5 octubre, 2015

El “Grupo de Paris” en el Museo Sívori

Por Laura Feinsilber

La exposición “El Grupo de París” es un acontecimiento insoslayable para todos aquellos interesados en el desarrollo de nuestras artes visuales así como una invitación a muchos jóvenes que incursionan en la disciplina y que desconocen su historia.

Diversos factores se aunaron para la concreción de una investigación iniciada hace ya varios años, por su curadora, Malena Babino, para el Centro Virtual de Arte Argentino que dio lugar a una importante publicación en mayo de 2010 “Edición Papeles del CVAA”.

Se trata de la primera exposición de este colectivo que cuenta también con la coordinación general de Graciela Limardo, responsable del departamento de Museografía del Museo Eduardo Sívori.

La muestra comprende 61 obras entre óleos, tintas, acuarelas, dibujos, esculturas, provenientes de los acervos del Museo Sívori, Museo Nacional de Bellas Artes, Museo Provincial Emilio Pettoruti (La Plata), Fundación Forner- Bigatti, Academia Nacional de Bellas Artes, Fondo Nacional de las Artes, Heinrich-Vogeler Museum & Worpspede Archiv y colecciones privadas que generosamente prestaron importantes piezas.

Este “Grupo de París” estaba integrado por un conjunto de artistas vinculados por lazos de amistad y visiones compartidas acerca del arte moderno, el anhelo de una renovación en el lenguaje y en los modos de circulación y promoción de la actividad artística: Horacio Butler, Héctor Basaldúa, Aquiles Badi, Raquel Forner, Alfredo Bigatti, Pedro Domínguez Neira, Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo, Víctor Pisarro, Juan del Prete, Alberto Morera.

Malena Babino destaca que “fueron los jóvenes protagonistas de una aventura donde el espíritu de lo nuevo convivió con la tradición para articular la conciliación entre el pasado y el presente”.

Los viajes de aprendizaje, de perfeccionamiento, de verificación eran, en la década del 20, una experiencia ineludible y este grupo de argentinos pasaron por distintas ciudades europeas hasta nuclearse hacia 1923, 1926 y 1929 en París, en el barrio de Montparnasse.

En diversas vitrinas se encuentran cartas, fotografías que atestiguan sus convocatorias, reuniones, generalmente en los famosos bares “Le Dome”, “La Rotonde”, “La Coupole” por donde circulaban Picasso, Soutine, Zadkine, Fouyita, Chagall, Modigliani.

Esos años 20 constituyen el contexto de crisis política, económica, social y moral de la primera posguerra en el que este grupo intenta recuperar una tradición sobre valores clásicos. De allí que artistas como André Lhote, Charles Guérin, Othon Friesz, Antoine Bourdelle serán los referentes de estos argentinos que seguirán la célebre “vuelta al orden” , ensayo de Jean Cocteau de 1926 referido al retorno a una figuración clasicista.

Se establecieron importantes academias como la de André Lhote quien tendrá más influencia en la conformación de un pensamiento estético basado en la armonía, el orden y el equilibrio. “La obra de arte debía reflejar el orden universal, haciéndose presente la oposición entre la naturaleza formal de la pintura y su función representativa, uno de los ejes rectores en la búsqueda del arte moderno”.

Entre 1924 y 1932 realizan exposiciones individuales y colectivas que fortalecen su actividad y visibilidad en Europa, por ejemplo, Del Prete, el más rupturista, expone junto a Mondrian, Vantongerloo, Arp, Calder, referentes de la vanguardia abstracta.

Pero también pensaban que Buenos Aires debía conocer su actividad europea y fue así que Butler organiza en 1928 en la sala de Amigos del Arte la exposición que los consolida frente al público y la crítica. No era fácil insertarse en el ámbito conservador de los espacios oficiales y muchos de estos artistas rechazaban la idea de enviar a los salones nacionales.

Es famosa la carta fechada en 1931, en la que Butler acusa a Chiappori, director del Museo Nacional de Bellas Artes, por su incomprensión de las tendencias modernas, cerrándose al arte del momento.

Hay obras emblemáticas y también desconocidas. Conmovedor el “Descendimiento”( óleo, 1937) así como la lírica acuarela de la “Piazza San Marco” (1931) de Aquiles Badi. Se percibe ya la osadía de Del Prete en una acuarela y tinta de 1931. Refinada obra de Basaldúa “Señorita de Pisarro” (1932) así como el “Retrato” (1929) de Domínguez Neira , de gran rigor compositivo, para usar una expresión de la época. Berni, de todos los artistas del grupo, en su retorno al país, constituye un punto de inflexión con su compromiso social y político.

Es extraordinario el “Autorretrato” de Víctor Pisarro, (1925) que refleja su ascetismo así como las importantes obras de Spilimbergo, “San Sebastián Curone” y “Catedral de Chartres” , ambas de 1928.No deben soslayarse las esculturas de Bigatti y las refinadas acuarelas de Alberto Morera, todo un descubrimiento.

Pero hay un núcleo de la muestra referido a tres lugares: Worpswede (cerca de Bremen en Alemania) donde había una importante colonia de artistas paisajistas a la que Butler se incorporó.

Aquiles Badi descubrió Cagnes-sur- Mer a pocos kilómetros de Niza, que se jactaba, según el relato de Butler en su libro “La Pintura y mi tiempo”, de su ilustre pasado de pintores , entre ellos, Renoir, Soutine, Modigliani vivieron allí.

Pasaron tres veranos pintando al aire libre hasta que posteriormente descubrieron Sanary-sur Mer que quedó inmortalizada en “AdanBuenosayres” suerte de Arcadia en la que vivieron de manera despreocupada, baños de mar, buena comida, siestas bajo los pinos, bailes de disfraces. Una exquisita acuarela de Raquel Forner refleja este paisaje.

Será el último lugar donde realizan experiencias colectivas antes de regresar a la Argentina entre 1928 y 1936.

Esta exposición declarada “De Interés Cultural” contó con el apoyo del Programa de Mecenazgo Cultural de Buenos Aires Ciudad , la gestión de la Asociación Amigos del Museo Sívori , la colaboración de la Dirección General de Museos y el Ministerio de Cultura de la Ciudad.

Publicado en Ambito Financiero