1 marzo, 2011

Christian Boltanski

Por Laura Feinsilber

 

En el Centro Cultural Borges y en el marco de las actividades del MUNTREF se realizó la charla abierta entre Diana Wechsler, directora de la maestría en Curaduría en Artes Visuales y el destacado artista francés Christian Boltanski (París, 1944), nacido en el día que París fue liberada. De allí su segundo nombre, Liberté, nombre que le dio su padre quien estuvo escondido en el sótano de su casa durante los 4 años de la ocupación nazi.

Fotógrafo, escultor, cineasta, un autodidacta que entre 1969 y 1971 comenzó a reconstruir su infancia a partir de fotografías, en general, de niños anónimos, borrosas que desaparecieron durante la Segunda Guerra Mundial.

Entre sus obras, “Monumento a Odessa” (1990) , una instalación de fotografías, latas de galletitas como las que los niños usaban para guardar tesoros secretos, luces con los cables a la vista y su nombre, monumento, alude una suerte de altar para mantener viva la memoria de toda una generación perdida.

Concepto que reiteró durante su charla, además de “quiero despertar emoción, quizás suene pasado de moda, pero estoy por un arte sentimental”

Una obra muy conmovedora fue “Reserve” de 1989. Cubrió el piso de la galería con media tonelada de ropas sobre las que el visitante caminaba, desordenándolas. El contacto físico con ellas despierta recuerdos y emociones.

La función del artista, dice, no es transmitir noticias o información sino hacer preguntas, proponer problemas o situaciones. Ante las ropas, se pregunta: ¿Quién las usó? Como eran pequeñas se supone que eran de niños, ¿Qué clase de niños? Pobres ¿Dónde? En Europa. ¿Cuándo? En los 40.

Por su olor rancio ya han pasado décadas. Las preguntas no escapan a la tragedia humana en los campos de concentración.

En esta misma instalación realizada posteriormente, una grúa levantaba las ropas y las soltaba. En el fondo se escuchaban sonidos correspondientes a los latidos del corazón… de los que se han registrado 40.000 en proyectos con esta idea realizados en diferente partes del mundo y que forman parte de su archivo personal, una colección que se encuentra en la deshabitada isla de Teshima, Japón.

A los 66 años, Boltanski lleva realizada una obra que tiene que ver con la fragilidad de la vida, la pérdida, la muerte y la supervivencia, con el Holocausto cuyos antecedentes se remontan a 150 A. C.. un recordatorio de la aflicción del pueblo judío y su destino impuesto por Dios.

A pesar de sus raíces históricas y autobiográficas su obra también se refiere a la muerte en general “a nuestra muerte”.

“Al comienzo de la vida de un artista hay un trauma y para mí el trauma era escuchar que todo era muy peligroso”.

En su obra la obsesión por la muerte la identidad , la fragilidad de la memoria, son recurrentes, de allí que los seres que van desapareciendo se convierten en imágenes borrosas.

Conceptos para recordar: “lo que intento hacer es que la gente se olvide que es arte y piense que es vida” o “para dar esta impresión de vida me sirvo de medios artificiales del arte”. “Trato de que el espectador se olvide que está en un museo o una galería. Lo que trato de hacer, reitera, es plantear preguntas, no a través de palabras sino de imágenes visuales”.

Mis últimas obras son sobre el azar, me pregunto, ¿por qué estoy vivo y los demás muertos?”. No obstante los temas que nos cuesta aceptar, Boltanski hace su obra con esperanza, es optimista en el hecho de que en algunos años habrá otros artistas, hay que aceptar de que uno va a morir, está dentro de la armonía del mundo.

Volviendo a la ropa, “alguien la va a usar, espera ser amada, una nueva vida comienza” Recordó una experiencia que realizó en el Louvre donde se pierden muchas cosas. Llamó a un arqueólogo y le pidió que los identificara como objetos del siglo XX o XXI. Algún día serán considerados bellos.

Este artista interesado en la pequeña memoria, en la memoria emocional, de aspecto bonachón, que ama la vida y sus placeres, de voz pequeña, dejó flotando en el auditorio una suerte de pensamiento místico.

Con motivo de su presencia en Buenos Aires se presentó el libro “Christian Boltanski, la vida posible de un artista- Conversaciones con Catherine Grenier”, Ediciones de la Flor y Universidad de Tres de Febrero.

Publicado en Ambito Financiero