 80 fotografías tomadas entre 1853 y 1996. Otro de los nombres destacados es el de Robert Mapplethorpe, esta vez con muy elegantes naturalezas muertas, los mexicanos Manuel Alvarez Bravo y Flor Garduño, el artista francés Lucien Clergue (1934/2014) muy famoso por sus desnudos, gran amigo de Picasso a quien conoció en Cannes en 1955, amistad que duró más de 30 años. De este artista se ve, entre otras, “Nu aux poissons” de 2005.

Gastón Deleau, Director de Fola, invitó a Sara Facio a participar con obras de su colección- recordamos al lector que esta extraordinaria artista argentina donó al museo Nacional de Bellas Artes en 2014 su colección de 1000 obras-. Para esta ocasión Facio eligió obras de Horacio Cóppola, Grete Stern, Annemarie- Heinrich, Anatole Saderman, Alicia D’ Amico, Humberto Rivas, Jorge Aguirre y obras de su autoría de la serie “Funerales de Perón” realizada en 1974.

“Apuntes del Maestro” es una iniciativa en la que reconocidos fotógrafos seleccionan el trabajo de un autor que haya participado en sus talleres. En la sala 3 Gabriel Valansi presenta a Jasmine Bakalarz (Argentina, 1985) que vive entre Canadá y nuestro país. Conmovedor este espacio donde sólo hay una una fotografía de una niña. Un mapa señalado por puntos, un memorial de los lugares de la persecución nazi, textos con caracteres transparentes, se debe hacer un gran esfuerzo para leerlos, y es esta dificultad y su contenido lo que provoca la inquietud del espectador.

Otra de las salas presenta la muestra del reconocido artista- fotógrafo Oscar Pintor con obras inéditas de sus archivos de materia analógica con obras de 1979 a 1996, con curaduría de Julieta Escardó. A este artista se dedicó en 2008 una amplia muestra en el Centro Cultural Recoleta en la que nada era convencional, desde un interior derruido, la presencia de un gato admirando un paisaje barilochense, un caballo de calesita o un nevado parque neoyorquino.

Publicado por Ámbito Financiero 27/6


Carlos Arnaiz

 

En medio de tantas noticias trágicas que horrorizan día tras día, entrar al “jardín” que la Galería Mara- La Ruche nos propone es un bálsamo para el espíritu.

¿Quién es el jardinero que nos regala estas flores en compensación ante tanta tristeza?

Carlos Arnaiz (Buenos Aires, 1948) es un osado artista que se atreve con este tema en pleno auge de tecnologías varias, instalaciones, profusión de imágenes en las que no hay nada que ver, de imágenes que se olvidan rápidamente y que como lo señaló Jean Baudrillard , “el arte ha perdido el deseo de ilusión, a cambio de elevar todas las cosas a la banalidad estética…”.

De Natura (Sobre la Naturaleza), es el título de su muestra actual que deriva de otras en las que las flores son el leit-motif.

No se trata de flores con contenidos simbolistas, religiosos, ocultos, excelencia en la imitación de la naturaleza, también considerada “entretenida, flores imitadas del natural en tiempos de primavera” como señalaba Francisco Pacheco con cierto desdén en “Arte de la Pintura” publicado en 1649.

Muchas flores se han pintado a lo largo de la historia del arte, tentación a la que no han escapado pintores de distintas generaciones, nacionalidades, los grandes y los mediocres, un género ahora considerado muy menor y al que muy pocos se atreven por temor a caer en el cliché.

Pero las de Arnaiz son formas a partir del color, formas circulares que se expanden sobre la tela o el papel con pinceladas cargadas de sensualidad.

En algunos casos se fagocitan, ¿son carnívoras? En realidad es la pintura y punto.

Somos los contempladores los que nos debatimos ante el dilema de las referencias figurativas y narrativas. Deleuze dijo: “un cuadro no tiene nada que figurar y nada que contar”. Sin embargo, estas están en la psique del artista, en su percepción del mundo, en sus vivencias, en el por qué toma este tema y no un paisaje o una figura humana.

