17 octubre, 2022

Stella Sidi trabaja con y para la memoria

Por Laura Feinsilber

Stella Sidi trabaja con y para la memoria. Lo demostró a lo largo de su dilatada carrera artística en la que siempre se cuela el culto por sus orígenes, su llegada a la Argentina en un viaje interminable escapando de los horrores de la Segunda Guerra Mundial de los que a los tres años no podía recordar sino a través del relato de sus padres.

Obra autobiográfica, autorreferencial, en sus palabras recuerda: “cuantas gestaciones atravesé en mi vida. En la primera nací búlgara, en la segunda, argentina”.

Con su tan característica espiritualidad, en su actual muestra relata lo vivido durante y después de la pandemia, lo que ella llama “otro nacimiento”. Entonces aparecen los retratos de los seres queridos a los que no podía ver debido al distanciamiento, al miedo y que le hicieron descubrir aromas, sonidos, colores, que están en la naturaleza como si los viera por primera vez.

Es importante volver atrás para hacer una revisión de cómo se desarrolló su quehacer a través del dibujo en cuerpos femeninos y masculinos cubiertos por velos que revelaban venas, arterias, y costuras, éstas, recurrentes.

Otro recurso es la fotografía intervenida a través de la tecnología que también maneja con gran creatividad.

Recordamos una serie que con mirada irónica y provocativa sobre la promesa de felicidad que puede terminar en una gran frustración: trajes de novia en ricas telas pero se atrevió a usar un trapo rejilla a manera de velo. Era una invitación a reflexionar sobre el matrimonio sin desdeñar su parte romántica, una ambientación que presentó en el Centro Cultural Recoleta en 2011.

En otras ocasiones presentó el cuerpo fragmentado en vuelto en gasas transparentes, tramas que los recorren y son percibidos a través de urdimbres , collages que se mimetizan con la piel o sea muy lejos de la idea de belleza, fragilidad y juventud.

También en el Centro Cultural Recoleta realizó una extraordinaria instalación “Vuelta al mundo en 270 días”  en la que reflejó su infancia relatada por su madre , escritos en francés, que atravesó tantos países hasta llegar a la Argentina: documentos borroneados, mapas, el corazón que late, la valija de la que salían tules a manera de recuerdos evanescentes.

En su actual muestra en la nueva sede de Galería H, bajo la curaduría del destacado artista Pablo de Monte, remite a su hacer y sentir durante la pandemia: se refugió en sus seres queridos, las omnipresentes flores de un jardín imaginario, con las que se mezclan las células del Covid 19 , electrocardiogramas, árboles genealógicos,, todo expresado con gran sutileza.
Un antes y un después . Un después que gira alrededor del casi nulo contacto físico con sus seres queridos, con flores , efímeras, pero que expresan un constante renacer, una mano abarcativa y generosa que se transparenta al fondo de la tela, alguna que otra sutura, esta vez la ironía fue dejada de lado pero sí la reflexión sobre los verdaderos afectos en la vida. Una obra que no transmite inquietud, sólo paz.

Galería H . Tucumán 712.

Publicado en Ambito financiero (17/10/22)