28 febrero, 2022

Pont Vergés en el MEC (Córdoba)

Por Laura Feinsilber

Sería larguísimo enumerar la lista de artistas que Córdoba ha dado al país. La pintura de esta provincia mediterránea ha mantenido una íntima conexión con el paisaje, tanto rural como urbano.

Del primero y por sólo nombrar algunos, maestros de la talla de Fernando Fader, Walter de Navazio, fray Guillermo Butler, José Malanca, Spilimbergo , Carlos Alonso, Miguel Ocampo, que también abordaron otros temas.

 Según los historiadores, la vertiente urbana se iniciará con Ernesto Farina (1912-1988), maestro de maestros, como lo reconocieron Bonevardi, Cuquejo, De Monte y Pedro Pont Vergés , nacido en Santo Tomé, Corrientes en 1924  y a  quien está dedicada esta nota con motivo del homenaje que se le rinde actualmente en el Museo Emilio Caraffa  (Córdoba).

“Pont Vergés: Testimonios” es un recorte de seis décadas dedicadas al arte, curaduría de Ana Luque, destacada artista textil,  su esposa y madre de sus tres hijos. Se inicia con un recorrido por obras de la década del 40. Hacia los 50 integró el Grupo Artistas Modernos de Córdoba que impulsó un lenguaje renovador, entre ellos, los ya citados Bonevardi,  Cuquejo , De Monte.

Un momento de esplendor del arte moderno llegó a Córdoba con las Bienales Americanas de Arte organizadas a principios de los 60 por IKA (Industrias Kaiser Argentina) que ya había impulsado los Salones de Artes Visuales Contemporáneos. Pont Vergés que había obtenido la beca Guggenheim  tuvo decisiva influencia tanto en los Salones como en las Bienales.  Debe recordarse también que en 1965 fue galardonado con el Premio Especial de Dibujo en la Bienal de San Pablo.  

Debido a la situación política en nuestro país, en 1978 se radicó en Madrid  y la observación de Velázquez y otros maestros de la pintura europea dejaron una profunda huella en su quehacer pictórico que abordó diferentes ismos. Entre los 70 y 80 pinta escenas de connotaciones surrealistas y del realismo mágico

Entre las obras: “Vistiendo al enano” (1999) inspirada en los retratos de bufones de Velázquez,  “Gente de Manet” (1992), una cita al famoso  “Almuerzo en la hierba”. Retrata a Carlos Alonso, a Antonio Monteiro, a Rafael Alberti al que lo unió una gran amistad.  Hay “Bodegones”, por ejemplo , aquellos de una sola fruta inserta en una hornacina, obras en  los que se representa frente al paisaje,  gauchos de talante expresionista como había pintado en sus inicios, escenas de historias y leyendas de su infancia.

Hay un cuadro  “Un pueblo a la hora del Angelus” (1977), pueblito de casas bajas, desolado, calle de tierra atravesada por un niño o un muñeco, ¿surrealismo?,¿ realismo mágico?  Una situación desconcertante, en una gama de colores misteriosa muy acorde con las connotaciones mágicas de una visión del mundo que recordaba de su infancia.

A su regreso de España en 1984 actuó como Director de Artes Visuales y Director de Cultura de la Provincia de Córdoba, constituyéndose en un gran protagonista  de la función política e institucional . No era fácil encasillarlo en una tendencia artística, así lo confesó en una oportunidad, “yo cambio mucho de técnica de una exposición a otra, en esto reside el mecanismo de mi libertad creadora”. Recordamos un cuadro que vimos en 2000 en la galería de arte de la célebre estancia La Paz, “La sombra de F. B.” en el que logró plasmar lo que el mismo Francis Bacon dijera acerca de la pintura, “es nuestro propio sistema nervioso proyectado en la tela”.

Pedro Pont Vergés falleció en noviembre de 2003, días después de haber inaugurado una muestra antológica en el Museo Genaro Pérez.

Publicado en Ambito Financiero

Obra portada: «Vistiendo al enano» (1999)

«Un pueblo a la hora del Angelus» (1977)