26 mayo, 2017

Matilde Marín en OSDE

Por Laura Feinsilber

Matilde Marín es una permanente investigadora: desde sus inicios en la disciplina tradicional del grabado hasta las innovaciones en esta técnica que introdujo en nuestro país.

Su sello inconfundible es el riesgo con el que marcado su quehacer y la reflexión sobre el significado del arte a medida que se avanza en este siglo XXI.

Con gran acierto su actual muestra antológica en el Espacio de Arte de Fundación OSDE lleva por título “Matilde Marín- Arquéloga de sí misma” bajo la curaduría de Adriana Almada, crítica de arte argentina que vive en Paraguay desde 1985.

En su texto se refiere a esta antología como “la escenificación de un largo viaje, los episodios selectos de una travesía”.

Travesía que hemos acompañado y que esta muestra resume a través de las experiencias que se produjeron de su paso del grabado a la fotografía cuando realizó “Juegos de Manos”, serie con la que capturó los gestos del juego con hilos que se tocan o se enredan.

La fotografía la lleva al video, a la video-instalación, a los objetos, a los libros de artista, sin desdeñar la gráfica que está en las cimientes de su calidad plástica superlativa. Como la muestra no es cronológica nos permitimos también saltar de una a otra de sus realizaciones. Por ejemplo: “No demasiado lejos”, una serie filmada en 2005 en Cabo Vírgenes, título originado en una canción cantada por Victoria de los Angeles frente al paisaje. Experiencia sensorial, según la artista, “un mar hecho de océanos de distinto color y temperatura, lejano y próximo a la vez, que gira siguiendo el ritmo del faro…”

Gran viajera, su serie “Pharus” (2005/11) registra los faros que aún subsisten ante el avance del GPS y otras tecnologías, entre ellos, el de Alejandría y el del Fin del Mundo en la Isla de los Estados.

Es importante volver a ver sus obras realizadas en papel a las que calificaríamos de escultóricas, grandes rollos marcados con fuego pertenecientes a “La Tierra Prometida”, obra de 1996.

También sus fotos de 2004, registro de una fotoperformance , entre ellas “Cosecha de papeles” y el majestuoso “Manto de Próspero” en su homenaje a Shakespeare, versión en rojo , papel hecho a mano, anilina vegetal, esencia de perla , de la serie “Muros de Papel”.

Entre 2005 y 2011 , Marín recorta cientos de fotografías de humos aparecidas en los diarios relacionadas con explosiones, misiles, lluvias de cenizas, quema de neumáticos, automóviles en llamas, las inolvidables imágenes de las Torres Gemelas y los terroríficos humos de Auschwitz, la planeada implosión del edificio 53 de Kodak en 2015 en Rochester.

Parte de esta cronología forma parte de un extraordinario libro “Cuando divise el Humo Azul de Itaca”, fotografía de Matilde Marín, música de Marta Lambertini , los clarividentes 14 textos de José Emilio Burucúa y el exquisito poema de Jacques Prévert “El desayuno en la mañana” en el que el humo es el sello de un adiós.

Ocupa una importante pared una de sus series más recientes. “El Viaje Imaginario de Malevich” (2015), 16 fotografías analógicas con intervención digital, tomadas en distintas ciudades del mundo y en las que concentra las teorías suprematistas.

Los viajes, la música, la literatura han nutrido la obra de esta artista, Miembro de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes, que ha recibido numerosos premios en certámenes nacionales e internacionales, el Konex de Platino, el Gran Premio de Honor del Salón Nacional de Grabado y el Jorge Romero Brest a la trayectoria otorgado por la Asociación Argentina de Críticos de Arte.

Publicado en Ambito Financiero

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