12 octubre, 2015

Migraciones en UNTREF

Por Laura Feinsilber

Durante el siglo XX la política ha ingresado en la esfera del arte y los problemas que acucian a la humanidad son registrados por los artistas que los producen pero no para quedar congelados en la simple contemplación estética sino como experiencias que obligan a la reflexión y también participación.

Los medios tecnológicos han contribuido en gran medida a este cambio, de allí que “Migraciones en el Arte Contemporáneo” remite a uno de los tantos problemas de la globalización.

Organizada por la UNTREF (Universidad Nacional de Tres de Febrero) en su sede del Hotel de Inmigrantes, coordinada por Diana Wechsler, continúa con la línea curatorial iniciada con la primera muestra allí realizada del artista francés Christian Boltanski hasta la reciente de Vik Muniz.

Entre los problemas que tienen en vilo al mundo está el de los migrantes, exiliados, refugiados, cualquiera sea el nombre que se les quiera dar, que en este caso está encarado por 21 artistas entre argentinos y extranjeros convocados especialmente.

“¿Quién está dónde?” oficia como título del texto de la muestra en el que Wechsler desarrolla el pensamiento relativo al “nosotros y al otro, a la vulnerabilidad, exilios, migraciones, identidad, fronteras, pertenencia, al rechazo” y como se deduce de la lectura en los medios al aprovechamiento de algunos países que ven en esta tragedia una manera de resolver el problema de naciones con poblaciones envejecidas que necesitan mano de obra de reemplazo, sin contar con la demostración que hacen muchos de ellos de la impunidad del poder.

“Migraciones” también busca reflexionar sobre el arte contemporáneo desde el concepto móvil de migración: ideas, medios, soportes, prácticas, representaciones socioculturales e inclusive la propia condición del artista”. Comenzamos por los artistas argentinos convocados: Matilde Marín y su proyecto “Pharus” (fotografías y video-instalación) de lugares remotos a los que ha viajado para registrar su emplazamiento, arquitectura, historia. Marín rescata el significado de faro: “la luz que guía el destino de los hombres” con la esperanza de que el hombre necesita su luz para hacerse visible y comprendido.

Hugo Aveta con “Océano”, obra sonora con movimiento, relata la historia de un piano que llegó por barco a Buenos Aires y cuya dueña murió en el trayecto. Lo llevan a la Patagonia y el artista encontró en él “la humanidad de los objetos”, es decir el espíritu de su dueña.

“Momentum- demora”, poética video instalación de Silvia Rivas refleja el intento de detener el instante de una inminencia, todo está en suspenso, las placas de porcelana que cubren el piso aluden a lo frágil.

Barthelemy Toguo (Camerún, 1967), participa actualmente en la Bienal de Venecia con “Réquiem Urbano”, presenta “Climbing Down”: cuchetas, escaleras, bolsas de colores. Los refugiados pasan allí horas con sus pertenencias a la espera de salir de la desesperación, la promiscuidad en la que viven.

Muy emocionante, como toda su obra, el video de 1997 de Harum Farocki (1944-2014) “La expresión de las manos” donde explora su lenguaje visual, su simbolismo.

Sigalit Landau (1969, Jerusalem). Ella misma es la protagonista del video de 1’ 52’’ donde baila desnuda el hula- hula en una playa de Tel Aviv de espaldas al mar. Sólo que el hula está hecho de alambre de púas… difícil de permanecer mirando.

Reza Aramesh (1970, nacido en Irán, vive en Londres, también está en la actual Bienal de Venecia.

Este destacado fotógrafo presenta un tríptico en gelatina de plata que revela el contraste del lujosísimo salón de los espejos del Palacio de Versailles en el que se encuentra un grupo de refugiados palestinos que espera cruzar el Paso Erez tratando de huir de Gaza.

Las páginas de un diccionario abierto cubiertas de clavos con excepción de un espacio donde se leen las defniciones de filisteo: miembro del pueblo opuesto a los israelíes en la antigua palestina; persona hostil a la cultura; bárbaro, vulgar, materialista, inculto, ordinario Obra intensa contra el racismo de Khalil Rabah (1961, Jerusalem)

Claudia Casarino (1974, Paraguay) instaló un conjunto de uniformes de tul negro. Imagen fantasmal, sombría, cuerpo ausente, quizás alude a seres anónimos, trabajadores clandestinos, invisibles para la mayoría.

Angélika Markul (1977, Polonia, vive en París). Su video “Bambi en Chernóbil”, 13’ color, música, inquietante visión de la devastación de 1986 pero la poderosa naturaleza vuelve y poco a poco invade las ruinas.

Catalina Swinburn (Chile) encaja perfectamente en el concepto de migración en el arte y lo hace pasando de una técnica a otra: performances, videos, fotografía, objetos, instalaciones., como casi la mayoría de los artistas contemporáneos. “Rituales de Identidad” trata sobre los conflictos en las fronteras y según sus palabras, la imagen, impresión sobre bloques de bronce pulido, está tomada por un dron en un campo de refugiados en Siria. La obra está cerrada por una cerca de alambre de 4 metros de altura que indica una frontera real.

Y así otros temas como el lugar de la mujer en los Balcanes, el registro de un Beirut histórico y el actual, la represión de las autoridades marroquíes ante la comunidad subsaharianas, las pautas culturales que el inmigrante trae consigo.

En la publicación que acompaña la muestra leemos una cita de Zygmunt Bauman: “Los refugiados se han convertido en una semblanza caricaturesca de la nueva elite del mundo globalizado, en el epítome de la extraterritorialidad en la que se asientan las raíces de la actual precariedad de la condición humana, la principal fuente de temores y angustias de la humanidad actual”.