22 octubre, 2018

Marturano en Calvaressi

Por Laura Feinsilber

La estética taoísta dedica varias páginas  a cómo los artistas deberían abordar el paisaje montañoso: “una montaña grande es tan majestuosa que se convierte en señora de multitud de otras, ordenadamente dispuestas a su alrededor…” o “la vista siempre cambiante de la montaña desde cualquier lado que uno la mire se describe como formas diferentes de una montaña según el lado desde el que sea vista”… “sin lugar a dudas, sus formas únicas y su divina belleza   son inagotables, el que desee abordarlas ha de sentirse cautivado por su encanto y después ha de estudiarlas con mucha diligencia…”

Es probable que Juan Pablo Marturano haya hecho suyos estos conceptos orientales tanto en su condición de montañista como de escultor. Doctor en Artes de la Tama Art University de Tokio, realizó en  Japón una maestría en escultura en el Kanazawa College of Art, es graduado de la Accademia de Belli Arti di Carrara y de la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón de nuestro país. En 2017 recibió el Gran Premio Adquisición en el Salón Nacional de Artes Visuales.

Expone actualmente en la Galería Calvaressi “La montaña no es la montaña”  bajo la curaduría de María José Herrera quien señala que “como montañista experto sabe lo que hace cuando talla, cada línea de su cincel, reproduce a escala la escarpada superficie que transitó”.

En bronce, mármol, resina, replica el tema montaña que es sagrada y venerada en Japón, los grupos espirituales dejan ofrendas como también se hace en los Andes. De allí que cuando hace cumbre cumple con este ritual, deja una ofrenda en forma de plato pequeño así como recoge una piedra como testimonio.

El contemplador también hace cumbre  a escala íntima con las montañas que están allí , muy cerca, en la palma de la mano, para acariciarlas por su textura, por que como escultor nos acerca su majestuosidad, su misterio  y a que intentemos aproximarnos  a sus aspectos formales.

Una instalación en medio de la sala con  fragmentos de la piedra tallada que  penden sobre nosotros, nos permite siempre según la estética taoísta , apreciar que una sola montaña posee en sí varios miles de apariencias.

Publicado en Ambito Financiero