31 diciembre, 2019

Sweet for my sweet / Galería Mar Dulce

Por Laura Feinsilber

La galería Mar Dulce inauguró la 10ª edición de la muy celebrada exposición de arte  “Sweet for my sweet”  título inspirado en una canción inglesa.

30 artistas y casi 100 obras en pequeño formato ocupan las paredes de esta pequeña galería palermitana con jardín dirigida por Linda Neilson y Ral Veroni . No se va a encontrar en esta exposición nada relacionado con temáticas como la violencia,   la cuestión de género,   la inmigración, las desigualdades, la marginalidad o algún parecido con el monumento a la estupidez como la banana pegada con cinta plástica a una pared por la que recientemente se pagó en Art Basel Miami una obscena cifra.

La mayoría de los artistas convocados tienen extensos antecedentes como autores de libros e ilustradores . Entre ellos está ISOL, conocida internacionalmente, traducida en ocho idiomas,  finalista en dos ocasiones del Premio Hans Christian Andersen y seleccionada entre los cinco ilustradores más destacados del mundo.  

Carolina Romano, exhibe delicadas acuarelas s/papel , generalmente paisajes con el mar o un río al que miran figuras de espaldas junto a un perro.

Flor Delboy se inspira en la naturaleza, dibujo excepcional, por ejemplo, “Cedro azul” en el que enfatiza el detalle de las formas de las plantas y de árboles evocadores de su infancia junto a la naturaleza o la gracia de una alfombra mágica que vuela sostenida por los casi invisibles hilos en los picos de las aves.

Josefina Jolly es autora  de “Cocinar y Dibujar” “Beber y Dibujar”, “313 Dibujos de Buenos Aires”, edificios, monumentos, calles que hacen foco en su arquitectura y con mucha gracia incluye en esta muestra un listado de pizzerías con sus características tipografías.

Sobre legajos de archivos antiguos, Laura Romano instala moluscos, ratones, situaciones entre lo cotidiano y la fantasía. Cecilia Afonso Estéves vive en las sierras de Córdoba y sólo necesita unas escuetas líneas para que nos detengamos ante una mesa o una rama que cae. La autora señala que “mis ilustraciones no cuentan historias, más bien contemplan momentos, estados, pasajes”. Es el contemplador el que puede armar la historia.

Destacamos los delicadísimos collages de Marina Zanollo, la obra del ilustrador, periodista y realizador audiovisual Guido Ferro así como las “cajitas” de Pablo Mattioli: uno o dos personajes diminutos rodeados de papel perforado. Pequeños cofres para atesorar con diferentes escenografías que atrapan olas, lluvias, barquitos, banderines, recuerdos de algún instante inolvidable.

Johanna Wilhem es una verdadera artista del papel calado al que va dando formas que se transforman en imágenes  barrocas, muy ornamentadas. En una de las paredes descubrimos al gran artista Tulio de Sagastizábal que nos sorprende con sus hallazgos visuales en pequeño formato.

 Alejandro Pasquale presenta personajes que aunque vestidos con ropas clásicas pueden considerarse atemporales. Sus rostros están cubiertos por máscaras rígidas, o hasta por sus propias manos y la naturaleza exuberante tiene un papel fundamental que parece extraída de algún tratado de botánica. Su obra tiene un sesgo pesadillesco, algo de ocultamiento o escapismo,  por momentos perturbadora.

En esta exposición no cabe la pregunta , ¿es arte contemporáneo? La respuesta: es el de siempre, el del excelente hacer, el que despierta la imaginación. Gracias por la dulzura que atraviesa la muestra  en momentos tan conflictivos.

Hasta el 14 de marzo 2020.  Uriarte 1490. Martes a sábados de 15 a 20 hs.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Publicado en Ambito Financiero