22 febrero, 2016

Eduardo Médici (reseña de libro)

Por Laura Feinsilber

Con el patrocinio de Ediciones Arte X Arte de la Fundación Alfonso y Luz Castillo se ha editado el libro Eduardo Médici.

De profesión sicólogo, graduado en 75/76, el artista recuerda que a los 15 años se recibió de profesor de pintura “sin saber de qué se trataba”. Será más adelante el maestro Anselmo Píccoli que lo hará retornar a la pintura, a ese “encuentro” que se produce en todo acto de creación: el del hombre y su entorno.

Freud lo ayudó a entender que “yo es otro”, Piccoli a poner el “otro” en una tela y “yo aprendí que a veces tengo que mentir para mostrar una realidad evanescente”.

Varios especialistas fueron convocados para escribir los textos de un libro que propone una mirada retrospectiva sobre su trabajo y como lo señala María Teresa Constantín en su ensayo “Rostro- Cuerpo – Memoria”, la publicación puede ser recorrida como una lectura de reconocimiento memorioso sobre la intimidad de un pensamiento pero también sobre los cambios de todo hombre ya que nada está quieto.

Constantín hace referencia a una de las primeras obras del artista “Vanitas” (1977). Médici nunca fue complaciente, ni siquiera en sus comienzos. Los rostros transitan su obra ya sea para expresar el paso del tiempo, para expresar su mirada sobre el mundo, la crisis individual y colectiva de la época de la dictadura, rostros alargados, después borroneados, por ejemplo, de la serie “Algo pasa en tu cara” (1985).En cuanto al cuerpo, generalmente aparece deformado y el artista confiesa que se tomó como modelo, “una manera de enfrentarme a mí mismo”. En “Memoria” que forma parte del título del ensayo, “para poder enfrentarse a los otros-a través de un cuerpo o un rostro, es necesario revisar la historia de la que somos portadores”.

Leila Driben escribe en “De figuras, Encuentros y Desencuentros” acerca del lugar ancestral que ocupa la figura humana. En el párrafo final, señala que “Médici instala su obra en el límite de la inflexión violentadora de las normas compositivas. Todo está atravesado por un velado, controvertido erotismo, un intrincado lenguaje de alusiones ocultas, desencuentros y marcas de la muerte que sigilosamente surcan las imágenes más intensas de este autor”.

En los 90 Médici realiza una serie de Crucifixiones ,( Cruz-y-Ficción), el cuerpo lacerado, rodeado de inscripciones , un aura sacrificial invade sus cuadros.

Casi todos los textos coinciden respecto al propio cuerpo como soporte principal de sus ideas. También lo señala Victoria Verlichak de la que se reproduce un fragmento del reportaje que le hiciera al artista en su libro “En la Palma de la Mano- Artistas de los 80”.

Dice Médici que no llega al cuerpo por una cuestión de moda, “lo siento como algo muy frágil y es lo que decido mostrar”.

Una muestra en 1996 en la Galería Der Brücke “Entre mí y mí” (Ambito Financiero, 1/8/) situaba al espectador ante la perplejidad de ciertas preguntas filosóficas eternas, por ejemplo: ¿de dónde venimos? Médici quería saber acerca de sus orígenes, es decir, ¿quíénes fueron los Médici? Fue un tema excluyente en la que mostró fotografías, con las que ya había empezado a trabajar hacia 1982, su cuerpo, su rostro, en positivo y negativo que aplicaba sobre la tela.

Jorge Zuzulich , titula a su ensayo “Lo que se cifra en el nombre”. Destacamos el análisis de una obra clave, una instalación en el Palais de Glace , “La Lección de Anatomía” (1993).En una ambientación hospitalaria, un dúplice de la imagen del Cristo de Mantegna, recibe en su mano en vez de suero, tinta o pintura roja. A su alrededor frascos de vísceras en formol y en una mesa, instrumentos del pintor. Médici con guardapolvo blanco y cantos gregorianos acentuaban la atmósfera de carácter religioso.

Zuzulich enfatiza la pasión entre arte, medicina y sacralidad además de reflexionar acerca de la pintura en terapia intensiva que sólo puede mantenerse con vida de forma residual.

Después de esta instalación conmovedora en la que el público se emocionaba hasta las lágrimas, Médici no pudo trabajar durante un año, pensó que un cuadro era irrelevante. “La temática de la muerte y la religiosidad han cruzado diversos momentos en la producción del artista”, señala Zuzulich.

Nelly Perazzo, escribe “La pasión del Cuerpo”, ensayo que cubre también diversos períodos en la obra del artista. Destaca el uso de la fotografía:”sus imágenes están trabajadas en sus negativos o positivos, erosionadas, salpicadas. Agrupadas y compuestas de distintas formas, el fotógrafo convencional desaparece tras el artista que utiliza trabajos que quedaron perdidos en el tiempo. La utilización de las fotografías así como su pintura expresan sus metáforas sobre la muerte, la precariedad, el sentido de la vida, expresados siempre a través del cuerpo”.

Dos poemas pertenecientes a la Antología Poesía Vertical de Roberto Juarroz abren y cierran este importante libro en el que Médici, en su texto, “ Yo, El Otro”, se pregunta si la pasión de crear no es la persecución ilusoria de la unidad perdida, la búsqueda angustiosa de una totalidad inexistente”.

No es solamente un libro que recorre su trayectoria sino también el análisis de un pensamiento que invita a la reflexión sobre temas fundamentales.

Médici “nos pone en estado de emergencia”, cita apropiada de Walter Benjamin para abordar su obra.

Bilingüe, castellano/inglés, 240 páginas con ilustraciones.

Publicado en Ambito Financiero