8 enero, 2018

Muestras en el MAT (II)

Por Laura Feinsilber

Continuando con las muestras actualmente en exhibición en el MAT (Museo Arte Tigre), “Microrrelatos” propone  adentrarse en algunas obras de su colección permanente para mirarlas, como señala, su directora y curadora María José Herrera, con sus propios ojos y también con los de la literatura.

Esta conjunción ofrece un plus al contemplador ya los relatos y /o las imágenes se retroalimentan.

Acerca de “Veleros Iluminados” (1950), Quinquela Martín escribió en 1968 que “La Boca es un invento mío. Incorporé los colores de mis cuadros a la realidad edilicia, a los remolcadores que eran todos negros… quisiera que lo que hice en Caminito se pudiera extender a todo el país….” Quinquela era consciente de lo que quería para el pueblo.

Horacio Zabala con una imagen y lenguaje  en las antípodas de Quinquela presenta “Hipótesis XXV”   (2010) y se refiere al área del arte como un dominio independiente y autónomo, sólo en cuanto a su propio lenguaje poético y un lenguaje poético es un sistema de significación para comunicar ideas.  Difieren la imagen y el lenguaje pero lo poético en Quinquela era cambiar lo oscuro por el color para dar así alegría a su barrio, Zabala busca integrar un lenguaje poético de investigación y una ideología política clara y concreta.

“Manplantas (1953) de Xul Solar está acompañada de un texto de Ana María Shua “Botánica del caos” (2000). “Que los árboles, arbustos y otras especies vegetales también son capaces de sentir miedo lo prueba el hecho de que existan las plantas fantasmas…. Los fantasmas vegetales sólo pueden ser percibidos por seres de un mismo reino…” Entra así la escritora en el terreno onírico, misterioso de un ser visionario, autor de utopías como “maestro de una escritura que nadie lee todavía…” así le gustaba presentarse al gran admirado por Borges.

Excelente montaje y una lectura diferente para una parte de la colección permanente de más de 200 obras del siglo XIX y XX .

Adriana Cimino Torres (Santa Fé) fue discípula de Ana Tarsia y estudió técnicas gráficas con Matilde Marín, Graciela Zar, Mabel Rubli, Ernesto Pesce.

Se especializó en técnicas fotográficas aplicadas al grabado y la serie Presentada “Blanco y Negro” está relacionada con la técnica que aprendió en Barcelona.

Grandes planos de un negro absoluto interrumpidos por cortes blancos estableciendo así el clásico contraste, un juego óptico de gran síntesis  y como se señala en el texto , están inspirados en el paisaje, trabajados con el ojo de la cámara fotográfica para pasar después a la piedra litográfica. Obra despojada que, para nosotros  y aunque se lo asocie con el paisaje, sigue  los cánones severos  acerca de la autonomía de la imagen pictórica y a la caducidad de la pintura representativa.

Por lo contrario Guillermo Mac Loughlin se sirve de la geometría para retratar el paisaje portuario boquense al que en sus comienzos lo pintó con realismo.

Desde hace varios años, esta imagen clásica, tradicionalista, se convirtió en una imagen abstracta que revela las estructuras de los puentes,  verdaderas composiciones geométricas, el entorno  de la edificación, en general, precaria del barrio.

¿Cómo ingresó Mac Loughlin en esta visión abstractizante? Quizás pensó que la tradición figurativa estaba superada. Su repertorio de figuras geométricas, que hace foco en las líneas rectas tomadas de distintos ángulos, el poder evocador de los colores empleados, un gran predominio de negros, dan una visión distinta  de aquello que pareciera tener una imagen fija,  única y distintiva.

Mac Loughlin es uno de los más importantes serigrafistas de Argentina y desde que creara su taller en 1978, ha realizado gran cantidad de obras encargadas tanto por artistas como por editores especializados. 

Publicado en Ambito Financiero