23 junio, 2014

Andrés Sierra (artista salteño)

Por Laura Feinsilber

Andrés Sierra ha fundado Sorongonia. ¿Una ciudad feliz que hace felices a sus habitantes?

Una utopía en tiempos en los que el hombre está a la intemperie, ya sea física o emocionalmente.

En una de las zonas en que está dividida, “Acrópolis”– Sierra también actúa como un verdadero cartógrafo– hay casas en la cima donde se suponen viven sus 121 habitantesy éstos jamás descenderán.

“La Frontera” es una lengua en zigzag , una casita al lado de la otra y sus supuestos 200 habitantes están allí confinados.

Los supuestos habitantes de “Block” todavía no captan el funcionamiento de una colosal máquina que apila anárquicamente grandes bloques de cemento.

¿Qué contienen las murallas de “Fortaleza”? Debe ser muy arduo llegar hasta lo alto donde se encuentran las casas lujosas. Hacia abajo, la arquitectura señala la diferencia de clases.

Los elementos arquitectónicos que aparecen en “Ciudad Mental”, al SO de Borongonia, quiebran el orden en el que se supone viven 389 habitantes en lo alto de unas torres que se comunican a través de escaleras colgantes accionadas por poleas. Sierra nos cuenta que la gente no toca el suelo.

En el NO, los rascacielos apiñados, inhabitables, no permiten ver el más mínimo atisbo de verde, el horizonte no existe salvo que se llegue hasta lo más alto de “Highland”.

Al pié de un volcán, casitas, palmeras, barquitos, una ballena extraviada. Algún día entrará en erupción y el turismo que es lo que importa, desaparecerá.

Unidos por un puente, los supuestos habitantes de “Dos Cabezas” están condenados a vivir separados para siempre.

“Nueva Venecia”, construida según los cánones de la modernidad, nunca tendrá el aura de La

Serenissima.

Y así sucesivamente con las ciudades- fábrica, las ciudades-dormitorio, las ciudades- fantasía de arquitectos estrella que nunca las habitarán , la ciudad- árbol, solamente por el verde de sus techos, inaccesible.

Cada una de las subdivisiones del plano de Sorongonia ha sido censada, tiene bandera y características propias y las Cartas de Sorongonia reafirman la existencia de su fundación.

Cuando se observa la arquitectura de Sorongonia, de sutiles y leves trazos, no se puede menos que evocar a Paul Klee o a Vasily Kandinsky quienes propusieron arquitecturas inestables, construyendo así un mundo onírico, poético, utópico.

Cómo evitar pensar en nuestro Xul Solar y sus insólitas construcciones, con sus pequeños personajes que contemplan escenas que se desarrollan en espacios que desafían la ley de gravedad, escaleras que no conducen a ninguna parte, símbolo para alcanzar la espiritualidad, espacios pensados para la meditación.

En Xul el hombre está presente, integrado a su hábitat. En Sierra y a pesar del censo, está ausente por decreto. Nada está pensado para que pueda compartir sueños, ilusiones, el conocimiento.

Su arquitectura inestable responde a la precariedad del hombre actual, invita a reflexionar sobre la vida urbana desde una visión lúdica no exenta de crítica.

Publicado en Ambito Financiero