1 marzo, 2011

Parque de la Memoria – Graciela Sacco

Por Laura Feinsilber

El Parque de la Memoria—Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado está situado en la Av. Costanera Norte adyacente a la Ciudad Universitaria y ocupa 14 hectáreas cuyo marco es el omnipresente Río de la Plata.

El ruido de las olas contra su franja costera no hace sino aumentar la congoja que produce recorrerlo.

Congoja por la significación de ese río al que fueron arrojadas muchas de las víctimas y porque están los nombres de los desaparecidos, argentinos y extranjeros, por orden alfabético y por año desde 1969 hasta 1983 por el terrorismo de Estado hasta la recuperación del Estado de Derecho.

Actualmente se encuentran emplazadas 7 esculturas resultado de un Concurso Internacional cuyo jurado tanto nacional como internacional eligió 12 proyectos de los 665 presentados.

Una de las primeras obras que el visitante encuentra en la plaza de acceso al Parque es “Sin Título”, bronce laminado, obra realizada a partir de un boceto de Roberto Aizenberg (Argentina, 1928- 1996). Tres figuras geométricas, tres contornos, tres cuerpos vacíos coronados por una pequeña esfera que representan los tres hijos de su compañera Matilde Herrera, desaparecidos entre 1976 y 1977.

William Tucker (Estados Unidos, 1935) bajo el optimista título “Victoria” realizó una estructura quebrada en hormigón que refleja el horror y también la esperanza, la resistencia y la restitución de la justicia.

Denis Oppenheimer (Estados Unidos, 1938-2011) tituló a su obra en vidrio coloreado y otros materiales “Monumento al Escape”: celdas colocadas de manera no convencional que aluden a los conceptos de encerramiento o aprisionamiento.

Nicolás Guagnini, (Argentina, 1966) instaló 25 columnas de acero, verticalmente ordenadas sobre una grilla formando un cubo. “30.000” es un retrato de su padre desaparecido pintado a partir de una fotografía, el espectador ve fragmentos y distorsiones cuando se desplaza a su alrededor.

Un texto inscripto sobre dos bloques de acero donde hay que buscar la composición de la frase: “Pensar es un hecho revolucionario” de Marie Orensanz (Argentina, 1936), obra conceptual en clara alusión a la censura ejercida hacia la capacidad de pensar, de todo trabajo intelectual, hasta de leer autores universalmente consagrados.

El Grupo de Arte Callejero (Argentina) propone un recorrido a lo largo de la franja costera. Son 53 carteles a manera de señales viales que denotan obligatoriedad, prohibición, señalan, entre otros acontecimientos, los ex centros clandestinos y los domicilios de genocidas y torturadores.

Obras todas de gran potencia que llega a su climax en “Reconstrucción del retrato de Pablo Míguez” de Claudia Fontes (Argentina, 1964). Este adolescente de 14 años fue secuestrado y la artista señala, “concebí su figura de tamaño real, de pié sobre el agua, de cara al horizonte. Vaciada en acero inoxidable, pulida espejo, refleja el color del agua del Río de la Plata. Ubicada a 70 m. de la costa sobre una plataforma flotante, anclada al fondo del río, de modo que el oleaje le imprime un suave balanceo. Desde la costa es visible sólo de espaldas”. Obra verdaderamente estremecedora.

A través de rampas se accede al Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado diseñado por el Estudio Baudizzone-Lestard-Varas. “Es un corte, una herida abierta en la colina”, dice Alberto Varas, uno de los autores. En este recorrido ascensional están inscriptos los nombres de las víctimas en placas de pórfido, nómina no cerrada., en permanente revisión.

PAyS (Presentes, Ahora y Siempre), es una sala destinada a información, base de datos y exposiciones temporarias.

Graciela Sacco, artista rosarina de renombre internacional que nos ha representado en las Bienales de San Pablo y Venecia, ha creado especialmente para este espacio, “Tensión Admisible” bajo la curaduría de Florencia Battiti.

Al ingresar acusamos el impacto sonoro de una sucesión de disparos que no sabemos de donde provienen.

Un vallado de listones de madera, elemento que la artista utilizó en varias obras de su autoría, deja mínimos espacios para escudriñar lo que adentro sucede: una video instalación muestra una pantalla sobre la que como ráfagas caen manchones de tinta negra que después cambian a blanco, una imagen de violencia sonora y visual invade al contemplador que no puede evitar pensar en los hechos trágicos que el memorial evoca.

Espacio de meditación, de reflexión, para comprometerse a luchar por el Nunca Más, expresión que no debería ser banalizada.

En la misma sala “Cualquier salida puede ser un encierro”, los listones sobre tierra con imágenes del río ondulante, río que fue adjetivado de distintas maneras desde nuestra infancia hasta el ominoso “de la muerte” de época tan trágica.

Como es habitual en Graciela Sacco, su obra es crítica, reflexiva, comprometida, que “asume su tiempo estética y artísticamente”.

Publicado en Ambito Financiero