27 marzo, 2018

Libro Daniel Corvino y Exposición en Rubbers

Por Laura Feinsilber

En el Museo Nacional de Bellas Artes se presentó recientemente el libro sobre Daniel Corvino (Buenos Aires, 1950) quien se inició en el estudio de la guitarra y el canto hasta que recién en 1977, después de ver un documental sobre Van Gogh, decidió que su mundo también era la pintura.

La compra de  óleos, acuarelas  y un librito “Pinte al óleo en cinco clases” así como su primer maestro, Santiago Mirabella, pintor boquense, fueron disparadores para que hoy ostente, entre otros,  tres premios otorgados por el Salón Nacional: Grabado, (2015), Pintura (2016), Dibujo (2017).

Destacados críticos, teóricos y artistas , entre ellos,  Fermín Fevre, Raúl Santana, Norberto Griffa, Jorge Zuzulich, Luis Felipe Noé, cuyos textos se incluyen en el libro, además del trazado biográfico a cargo de Lorena Alfonso, se han ocupado de su obra a través de exposiciones que revelaban y revelan, “su resistencia a la impunidad, a la inseguridad, a la estupidez, a la violencia, a pensar por el absurdo, a la globalización deshumanizada, a la izquierda retórica desunida y sin nuevas ideas, a la idea del arte manipulado por un grupo que sostiene que el arte sólo debe mostrar y no demostrar”

Toda una declaración de principios de un artista sensible que no soporta que en un país rico devenido pobre haya niños con hambre, desocupación, gente viviendo en la calle.

En suma, la fragilidad en la que se vive y que a través de sus imágenes se tome conciencia de la decadencia argentina  que ha soslayado las ideas fundadoras cuyo propósito eran la solidaridad, el esfuerzo, el estudio, la capacitación.

Así se expresaba Corvino cuando presentó “Fragilidad Urbana” en 2003,  palabras que en sus pinturas actuales no han perdido vigencia.

Ya en “Construcción – Deconstrucción” (1991) remite al trazado de las autopistas que cambiaría el paisaje urbano con sus consecuencias sociales.

“Contra la corriente”, en 2001, se revela contra “llegó el fin de la historia”, “murieron las utopías”, “estamos en la era del vacío”, de  pensadores contemporáneos que si bien  desestructuran el pensamiento clásico-moderno también impusieron las premisas de una sociedad “light”.

Más adelante, en “Reciclantes”,  2012, Corvino apela a los nuevos medios, la fotografía y el video, sin prescindir de la pintura, serie que tiene como eje a Carlitos Arroyo, un cartonero. Una de las obras obtuvo el Primer Premio en el Salón Manuel Belgrano lo que le permitió conectarse con los integrantes de una cooperativa de reciclado para la que donó varias obras.

Manifestaciones, piquetes, pancartas,  la ciudad como fondo, los escombros de lo que queda, las multitudes violentas, los contrastes de las villas y los grandes edificios, el obelisco, centro neurálgico de las protestas,  basurales,  el reciclado, nada que los medios masivos no muestren diariamente pero que lo hacen de tal manera que la imagen siguiente puede corresponder a un desfile de modas  contribuyendo a la indiferencia cuando un locutor dice” …pasamos ahora a otra noticia….”

Corvino refleja todas estas vivencias y su compromiso a través de distintos medios siguiendo la tradición de grandes maestros y lo hace con una imagen potente, poderosa, que queda fija en la retina, un testimonio del mundo que nos rodea.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Publicado en Ambito Financiero