5 enero, 2018

Muestras en el MAT (I)

Por Laura Feinsilber

Quizás muchos de los que actualmente pasan por la plaza cubierta del Centro Cultural San Martín no sepan que la obra “Figura Reclinada” (1967), ícono cultural de la ciudad, es del destacado escultor Naum Knop (1917-1993).

Fue alumno de De la Cárcova, Fioravanti, Bigatti y en sus numerosos viajes  a Europa tuvo contacto, entre otros destacados escultores del siglo XX, con Henry Moore, Hans Arp, Ossip Zadkine, Brancussi,  Boccioni.

En la última nota que Jorge Feinsilber escribiera para este diario el 24 /6/87 la tituló “Diez mil kilogramos creativos de material expone Naum Knop”. Algarrobo policromado, palo santo, mármol de carrara, bronce,  ningún material le era ajeno a este ser para quien la emoción y el elemento humano le restituyen la fe, el deseo de vivir y el anhelo de crear.

Un desborde de técnica y de imaginación caracteriza una obra que hace foco en la figura humana, especialmente la femenina, con sus curvas sensibles, un barroquismo llevado a su máxima expresión que puede apreciarse tanto en sus obras totémicas como en aquellas en las que se funde la naturaleza.

Knop logró expresarse con un lenguaje propio, reconocible, que oscila entre lo figurativo y lo abstracto, con una artesanía depurada originada en sus ancestros. Al dramatismo del escultor apasionado se suma la constante innovación, formas que se van enlazando en un planteo dinámico y con gran multiplicidad de recursos.

Al cabo del tiempo en el que el término “escultura” en el siglo XX ya había perdido su identidad  debido a los grandes cambios radicales, “un laberinto de cambios” según Jack Burnham, hasta llegar a lo científico y lo tecnológico,   surge la pregunta de cómo logró producir semejante conjunto intrincado de formas que todavía provocan admiración y asombro.

 

 Mariano Pagés  (San Juan, 1922, Buenos Aires , 2009)fue un escultor  destacado en el contexto de la escultura figurativa del siglo XX.

Como era habitual, el viaje a Europa le permitió ver las grandes obras escultóricas de todos los tiempos y entre los comentarios del artista en 1987 señalamos aquel aparecido en un libro de Rafael Squirru sobre el artista  de que “no se puede tener oficio relevante ignorando los mil años pasados de trabajos llevados con tanta dignidad artesanal. No pienso si soy o no moderno, quiero tener buena memoria, quiero sentirme continuador emparentado con ese inmenso legado”. En otra ocasión señaló  que una obra está terminada cuando siento paz y serenidad”.

Esas dos sensaciones se transmiten al contemplador cuando observa sus delicadas, elegantes y  armoniosas figuras, torsos o cabezas que ostentan un depurado oficio.

Tarea importante de la dirección del MAT, (Museo Arte Tigre) a cargo de María José Herrera, la de poner en valor la obra de grandes maestros que estaban muy alejados del marketing, la inmediatez  y su consecuencia, el olvido.

Estas dos muestras  se exhiben hasta Abril junto a las de Guillermo Mac Loughlin, Adriana Cimino Torres y Microrrelatos, una conjunción de arte visuales y literatura  de las que nos ocuparemos en nuestra próxima nota.

Publicado en Ambito Financiero