Y está también la fuerza que trasciende y que el contemplador captura cuando se mira este conjunto de elementos que pueden parecer flores por el peso de los colores.

Y hay algo importante en este “jardín” que de a poco va revelando sus secretos y que coincide con unos caracteres que estaban en el Jardín de Pan- Yun-Tuan junto a la Puerta de la Luna: “La Belleza penetra gradualmente”.

Publicado en Ambito Financiero 25/7


Víctor Cúnsolo: un artista a redescubrir

 

Gracias al intenso trabajo curatorial de la directora del Espacio de Arte de la Fundación OSDE, María Teresa Constantín y su equipo de investigación, Buenos Aires puede admirar la muestra de Víctor Cúnsolo (Siracusa, Italia, 1898- Buenos Aires, 1937), después de su última exposición –homenaje realizada hace 31 años.

36 obras pertenecientes a colecciones públicas y privadas de un artista que llegó a Argentina en 1913 con su familia, instalándose en Barracas. Se formó con el maestro Mario Piccione, ingresó a una agrupación de artistas y escritores, el Bermellón, fundada en 1919 e integrada, entre otros, por Juan del Prete, Víctor Pizarro, Pedro Zerbino, Salvador Cali y Guillermo Bottaro.

Realizó su primera exposición individual en La Peña, espacio en el subsuelo del Café Tortoni, y más adelante en la mítica agrupación Amigos del Arte.

Participó del Salón de los Independientes de 1925, en el Salón Nacional entre 1927 y 1935, en el Nuevo Salón organizado por Alfredo Gutero entre 1929 y 1932. Y aunque nunca viajó al exterior, fue incluido en muestras en Costa Rica e Italia.

Es importante destacar estos datos, que son los que aparecen en los libros de nuestra historia del arte, en general bastante escuetos con respecto a la importancia de este artista, y además un hecho señalado por Constantín: “Las obras expuestas fueron realizadas en apenas algo más de una década”, un corto periodo para un artista muy codiciado por los coleccionistas.

Cúnsolo se inició con carácter impresionista y viró hacia un “constructivismo de raíz ceszanneana”, como se lo describe.

Un acierto curatorial es haber incluido nombres emblemáticos del paisaje boquense, porque es allí donde desarrolló su itinerario pictórico: la Isla Maciel, la Vuelta de Rocha, la calle Magallanes, Barracas. Están Alfredo Lázzari, Fortunato Lacámera; Juan del Prete, de la época del 20; Adolfo Bellocq, Facio Hébequer, Víctor Rebuffo.

Cada obra de Cúnsolo está acompañada de un registro exhaustivo de los lugares donde fue expuesta, el nombre del coleccionista que la compró originalmente, y también donada a nuestros museos. Hay fotos comparativas con el tema y para completar el panorama de la época, el CEDINCI (Centro de Investigación y que se expone como “Gráfica y Documentación de la Cultura de Izquierdas”), dirigido por Horacio Tarcus, que prestó obra impresa que se expone como “Gráfica del Anarquismo Argentino (1893- 1935), consistente en panfletos, libros, revisas, grabados de la extraordinaria actividad que tuvo lugar en el barrio de La Boca.

¿Cuál es La Boca de Cúnsolo? El título de la muestra lo revela: “Una geografía del silencio”. Se puede hablar de gran lirismo, formas sintéticas, se la puede calificar de metafísica. Reinan el silencio, el estatismo de los barcos y del agua, la soledad de las calles; el pintoresquismo está ausente.

Una Boca idealizada, lejos de su reputación prostibularia peligrosa y de gran pobreza, pero en la que se insinúa el mundo del trabajo. Sin estridencias, un cromatismo en el que se exaltan colores claros y límpidos, grises atemperados, tersas superficies. Debido a su tuberculosis se instaló en La Rioja desde 1932 hasta 1936. Los paisajes de esta época tienen el color intenso de sus montañas, generalmente iluminados por la puesta del sol, y hasta se descubre a un adelantado en mostrar un graffiti, óleo fechado en 1937, ya en Buenos Aires, fecha de su fallecimiento. Con esta importante muestra OSDE celebra su décimo aniversario durante el que ofreció muestras de altísima calidad que invitaron al estudio, la reflexión, la investigación sobre artistas y momentos emblemáticos de nuestra historia del arte, y también dando cabida a expresiones contemporáneas de trascendencia.

Publicado por Ámbito Financiero 21/11


Camus y Testa: la peste como símbolo

 

En “La peste” (1947), Albert Camus expuso su pensamiento humanista mediante la imagen de la peste que azota a una ciudad moderna, Orán, Argelia. La novela fue disparadora de una muestra que echa luz sobre el pensamiento del destacado arquitecto y artista visual Clorindo Testa, que realizó varias obras relacionadas con este tema: “La peste en la ciudad” (1977), “La peste en Ceppaloni” (1978),”Tendederos de la Peste” (1979), “Autorretrato de la Peste” (1993), “Nuevas Ratas, Nuevas Pestes” (1996).

Pensada como una hipótesis de trabajo colaborativo, un ensayo artístico –intelectual en proceso a cargo de Agustín Frizzera, Oski Lorenti, el Estudio Testa, Ana Bovino y Melisa Redondo, de la Galería Jacques Martínez, se exhiben en su sede algunas de estas obras relacionadas con pasajes de la novela.

Algunos de sus textos se refieren a que “lo urbanístico no puede estar separado de lo político, lo social, lo humano. Dejando de lado la belleza arquitectónica de Chandigarth (ciudad de la India donde se encuentra la mayor concentración de obras de Le Corbusier) y aún la de Brasilia, no son ciudades en el sentido humano y humanitario que deberían ser, pues parecen haber olvidado al hombre”.

La muestra suma claves para entender la capacidad dual de Testa para abordar plásticamente su forma de pensar acerca de cómo deberían ser las ciudades que incluyan al hombre. En la novela de Camus, la ciudad aparece como tema central desde el primer párrafo, Orán es la protagonista. Una de las reflexiones es “que el modo más cómodo de conocer una ciudad es averiguar cómo se trabaja en ella, cómo se ama y cómo se muere”. En la novela la peste es un estado de excepción en el cual los hombres pierden su posibilidad de elegir y así se deshumanizan.

El humanismo de Camus y su pensamiento acerca de la ciudad nos ofrece algunas claves para pensar la obra de Testa, de allí que se compara lo sucedido en la asolada Ceppaloni en el siglo XVII, ciudad de origen de su familia, y en la Orán de Camus, Testa desarrolló su carrera de arquitecto y pintor casi paralelamente. Aquí nos ocupamos del artista que, en su primera muestra, reveló una figuración que tiende a la abstracción con elementos arquitectónicos. Hacia 1957 integró el Grupo de Pintores Abstractos y luego el Grupo Boa. En los 60, se lo incluyó dentro de los informalistas, exhibió grafismos y un cromatismo que oscila entre grises, negros y blancos. Más adelante adoptó el papel plegado que pinta con aerosol.

En “Apuntalamiento para un Museo” (1968) con gran ironía se refirió a las instituciones culturales. En 1975 integró el Grupo CAYC con el que obtiene el Gran Premio de la Bienal de San Pablo en (1977) y allí mostró “La Peste en la Ciudad”, un grupo de bocetos sobre el piso sujetados con ladrillos. “Caperucita Roja y Barba Azul”, aquí expuestos, así como “Rastro- Rostro”, un tendedero con telas colgadas. Testa señaló: “Cuando la peste se fue de Ceppaloni la gente lavó su ropa, pero el rastro-rostro permaneció porque era indeleble”. Una excelente puesta en escena, muestra para saber mucho más acerca del artista, una investigación que le da a la galería algo más que un espacio donde colgar obra, que se completa con mesas redondas y charlas.

Publicado por Ámbito Financiero 28/11